Antonio José Chinchetru (ALN).- Andrés Manuel López Obrador obtuvo una contundente victoria electoral gracias a las altas expectativas de cambio que ha logrado infundir. Pero si algo no genera el presidente electo de México son certidumbres. Aunque ha moderado el discurso, entre sus seguidores hay sectores muy radicales que le exigirán rupturismo. La duda es si podrá convencerles de que la vía adecuada es la de la reforma o, por el contrario, se dejará llevar por ellos.
La victoria de Andrés Manuel López Obrador en México ha sido abrumadora, incluso superior a la que predecían los sondeos. El primer discurso que ofreció tras los comicios se caracterizó por la moderación. Como en campaña, se mostró como un reformista más que como alguien que quiere romper el sistema institucional. Esto puede generar frustración entre los sectores más radicales que le han apoyado, y la duda es si López Obrador se mantendrá firme o hará caso a quienes le exigen una vía rupturista.
En palabras de Rogelio Núñez, profesor del Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos, López Obrador ha puesto en marcha una “revolución de las expectativas”. Esta última le ha servido para ganar las elecciones de forma contundente, “pero tiene mucho peligro de cara al futuro”, dice el académico en declaraciones al diario ALnavío.
Núñez recupera la frase del expresidente mexicano Porfirio Díaz que afirma “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos” y la transforma en “México, tan cerca de López Obrador y tan lejos de la certidumbre”.
El analista tiene claro que López Obrador “ha cambiado de forma clara de cara al electorado, para atraer a los votantes de centro, pero no sabemos si ha cambiado internamente”. Sostiene que es imposible conocer si López Obrador realmente ha dejado de ser un político autoritario. Si no es así, “cualquier día se pueden romper las costuras y volver a salir a la luz quien era”.
Núñez destaca que el presidente electo de México se ha rodeado de personas moderadas, que quieren cambios pero no proponen la ruptura. “La duda es si va a poder mantener los difíciles equilibrios dentro de su propio movimiento”, sostiene. “Hay un sector reformista, pero hay otro claramente rupturista. Es un equilibrio muy difícil de llevar, para el que hay que ejercer un liderazgo muy fuerte y ser capaz de canalizar las frustraciones. Las va a haber, sobre todo en aquellos que piden cambios muy rápidos”, añade.
López Obrador: “Los cambios serán profundos, pero se darán con apego al orden legal establecido”
En su discurso, López Obrador mandó mensajes de respeto al sistema institucional mexicano. Dijo que “los cambios serán profundos, pero se darán con apego al orden legal establecido”. En este sentido, señaló: “Habrá libertad empresarial; libertad de expresión, de asociación y de creencias; se garantizarán todas las libertades individuales y sociales, así como los derechos ciudadanos y políticos consagrados en nuestra Constitución”.
Dejó atrás cualquier veleidad de corte chavista. “En materia económica, se respetará la autonomía del Banco de México; el nuevo gobierno mantendrá disciplina financiera y fiscal; se reconocerán los compromisos contraídos con empresas y bancos nacionales y extranjeros”, sostuvo.
Es el tipo de mensajes que gustan al electorado centrista, pero pueden no resultar del agrado de los más radicales. Por ello, Núñez advierte: “Cuando intente llevar a cabo reformas sin romper con la institucionalidad se va a dar cuenta que eso tiene una serie de límites, que va a decepcionar a una gran parte de sus votantes”.
López Obrador es un hombre dado a vaivenes
Para el académico español, “lo que más preocupa de López Obrador son sus vaivenes. Es un hombre muy dado a dar profundos vaivenes, en sus posturas y en sus iniciativas”. Apunta que “cuando se empiece a ver presionado por la calle, por los grupos sociales organizados, creo que no va a ser un líder capaz de hacer pedagogía política sino que se va a subir a la ola de sus seguidores”.
El intento de hacer reformas sin rupturas incluirá la reforma energética, que en el pasado prometió que derogaría. Sin embargo, su primer discurso postelectoral fue en sentido contrario. Además de la intención de respetar los compromisos adquiridos con empresas mexicanas y extranjeras en general, hablando de esta cuestión afirmó: “No actuaremos de manera arbitraria ni habrá confiscación o expropiación de bienes”.
Sí anunció la revisión de los contratos suscritos en el sector energético, pero “para prevenir actos de corrupción o ilegalidad. Si encontráramos anomalías que afecten el interés nacional, se acudirá al Congreso de la Unión, a tribunales nacionales e internacionales; es decir, siempre nos conduciremos por la vía legal”.
Rogelio Núñez: “Prometer la dicha y la felicidad de todos los mexicanos es asegurarte la decepción en breve”
Núñez cree que esa postura de no revertir de forma absoluta la reforma energética “va a decepcionar a una gran parte de su electorado”. En la conversación con ALnavío, el docente recordó que López Obrador cerró su discurso diciendo que su objetivo es ayudar a “conseguir la dicha y la felicidad de todos los mexicanos”. En su opinión, “eso es precioso, pero prometer eso es asegurarte la decepción en breve. Porque es muy complicado de hacer”.
La frustración de los votantes de López Obrador no se dará tan sólo en aquellos que apuestan por el rupturismo. Él mismo puso el nivel de exigencia en un punto muy alto. En su discurso afirmó: “Una mayoría importante de ciudadanos ha decidido iniciar la cuarta transformación de la vida pública de México”. Núñez dijo a este periódico que eso es comparar al futuro gobierno con el de la independencia, el de Benito Juárez y el de la Revolución Mexicana. Esto va a causar que “desde el primer día vaya a ser juzgado con esos parámetros”.