(EFE).- El Gobierno de Venezuela abonó a los trabajadores públicos el cuarto pago de las utilidades, un beneficio de fin de año que se redujo como consecuencia de la devaluación de la moneda local -el bolívar- frente al dólar, que solo en lo que va de diciembre se ha depreciado en un 27 %.
El Ejecutivo pagó este beneficio de manera fraccionada en un intento por evitar que creciera la demanda de dólares y aumentase el precio de la divisa, lo que aceleraría la inflación en el país, donde la mayoría de los bienes y servicios están calculados con base en la moneda estadounidense.
Uno de los afectados es Yerrison Barrios, un maestro de primaria de 28 años de edad en una escuela pública en Caracas, quien recibió 518 bolívares en cada uno de los pagos, que comenzaron en octubre, cuando el monto equivalía a 63 dólares. Hoy, dos meses después, son 33 dólares, al cambio oficial, que cerró este jueves en 15,57 bolívares por dólar.
«Cada vez se devalúa más el bolívar. Aumenta el dólar, todo sube y nada baja, todo queda igual (…) y nosotros, como docentes, nos quedamos con el mismo salario», dijo a EFE Barrios.
El economista Jesús Palacios Chacín, miembro de la firma Ecoanalítica, explicó a EFE que la «intención del Gobierno fue mitigar, un poco, el impacto inflacionario que tiene el aumento del gasto» por estos bonos de fin de año, que se financian con «emisión monetaria del Banco Central» de (BCV).
Lo que buscaba el Ejecutivo, sostuvo, es que no hubiese un repunte «mucho más importante» del tipo de cambio y que eso se tradujera en una mayor inflación, que acumula una variación de 119,4 % en los primeros 10 meses del año, según el BCV.
Estrategia fallida: El dólar se dispara
Sin embargo, pese a esta estrategia, el precio del dólar en el mercado oficial subió, desde principios de octubre, de 8,20 bolívares a 15,57 bolívares, un alza del 89,8 %, lo que devaluó el bolívar un 47 %.
«Mientras aumenta el dólar, se devalúa el bolívar y, cuando nos pagan, ya no nos pagan igual», dijo a EFE Deyanira Ledezma, una educadora de 37 años, cuya bonificación también se redujo producto de la caída de la moneda venezolana.
«Lo que nos pagan no nos da para subsistir ni nos complementa la cesta básica (…) No es suficiente para sostenerse, no alcanza para comprar una buena alimentación», agregó.