Daniel Gómez (ALN).- “Sólo los muertos han visto el final de la guerra”. La frase es de Platón, y la invoca un diputado venezolano en conversación con ALnavío. Este recuerda que, en la Asamblea Nacional, la intervención militar de una potencia extranjera nunca fue una opción. Por eso que EEUU haya descartado las armas para Venezuela no les preocupa. No rompe la unidad. Al contrario. La refuerza.
“Nuestro objetivo interno es acumular la suficiente fuerza para sacar a Nicolás Maduro del poder sin llegar a los extremos de la violencia. Bien sea por una guerra civil, bien sea por una intervención bélica”.
Se lo dice a ALnavío un diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela. Es su opinión, y la de la mayoría de los parlamentarios. “Somos 112 diputados, y no llegan a seis o siete los que defienden aplicar una intervención militar. Lo que le he dicho es la posición oficial”.
Este diputado insiste en que “hay unidad y que esta está garantizada”. A las voces más radicales que piden una intervención militar, como es el caso del alcalde de Caracas en el exilio, Antonio Ledezma, ahora en Madrid, y como es el caso de Diego Arria, exministro y expresidente del Consejo de Seguridad de la ONU, ahora viviendo en Washington, les pide paciencia.
“Nosotros tenemos la fuerza interna para resolver este problema sin intervención militar. Creemos que, si activamos a millones de venezolanos en una lucha activa, en una rebeldía permanente, pacífica, y que cada día genere más presión, tenemos más capacidad de lograr un cambio”, dice el diputado.
Esta reivindicación es pertinente en el momento actual. Este jueves Elliott Abrams, enviado especial para la crisis venezolana de la Casa Blanca, dijo que para Estados Unidos la intervención militar en Venezuela no es una opción. Ni para ellos ni para el resto de la comunidad internacional.
“La situación está empeorando cada día, pero no creo que en Europa, América Latina, Canadá, o Estados Unidos estemos pensando en este momento de una reacción militar”, dijo este jueves.
Cada vez que el presidente de EEUU, Donald Trump, decía “todas las opciones están sobre la mesa” -y ya lleva más de un año repitiéndolo- en el imaginario colectivo se instalaba la posibilidad de que Washington mandara tropas contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Por qué se hablaba de opción militar
En este diario, antes de las declaraciones de Abrams, todos los analistas consultados al respecto coincidieron en que no era opción para nadie, ni tampoco buena idea. Sí que era, en cambio, un mecanismo de política efectivo por dos motivos.
Primero, por forzar un quiebre en el alto mando de la Fuerza Armada que sostiene a Maduro generando incertidumbre y miedo. Y segundo, una amenaza de Trump para movilizar el voto latino en Florida. Estado donde residen muchos opositores venezolanos y cubanos, comprometidos con la democracia y la libertad en América Latina.
¿Para quiénes sí era una opción? Para los políticos citados anteriormente, como Ledezma y Arria. “Los escenarios de tiempo del señor Elliott Abrams para que se aplique en Venezuela el art. 187.11 de la Constitución -artículo que autoriza una intervención extranjera- difieren de nuestro criterio, pero estamos plenamente coincidentes en que esa es la vía para poner fin a la usurpación”, reaccionó el alcalde de Caracas desde el exilio.
Los escenarios de tiempo del Sr. Elliott Abrams para que se aplique en Venezuela el art. 187#11C y el R2P difieren de nuestro criterio,
pero estamos plenamente coincidentes en que esa es la via para poner fin a la usurpación.
Depende de nuestra lucha para imponer nuestro tiempo. pic.twitter.com/kD4oEPFxNC— Antonio Ledezma (@alcaldeledezma) 5 de abril de 2019
“No podemos olvidar que Abrams, a pesar de estar encargado de Venezuela, no es el presidente de los EEUU. Y Abrams no es la primera vez que se equivoca”, dijo desde Nueva York el veterano diplomático al diario PanamaPost.
Anna Ayuso, investigadora senior para América Latina del Centro de Información y Documentación Internacional de Barcelona, comenta en ALnavío que este tipo de reacciones puede desembocar en “lo de siempre: que la oposición venezolana acabe fraccionándose”.
