Juan Carlos Zapata (ALN).- La negociación sigue. Ni Guaidó ni Maduro pueden romper. La presión de la Unión Europea funcionó este martes. Aflojó las pretensiones del equipo de Maduro. Y ahora las partes van a nuevas consultas. Para volver a sentarse.
El panorama era negativo este lunes y este martes en la segunda ronda de negociación que los equipos de Juan Guaidó y Nicolás Maduro emprendían en Barbados. El equipo de Maduro no sólo llegaba tarde a la cita sino que también llegaba con pretensiones que llevaban el debate hacia atrás. Entonces se produjo el comunicado de la Unión Europea solicitando avances porque de lo contrario habría sanciones. El régimen de Maduro protestó. Pero también se sentó a la mesa, y este miércoles, lo único que pudo obtener el diario ALnavío, es que al menos la negociación “evolucionó”, y habrá nuevas consultas. Cuando la fuente afirma que “evolucionó” no cabe otra interpretación de que se avanzó en la discusión. ¿Hasta dónde? Es lo que se sabrá en las próximas horas. Mientras, el Parlamento Europeo aprueba este miércoles una resolución en la misma línea de más sanciones. Y el lector debe comprender que ante el hermetismo en Barbados, hay que atar cabos de filigrana.
Entonces se produjo el comunicado de la Unión Europea solicitando avances porque de lo contrario habría sanciones. El régimen de Maduro protestó. Pero también se sentó a la mesa, y este miércoles, lo único que pudo obtener el diario ALnavío, es que al menos la negociación “evolucionó”, y habrá nuevas consultas. Cuando la fuente afirma que “evolucionó” no cabe otra interpretación de que se avanzó en la discusión. ¿Hasta dónde? Es lo que se sabrá en las próximas horas.
Queda claro, sin embargo, que la presión funciona. Y el régimen de Maduro ha acusado el golpe. Ya lo había adelantado la semana pasada una fuente del equipo de Guaidó. Si Maduro se cierra, vendrán más sanciones, y en terrenos donde “más les duele” a los jerarcas. Tal vez se refiera al antecedente del hijo de Maduro, Nicolasito Maduro Guerra, sancionado por los Estados Unidos.
-Se avanzó. Regresamos a consultas –señala otra fuente conectada con Barbados.
También resulta evidente que las partes están atadas al compromiso de la negociación. Por más que Maduro ofrezca señales de que quiere romper, de que quiere patear la mesa y abandonar la negociación, lo cierto es que la vigilancia internacional se lo impide. Vigilancia en la que están involucrados sus propios socios, Rusia y China, que también quieren una solución política a la crisis. “Rusia quiere salir bien. Ya puede señalar que evitó una intervención militar de los Estados Unidos en Venezuela y querrá decir que gracias a ella propiciaron la solución mediante elecciones. Los rusos quieren mostrarse como los grandes componedores”, señala un experto que vive en Washington. Si Rusia piensa así, es positivo para que la negociación siga su curso. Esta semana está prevista la llegada a Caracas del vicecanciller ruso, Serguéi Riabkov, quien sostendrá reuniones con Maduro.
-Maduro no se levanta pero hará todo lo posible para que Guaidó se levante –señala un dirigente conocedor del proceso.
Lo que dice significa que puede haber más persecuciones, más detenidos, más acusaciones, o más “ollas”, fake news, como ha calificado Juan Guaidó el más reciente caso de sus escoltas detenidos y señalados de tráfico de armas. No obstante, hasta ahora, Guaidó ha demostrado que no quiere levantarse. Romper conlleva un costo político alto. Y quien rompa quedará expuesto ante el mundo. Es una cuerda que tampoco se puede tensar mucho. Dice la fuente que el régimen, con la mala fe que lo caracteriza, “comenzará a probar cuáles son los límites, hasta dónde puede llegar” el equipo de Guaidó.
El excanciller de Perú, Manuel Rodríguez Cuadros, escribió hace poco en el diario El Comercio, que “con el fallido alzamiento militar del 30 de abril, quedó claro que las vías unilaterales, la insurrección militar o la implosión violenta del régimen carecen de viabilidad. Pero se constató también que la continuidad consolidada de Maduro ya no es una opción ni para el propio régimen”. De allí la negociación. De allí los encuentros de Oslo, la cumbre de Estocolmo y estas rondas que se celebran en Barbados. Señala Cuadros que “en la muy compleja situación venezolana, Estados Unidos, el Grupo de Lima y Guaidó han comprobado que no pueden imponer una solución unilateral. Al mismo tiempo, Maduro sabe que su permanencia es inviable. Y a esa doble certidumbre deben haber contribuido la propia inteligencia norteamericana, Rusia, China y Cuba”. Cuadros conoce la diplomacia noruega. Conoce el método de negociación. Él mismo fue negociador adjunto en los diálogos de paz de Guatemala, donde el ex canciller de Noruega, Jean Egeland, fue “decisivo”.
Apunta el excanciller de Perú que “las negociaciones deben construir una solución democrática a partir de elecciones libres y justas; bajo estándares internacionales, aceptadas y convocadas por todas las partes. Estas deben restablecer el Estado de derecho y respetar la independencia de Venezuela. No es fácil. Hay que superar aspectos muy delicados: el cómo y quién convoca las elecciones; la composición de la autoridad y el nuevo estatuto electoral; la participación irrestricta de todas las fuerzas políticas y, sobre todo, el restablecimiento de las garantías democráticas antes y durante el acto electoral. El fin de los presos políticos. Hay sensibles aspectos jurídicos a resolver. Ni el gobierno ni la oposición quedarán plenamente satisfechos con el resultado de la negociación. Ambos tienen que hacer enormes concesiones”.