Daniel Gómez (ALN).- El chileno Fernando Mires, profesor emérito de Política Internacional en la Universidad de Oldenburg, sostiene en entrevista con el diario ALnavío que en su país “hay una desconexión total” entre los partidos y la ciudadanía. Que en ningún país de América Latina ha visto algo igual. “En todos los países latinoamericanos creo que hay una representación política más o menos adecuada. Incluso en Venezuela. Pero no en Chile”.
El gobierno de Sebastián Piñera quería terminar 2019 mostrando al mundo el desarrollo de Chile. Y lo haría celebrando dos foros de índole mundial como son la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico. Pero debido a la situación en el país, que acumula tres semanas de protestas, las tuvo que suspender. No es el final de año que quería Piñera. Y no lo es porque ha estallado lo que el chileno Fernando Mires, profesor emérito de Política Internacional en la Universidad de Oldenburg, Alemania, es la más grave crisis de representación política de América Latina. El académico analiza la situación del país en entrevista con el diario ALnavío:
– Usted está muy preocupado por la situación política de Chile. ¿Tan grave es en comparación con lo que ocurre en otros países de América Latina?
– La situación más catastrófica la veo en Chile. En todos los países latinoamericanos creo que hay una representación política más o menos adecuada. Incluso en Venezuela. Que los políticos venezolanos hagan una buena o mala representación política, eso es otra cosa. Pero al menos la hay. En Chile no. Lo que pasa en el país es una abierta crisis de representación. Es una desconexión total. Los partidos son conducidos por el movimiento. Eso en Chile no se había visto jamás.
– ¿A qué se debe esta desconexión entre los partidos y la gente?
– Tienen un relato ideológico que responde al pasado. No a la era actual. A la era de la sociedad digital. Mantienen un discurso equivalente a la sociedad industrial. Sin conexión ninguna con lo que pide la gente. Por otra parte, los partidos están profundamente divididos. No hay un vínculo que diga: esta es la izquierda chilena. En la izquierda chilena ni siquiera hay un líder. El antiguo candidato presidencial, Alejandro Guillier, fue cualquier cosa menos líder.
– ¿Son entonces las protestas culpa de la representación política?
– Los partidos políticos son parte del problema de Chile. Los de izquierda y también los de derecha. Hay un descuido radical de la cuestión social en Chile. La derecha cree por suerte de una doctrina liberal, no neoliberalismo, digo liberal, que por sí solo el crecimiento económico genera igualdad de expectativas. Y yo creo que eso no es cierto. El Estado tiene que subsidiar algunos sectores, algunos muy desamparados, que necesitan de una ayuda estatal. Al igual que hay discapacitados físicos, hay una gran cantidad de discapacitados sociales.
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– Vemos que Sebastián Piñera ha hecho de todo para frenar las protestas, imponiendo un paquete social, renovando ministros, pero la gente sigue marchando.
– El problema es que en el movimiento de protesta no hay una conducción organizada. Es una multitud de proposiciones distintas, contrapuestas entre sí, que no puede atender ningún gobierno. Es una serie de movimientos y micromovimientos alternativos que, tengo la impresión, no saben lo que quieren.
– ¿Y acaso las protestas se pueden ordenar?
– Ojalá la izquierda, a la que no le tengo ninguna simpatía, se apoderara del movimiento, para ver si le pone algún orden. Pero no. Por suerte, lo positivo, es que se han plegado formaciones sindicalistas que, espero, otorguen al caótico movimiento en Chile una espina dorsal que permita agarrarlo por algún lado. Que elijan un comité delegativo que pueda servir para establecer algún diálogo con el gobierno. Aunque creo que el movimiento terminará extinguiéndose por sus propias contradicciones.
– Pero antes de que se extinga este movimiento, ¿no corren riesgo la presidencia y el gobierno de Piñera?
– Una cosa son las demostraciones callejeras, y otra las elecciones. Piñera fue elegido por una amplia mayoría, y eso es lo que cuenta en un país democrático. A menos que el movimiento se organice y quiera el quiebre del gobierno. Pero no creo que esto ocurra. No tiene ni medios ni respaldo político para ello.
– Usted dijo en Twitter: “Chile debe ser uno de los pocos países del mundo en donde el presidente de derecha debe realizar un programa de izquierda debido a que la presidenta de izquierda realizó un programa de derecha”. ¿De verdad?
– No lo dije tan en serio. Pero corresponde en gran parte a la verdad. Hay una gran cantidad de reivindicaciones que debieron de resolverse por el gobierno de la concertación. Ahora quieren convertir el gobierno de Piñera en un gobierno social. Piñera vino para aumentar el crecimiento económico del país y en cierto modo lo ha logrado. Para repartir la riqueza están los gobiernos de izquierda. Y si ellos no asumieron su función, deben asumir su responsabilidad. Ahora bien, creo que las medidas sociales se pueden conversar con Piñera.