Redacción (ALN). El Dr. Kenneth Ramírez, presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (COVRI), cree que la retirada de Estados Unidos de Afganistán «pudo ser mejor» hecha, lo que habría dejado a este país asiático en calma y evitado el regreso del régimen talibán al poder.
El internacionalista analizó para Alnavío el conflicto desatado en los últimos días y que deja mal parada la gestión de EEUU, algo que consideró pudo obedecer a «una mala lectura de los servicios de inteligencia» de la potencia norteamericana.
La entrevista con Al Navío:
¿Cómo ve el conflicto desatado en Afganistán estos últimos días?
Estamos viendo la última fase de la larga guerra de casi 20 años que han llevado Estados Unidos y sus aliados en Afganistán. Una larga guerra que empezó como una respuesta, argumentando legítima defensa tras la caída de las Torres Gemelas, un acto terrorista perpetrado por Al Qaeda, protegido por el entonces líder del régimen de los talibanes en Afganistán, que era Mulá Omar.
Cuando la administración de George W. Bush solicitó que cortaran vinculaciones y entregaran a Osama Bin Landen y a todo el liderazgo de Al Qaeda el liderazgo de los talibanes se negó y emprendió a partir del 7 de octubre de 2001 esta invasión, vista a nivel internacional como legítima que respondía a la defensa a lo que fue el derrumbamiento de las Torres Gemelas. En 2014, Obama decidió retirar el personal militar de labores de combate directo y pasaron prácticamente las tropas que quedaban de EEUU a unas funciones específicas de asesoría y entrenamiento. Lo que estamos viendo ahora es ya una anunciada retirada, la que Obama intentó hacer, que Donald Trump también (lo intentó), de hecho, él firmó un acuerdo en Doha en febrero de 2020 para tratar de hacer esta retirada lo más ordenada posible y esto es lo que estamos viendo, la ejecución ya con Biden, a quien le toca manejar la retirada final de estos estos casi 20 años de esta guerra.
¿La retirada de EEUU pudo ser mejor?
La retirada pudo ser mejor, vimos unas fotos que invitan a pensar que la retirada fue hecha en forma no del todo ordenada, que generó caos ese repliegue final, y que este caos obedece sobre todo a una mala lectura de los servicios de inteligencia de los EEUU, quienes creían que el Gobierno afgano que ellos, con muchos recursos habían tratado de darle fuerza a lo largo de estos años, podía aguantar al menos 6 meses en el peor escenario o 1 año y medio en el mejor escenario, el embate de los talibanes. Los talibanes sabían, desde esas negociaciones en Doha con la administración Trump, que EEUU iba a abandonar Afganistán, también lo sabían porque lo había dicho Joe Biden como candidato demócrata y también lo había repetido como presidente en abril y seguramente se prepararon para esta ofensiva. No descarto que hayan recibido apoyo como siempre ocurrió en el pasado de Pakistán, que ha mantenido una política mantener esa profundidad estratégica en Afganistán apoyando a los talibanes. En consecuencia, lo que estamos viendo es esta última fase de esa larga guerra donde EEUU, según se mire, pues no logró todos sus objetivos.
¿Cuáles eran esos objetivos?
Los objetivos de la administración Bush era una vez que se negó Mulá Omar a entregar a los de Al Qaeda, destruir el liderazgo político de los talibanes y Al Qaeda. Consiguió efectivamente temporalmente desalojar del poder a los talibanes que se replegaron a la zona sur, vecina con Pakistán, pero una vez que la administración Bush se implicó en 2003 en la guerra de Irak y tuvo que desviar recursos hacia ese país, los talibanes fueron regresando paulatinamente y este regreso evidentemente fue incrementándose con el paso del tiempo. El Gobierno instalado en Afganistán, sumido a la ineficiencia y la corrupción, no respondió a las expectativas de EEUU.
Este regreso de los talibanes supone, desde el ángulo de los objetivos iniciales que se planteó la administración Bush, una suerte de derrota parcial.
¿A quién beneficia el regreso de los talibanes?
