Pedro Benítez (ALN).- Este domingo los venezolanos iniciaron una auténtica revolución ciudadana sin, a pesar de, y en contra del aparato militar, policial y burocrático que, financiado por los petrodólares, sostiene en el poder a Nicolás Maduro. Un acto ciudadano en contra del petroestado militar.
Venezuela es uno de los siete u ocho países del mundo donde la sociedad depende del Estado debido al control que éste ejerce sobre la renta petrolera, al revés de lo que normalmente ocurre, pues los Estados viven de la sociedad por los impuestos que recaudan. Es lo que en la literatura sobre el tema se ha denominado un petroestado.
Esta inversión de la ecuación de la relación Estado-sociedad es lo que en muy buena medida explica la enorme dificultad que la sociedad civil venezolana ha tenido para enfrentar al régimen chavista.
No importa que el país se empobrezca, el Estado venezolano tiene una fuente de ingresos independiente de su propia sociedad: el petróleo. Por el contrario, mientras sus habitantes sean más pobres, más posibilidades tiene un despotismo petrolero para que dependan de él.
Hugo Chávez y Nicolás Maduro no hubieran podido hacer en ningún otro país de Suramérica lo que han hecho en Venezuela porque han tenido petróleo.
Sin embargo, este domingo la sociedad civil venezolana desafió a ese petroestado. Ante el bloqueo institucional y la suspensión de los procesos de consulta electoral impuestos por las instituciones que controla el Ejecutivo venezolano, Tribunal Supremo (TSJ) y Consejo Nacional Electoral (CNE), que impidió el referéndum revocatorio sobre el mandato presidencial de Maduro el año, el actual Poder Legislativo, de mayoría opositora, decidió por cuenta convocar una consulta popular.
Hugo Chávez y Nicolás Maduro no hubieran podido hacer en ningún otro país de Suramérica lo que han hecho en Venezuela porque han tenido petróleo
No solo se realizó sin los recursos públicos y sin ningún apoyo logístico del Estado, además tuvo la abierta hostilidad oficial que llevó a la cárcel (sin acusación judicial de por medio) a Roberto Picón, un técnico asesor en asuntos electorales de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), principal organizador de la consulta.
Pese a las dificultades de todo tipo, el proceso fue organizado por los partidos políticos opositores, organizaciones civiles, y con los rectores de las principales universidades nacionales del país cumpliendo el papel de garantes del proceso. En resumen, fue un evento ciudadano al margen y pese al Estado.
El resultado anunciado con el 95% de las actas escrutadas fue de una participación 7.186.170 electores.
La votación opositora del 6 de diciembre de 2015 fue de 7.728.025 votos. Pero en aquella ocasión hubo una masiva campaña de medios, mientras que ahora la oposición solo contó con las redes sociales y los volantes impresos para evadir la censura impuesta por el régimen. Asimismo, en esa elección se dispuso de 45.000 mesas de votación, mientras que ahora solo fueron 14.000.
Por ejemplo, la parroquia Sucre (Catia) de la ciudad de Caracas, con la mayor cantidad de electores inscritos, cuenta en las elecciones de todo tipo con más de 120 centros de votación; en esta oportunidad solo dispuso de tres. Uno de los cuales fue atacado y disuelto a tiros por grupos de civiles armados afectos al oficialismo, en presencia de funcionarios de la Guardia Nacional (GNB), dejado una ciudadana fallecida y varios heridos de bala.
La desesperación de @nicolasmaduro y su cúpula corrupta que mandó sus grupos paramilitares a asesinar a nuestro Pueblo de Catia! #16Jul pic.twitter.com/Cy6LbD47Ps
— Henrique Capriles R. (@hcapriles) 16 de julio de 2017
La convocatoria a las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015 se hizo con casi seis meses de antelación (22/6/2015). En esta oportunidad la convocatoria a la consulta fue el pasado 3 de julio.
El papel de los militares
A todo lo anterior, hay que agregar un detalle simbólico y que sin duda va a dejar sentado un precedente en futuros procesos electorales en Venezuela: la participación de efectivos militares. Una tradición establecida en 1963, cuando en medio de la lucha guerrillera el gobierno de turno encargó a las fuerzas militares custodiar el proceso electoral, se creó el denominado Plan República.
La respuesta abrumadora fue rechazar la convocatoria a la Constituyente, pero también desconocer a Maduro como presidente
Ayer el proceso de consulta popular rompió con esa tradición y demostró que en Venezuela se pueden efectuar elecciones sin la presencia militar. Esto también es parte del ‘¿Qué viene ahora?’. Para la mayoría opositora en la Asamblea Nacional es un reto enorme, pues ha recibido un mandato muy claro por parte de sus electores.
La consulta de este domingo no fue una elección de varios candidatos de distintos partidos, que pese a ir en alianza, tienen diversas propuestas y posturas ideológicas que conllevan a una interpretación del resultado. En este caso se consultó a los electores sobre una línea política muy definida: la Constituyente, la renovación de los Poderes Públicos, la realización de elecciones libres y un mandato a la Fuerza Armada Nacional (FANB) para respaldar las decisiones de la Asamblea Nacional.
La respuesta abrumadora a todas estas preguntas fue rechazar la convocatoria a la Constituyente, pero también desconocer a Maduro como presidente. Ayer la sociedad civil venezolana demostró que no se doblega ante el despotismo petrolero-militar. Ahora le falta doblegar éste.