Reinaldo Iturbe (ALN).- El jefe del Parlamento dice que no se va de Caracas pese a las amenazas, aunque reconoce que en el futuro próximo vendrá una “reingeniería” de su administración.
Tal como estaba previsto, el chavismo “renovó” los escaños del Parlamento que controla la oposición hasta el 5 de enero de 2021 en una discutida elección en la que la abstención alcanzó la cifra de 69%, seis puntos menos de la histórica en 2005, cuando las fuerzas democráticas decidieron retirar en bloque todas las candidaturas, presionadas por medios de comunicación, empresarios y analistas bajo la amenaza directa de veto.
Y mientras el gobierno finiquita los detalles y “ajusta” números de un certamen electoral en el que apenas pudo movilizar a 4,3 millones de votantes según los números del Consejo Nacional Electoral, en la oposición arrancan la Consulta Popular en una fase digital que presentó algunos problemas por un “pico” de accesos a la plataforma. El próximo 12 de diciembre Juan Guaidó ha convocado a la calle para culminar la Consulta con fase presencial.
En un encuentro con los medios el pasado sábado, el líder opositor pronunció un par de palabras clave: exilio y reingeniería. Guaidó reconoció que su gobierno ha sido “semi-exilio” por la persecución a los dirigentes opositores, pero ratificó que pese a los riesgos, luego del 5 de enero seguirá en Caracas. Algunos legisladores de la coalición avizoran un futuro a corto plazo difícil, pues la tesis de la “continuidad administrativa” los hace todavía más vulnerables frente a un régimen que posiblemente no dude en acusarlos de usurpación de funciones luego de instalada la nueva Cámara, en la que desde luego, el chavismo es abrumadora mayoría.
Al tiempo que agradecía la labor de Vanessa Neumann como representante de su administración en Reino Unido -la activista renunció y alegó al Financial Times una serie de desencuentros con Guaidó- el jefe del Parlamento habló de “reingeniería” en su equipo de trabajo.
“Yo quiero reconocer la labor de Vanessa Neumann. La reingeniería de la estructura del gobierno interino pasa por el objetivo. Va por un diagnóstico profundo no sólo de estos dos años, sino de los últimos cinco años”, fueron las palabras de Guaidó, según cita de medios locales venezolanos.
Con esa frase Guaidó confirmaba lo que ya había adelantado el diputado Freddy Guevara (Voluntad Popular) a la agencia Reuters: entre las posibilidades a corto plazo, la oposición estudia “reducir” el gabinete de Guaidó, que ha atravesado una severa crisis de al menos 10 renuncias en los últimos meses, casi todas con el mismo modus operandi.
La reingeniería es un hecho por una razón elemental: el ajedrez cambiará luego del 5 de enero, y en el seno opositor las discordias en torno a la gestión de Guaidó se hacen cada vez más palpables, particularmente luego de la petición de Primero Justicia (centroderecha) de “rotar” la vocería de la oposición, una tesis a la que Voluntad Popular se opone rotundamente. Pero el conflicto sigue y urge una reforma. De allí el discurso de Guaidó. Del diagnóstico. Y de un intento por rectificar y reorientar estrategias.