El regreso de los talibanes beneficia a Pakistán, es parte de su política estratégica mantener esta presencia indirecta en Afganistán. Beneficia a China, porque ha querido mantener y preparar (el terreno), anticipándose a esta toma del poder y restableciendo vínculos con los talibanes (…). China desea construir la nueva ruta de la seda, esto le conviene, es una de las pocas embajadas que no se retiró. A Rusia también le beneficia este repliegue de EEUU, sobre todo estas últimas imágenes de caos, porque Rusia tiene una relación que no es del todo positiva con la administración Biden. De hecho, esa cumbre en Ginebra no arrojó una relación hacia un nuevo camino, sino que apenas logró estabilizarla en términos pragmáticos. Por supuesto que también beneficia a Irán, que ve como sale EEUU de un país vecino, siempre preocupado por esa presencia en sus dos fronteras (Oriental y Occidental).
El mundo está muy preocupado con lo que está ocurriendo, sobre todo por las represalias que puedan tomar los talibanes en el país. Se está tratando en la ONU de sacar una resolución para presionar diplomáticamente a los talibanes a que esa transición de poder no tenga mayor impacto social, como todos el mundo teme, sobre todo a nivel de las mujeres y niñas.
¿Qué acciones estima podríamos estar viendo en las próximas semanas?
Los talibanes van a tratar de consolidar su administración, tratarán de llegar a unos acuerdos con las embajadas que se han quedado -Pakistán, Rusia, China, Irán – para no verse tan aislados, tratarán de recuperar su voz en la ONU, pero también hay que seguir dos posibles escenarios a largo plazo: uno donde se terminen consolidando, pero también donde Afganistán se vuelve a hundir en una guerra civil, producto de los señores de la guerra que siempre buscaron en los años 90, en ese primer régimen de los talibanes, evitar su consolidación completa en el país. Los uzbekos y tayikos, que están en el norte, siempre buscaron ser sus propios jefes tribales y mantener su independencia de Kabul, les hicieron la guerra a los talibanes. Temo esto además porque el presidente afgano huyó, pero el vicepresidente se retiró hacia el norte junto con lo que queda de las fuerzas de seguridad y estaría apostando a seguir siendo un factor dentro del tablero. Lamentablemente, las conversaciones de Doha del año pasado no se desarrollaron, no se desarrollaron a nivel de las fuerzas políticas afganas y ha dado como resultado la ofensiva de los talibanes que han logrado hacerse del poder sin ningún tipo de acuerdo que permita organizar ciertos equilibrios y representaciones.
¿Cree que los talibanes respeten esos acuerdos de paz?
Los acuerdos de paz fueron entre la administración Trump y los talibanes. Hablaban de cese al fuego, por lo menos entre EEUU y ese Emirato Islámico de Afganistán como se hicieron llamar, el intercambio de prisioneros que hubo, pero luego está por verse hasta qué punto los talibanes van a respetar eso de que sus territorios no sean nuevamente utilizados por fuerzas terroristas. El cuarto punto no lo veo materializable, que era que se iniciaran estas conversaciones interafganas para buscar una suerte de Afganistán que significara un futuro compartido de diferentes etnias y diferentes fuerzas políticas, después de esta ofensiva y toma de Kabul lo veo más difícil. El punto clave para EEUU será monitorear y tratar de observar si Afganistán realmente respeta este tercer punto de los acuerdos de Doha. Tengo expectativas moderadas al respecto, justamente ha necesitado Afganistán de la alianza de grupos fanatizados para la toma del poder, que ven en EEUU y Europa, el liberalismo, la democracia y la manera de vida occidente un enemigo.
¿Lo hizo bien EEUU?
Aunque la Administración Biden ha señalado que se retira porque los objetivos ya fueron cumplidos, que cualquier alternativa es peor y que al final los ciudadanos de EEUU ya no quieren esa guerra y Biden no la quería legar a un quinto presidente, lo cierto es que pudo haber hecho un mayor esfuerzo en organizar en el terreno, una retirada mucho más decorosa que evitara estas imágenes que afectan la credibilidad de EEUU a nivel internacional. Ha habido un fallo importante y, además, creo que ese tercer punto de los acuerdos de Doha merecía que EEUU se implicara más en unas negociaciones entre las facciones afganas, que trataran de llevar a un acuerdo de reparto de poder que le brindara una suerte de mayor piso.
Por: Lic Jornelly Aldana