(EFE).- La campaña electoral de las elecciones regionales del País Vasco (norte de España) se cierra este viernes para unos comicios del domingo de importancia para todo el país, con la incertidumbre de si revalidará su triunfo el Partido Nacionalista Vasco (PNV) o es sobrepasado por los independentistas de EH Bildu y con el terrorismo de la extinguida ETA de nuevo en el debate.
En los últimos 40 años nunca había habido tal incertidumbre sobre qué partido puede ganar las elecciones en el País Vasco y, a la vez, nunca había habido tal volumen de indecisos.
La campaña, en la que el asunto de la independencia estuvo ausente en su mayor parte, estuvo marcada al final por el debate sobre la banda terrorista ETA, que dejó de existir hace más de 12 años, después de que el candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, eludiera calificarla de «terrorista», lo que hizo que la memoria sobre este grupo volviera al debate electoral.
Finalmente, ayer, Otxandiano pidió perdón a las víctimas de ETA a las que pudiera haber causado dolor por sus declaraciones, aunque siguió sin condenar a la banda terrorista, autora de más de 850 asesinatos en España y que causó una profunda división en el País Vasco.
EH Bildu es la principal piedra en el zapato del Partido Nacionalista Vasco (PNV), actual gobernante autonómico, que puede perder la hegemonía que mantiene en esa región española desde que recuperaron su autonomía en 1980.
Casi 1,8 millones de electores decidirán los 75 diputados que componen el Parlamento vasco, 25 por cada una de sus tres provincias, que equivalen a las circunscripciones, y de los resultados dependerá la composición del gobierno.
El partido socialista, que según los sondeos sería el tercer grupo de la cámara, se presenta como la llave de la gobernabilidad. De hecho, gobierna en coalición con el PNV desde 2016 y ya habían sido socios también en otras ocasiones.
Y el candidato socialista, Eneko Andueza, ha insistido en toda la campaña en que no apoyará a EH Bildu.
Estreno de candidatos
Tras dos semanas de campaña y mañana sábado como día de reflexión, una jornada en la que los partidos no pueden pedir el voto, este domingo los vascos elegirán al parlamento del que saldrá el nuevo presidente regional (lehendakari) y la única certeza es que será una cara nueva, ya que los partidos, especialmente los dos principales en liza, estrenan candidatos.
Tanto el candidato del PNV, Imanol Pradales, como el de EH Bildu son nuevos e igual le ocurre a Andueza y al cabeza de lista del conservador Partido Popular (PP), Javier de Andrés.
De hecho, casi eran desconocidos para los electores al principio de la campaña, lo que incluso provocó alguna anécdota con confusiones en sus nombres.
Además de estos cuatro partidos, también se presentan dos formaciones de izquierda: Sumar y Podemos, y el ultraderechista Vox, pero con expectativas mucho menores.
Una de las cuestiones que preocupa en estos comicios es la cantidad de indecisos, dado lo ajustado que pueden ser los resultados.
Al comienzo de la campaña había entre un 20 % y un 30 % de personas que no habían decidido su voto, según los sondeos, y a ellas han ido dirigidos los mensajes de los últimos días de campaña, ya que pueden inclinar la balanza hacia un partido u otro.
Y respecto a la participación, las encuestas apuntan a una abstención que podría ser en torno al 40 % (desde 2005 siempre ha sido ligeramente superior al 35 %).
Implicaciones en la política nacional
Los resultados electorales del País Vasco pueden repercutir en la política nacional, dada la minoría con la que gobierna el ejecutivo de coalición presidido por el socialista Pedro Sánchez, que necesita del apoyo parlamentario del PNV y de EH Bildu.
El PNV ha sido el socio tradicional del partido socialista, tanto en el País Vasco como en Madrid, pero en las dos últimas legislaturas nacionales también ha sido clave el apoyo de EH Bildu en el Congreso a las iniciativas del Gobierno español.
El País Vasco es una de las regiones más prósperas de España, con la segunda renta per cápita del país tras la Comunidad Madrid y el nivel de desempleo más bajo de España (6,33 %) gracias a la fortaleza de su industria.