El diputado insiste en que hay unidad en Venezuela. Unidad en torno a lograr una salida pacífica. Y esperanza en que, con la Operación Libertad, que comienza este sábado 6 de abril, muestren fuerza y poder en las calles para desestabilizar al régimen.
Declaraciones así, comenta el diputado, no preocupan, pero también aclara: “no ayudan”. Además, insiste en que “es más fácil hablar desde la diáspora” que desde la propia Venezuela.
Quien sí habla claro sobre la intervención militar, y desde el país, es la líder del movimiento político Vente Venezuela, María Corina Machado. “La declaración de Elliott Abrams demuestra que los tiempos de nuestros aliados pueden diferir de los nuestros. El tiempo de los venezolanos es el del hambre, el éxodo y la muerte. Hoy, con más razón, debemos presionar para que el auxilio internacional a Venezuela se acelere. Por eso, el 187.11”.
Como dice Machado, hay hambre, hay éxodo, hay muerte… Al régimen de Maduro también se le relaciona con el narcotráfico. Ha cometido crímenes lesa humanidad como el del piloto Óscar Pérez. Ha entregado las fronteras a grupos paramilitares de países extranjeros. Ha armado ciudadanos y presos: los colectivos, responsables muchos de ellos de la matanza del pueblo Pemón.
Sobran los motivos, y eso también lo sabe el diputado entrevistado. “Sabemos de sobra que quien parece interesado en una intervención militar, provocando y amenazando, es Maduro y sus aliados”.
Dicho esto, el diputado también parafrasea a Platón. “Sólo los muertos han visto el final de la guerra”. Y agrega: “Una guerra sabemos cómo empieza, pero no cómo acaba”. Y esta consideración del diputado, es también la de la comunidad internacional.
La comunidad internacional
Juan Guaidó, al igual que Trump, siempre dijo que “todas las opciones están sobre la mesa”. Esa frase se repitió mucho a mediados de marzo por parte del mandatario venezolano, del presidente de EEUU, y de asesores que ahora reculan como Abrams.
Pese a la repetición, la frase no fue replicada nunca por sus aliados. Ni siquiera por Jair Bolsonaro, presidente de Brasil. Este visitó Washington hace dos semanas y en una rueda de prensa junto a Trump, este dijo “creo que puedo hablar por ambos países: todas las opciones están sobre la mesa”. De palabras de Bolsonaro jamás se dijo tal cosa. Sí lo contrario, y en repetidas ocasiones.
En Colombia -quizá el socio de Guaidó más involucrado con la causa venezolana por lo que está afectando el éxodo en sus fronteras- tampoco se planteó la intervención militar como una opción.
El presidente colombiano, Iván Duque, dijo a ALnavío en julio de 2018 que él no sería “patrocinador de intervenciones militares”, y está cumpliendo con su palabra. Su apuesta es por presionar desde la diplomacia.
El expresidente colombiano Juan Manuel Santos, Premio Nobel de la Paz, recordó la semana pasada en la Cadena Ser una conversación personal que tuvo con Trump. En esta le dijo que “la intervención militar es el peor de todos los caminos y el más contraproducente”. Para Venezuela y para Latinoamérica porque “abriría cicatrices que durarán generaciones en sanarse”.
Otro expresidente colombiano, Álvaro Uribe, este más radical que Santos en lo que a cuestiones diplomáticas se refiere, descartó la intervención militar la semana pasada en Twitter.
“La solución diplomática necesita una decisión de la Fuerza Armada de Venezuela, no una intervención militar extranjera. Hora de reflexión y de decisiones, soldados y guardias de Venezuela”, tuiteó Uribe.
En línea con Bolsonaro y Duque, también están todos los presidentes de la región, todos los países del Grupo de Lima, y también Europa. En la Unión Europea, el mandato siempre ha sido claro, encontrar una salida democrática, por medio de las urnas, del régimen, aunque siempre apoyando a Guaidó, único interlocutor en Caracas para Bruselas.
En la UE hay consenso en que la solución no viene por el lado de las armas. Hasta los grupos más radicales de la Eurocámara, populares y liberales, descartan una solución militar. La unidad, tanto del equipo de Guaidó en Venezuela, como de la comunidad internacional, es total.