Pedro Benítez (ALN).- La izquierda latinoamericana que tanto ha abominado de los tratados de libre comercio con EEUU encuentra un inesperado aliado en Donald Trump. En el caso de Colombia, su acuerdo con Washington ha sido un camino difícil que justo cuando empieza a dar frutos se puede acabar. En noviembre de 2005 en la IV Cumbre de las Américas realizada en Mar del Plata, los presidentes Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva organizaron un frente común para detener la propuesta de George W. Bush de crear una zona de libre comercio para todo el continente americano, que no incluiría a Cuba. Aquella cumbre fue un momento clave en la historia reciente del hemisferio. Los mandatarios suramericanos que derrotaron la propuesta de la administración norteamericana lo celebraron entonces como un gran triunfo antiimperialista.
Participaron con entusiasmo en una cumbre paralela, Chávez declaró el ALCA como muerto y propuso su Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) como alternativa.
Combatir todo lo que oliera a ese tipo de acuerdos comerciales se convirtió en una de las banderas políticas del denominado grupo de presidentes “progresistas” latinoamericanos. Lo que ocurrió a continuación fue que el subcontinente se dividió entre aquellos que por su cuenta firmaron acuerdos de libre comercio con Estados Unidos u otros países del mundo y los que no lo hicieron.
A los países latinoamericanos que tienen tratados de libre comercio les ha ido mejor que a los que no los tienen
La dinámica no se desarrolló sin disputas. Por ejemplo, Chávez sacó a Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), bloque de integración comercial que se venía construyendo desde los años 70 del siglo pasado, a causa de los tratados de libre comercio que Perú y Colombia firmaron con la República del norte. Así fue como se inició el accidentado y hasta ahora fallido proceso de ingreso de Venezuela al Mercosur.
Han pasado los años y una evaluación de los resultados nos indica que a los países latinoamericanos que tienen tratados de libre comercio (México, Colombia, Perú, Chile o Nicaragua) les ha ido mejor hasta ahora en términos de desempeño económico que a los que no los tienen (Venezuela, Brasil y Argentina).
Basta con revisar las cifras de crecimiento económico, empleo e inflación de los últimos tres años y compararlas.
Aunque el fuerte crecimiento de las economías latinoamericanas estuvo impulsado por el auge de las materias primas, el fin de este ciclo alcista afectó a todos, pero no por igual. Pese a la caída de los precios de sus exportaciones de petróleo o minerales, Colombia o Perú, por ejemplo, han crecido a un menor ritmo en los últimos dos años, pero no han caído en recesión como el caso de sus vecinos del Mercosur.
Estados Unidos es “la víctima”
El presidente de Perú manifestó su apoyo a México / Flickr: OECD
Ahora el mundo da uno de esos giros sorprendentes y es un presidente de los Estados Unidos, republicano además, quien se presenta como el principal oponente a este tipo de convenios, recurriendo a argumentos muy similares a los expuestos por los oponentes al ALCA hace 12 años. Solo que invirtiendo las posiciones, porque en el planteamiento de Donald Trump la primera economía del mundo es la víctima del libre comercio. A los creadores de la teoría de la dependencia jamás se les hubiera pasado tal idea por la cabeza.
Por cierto, en esa reunión de Mar del Plata la última intervención de George W. Bush fue para decir: “Lo que se trata es de ver cómo entre nosotros nos defendemos de China”.
Hoy un presidente de Estados Unidos le entrega en bandeja de plata a China el área comercial latinoamericana.
Un aliado inesperado
Del grupo de países que no siguieron la corriente de Lula, Chávez y Kirchner, surgió la Alianza del Pacífico. La idea era vincularse al área de mayor crecimiento económico del planeta que gira en torno a China. Y esa propuesta ha resultado ser previsiva ahora que la nueva administración en Estados Unidos se propone romper con el Tratado de Libre Comercio de la América del Norte (TLC). Por lo tanto, no ha sido casualidad que sean los presidentes de Colombia y Perú, Juan Manuel Santos y Pedro Pablo Kuczynski respectivamente, quienes expresen su apoyo a México en la actual controversia con su vecino.
Colombia y Perú han crecido a un menor ritmo en los últimos dos años, pero no han caído en recesión
En el caso particular de Colombia su acuerdo de libre comercio con Estados Unidos ha estado rodeado por la controversia interna y externa. Por años un grupo de senadores y representantes demócratas lo bloqueó en el Congreso en Washington alegando las denuncias sobre derechos humanos que recaían sobre la fuerza pública colombiana. El proceso de paz del presidente Santos con las FARC destrancó el proceso.
Pedro Benítez es historiador y profesor de la Universidad Central de Venezuela.
Y ahora resulta que la izquierda de ese país, que tanto ha cuestionado el tratado, puede que no necesite llegar al palacio presidencial de Nariño o recabar los votos en el Congreso en Bogotá, pues le ha salido un inesperado aliado. El nuevo inquilino de la Casa Blanca debe tener en su lista de tratados de libre comercio por revisar o eliminar el que tiene su país con Colombia.
Por lo visto, el presidente Santos ya toma sus previsiones. Luego de mucho esperar, los defensores en Colombia del libre comercio con Estados Unidos alegan que el acuerdo está dando sus frutos pues son nuevas empresas colombianas con productos que no entran en el portafolio de las exportaciones tradicionales de ese país, las que se están abriendo paso en el mercado estadounidense.
De modo que Colombia podría perder, no tanto como México, pero sería un volver a empezar.