Sergio Dahbar (ALN).- Tony Schwartz, el periodista que escribió ‘The Art of Deal’, el libro de Donald Trump que fue un superéxito de ventas, afirma que el presidente de Estados Unidos renunciará este año. Algunas personas se habrían olvidado del Frankenstein que ayudaron a crear. Este no es el caso de Schwartz.
El periodista y emprendedor Tony Schwartz acaba de lanzar una premonición que no deja de ser temeraria: “Donald Trump podría renunciar a su cargo como presidente de Estados Unidos antes de terminar el año”. No deja de ser una especulación arriesgada, sobre todo si encuestas de la empresa Real Clear Politics estiman que la aprobación de la gestión del gobernante durante siete meses de mandato roza en este momento 39%.
Los argumentos de Schwartz se basan en diferentes crisis vividas en el entorno del multimillonario. En siete meses se han producido 12 renuncias y despidos en su gabinete. Steve Bannon ha sido uno de ellos. Supremacista de ultraderecha, dejó el cargo después de los hechos violentos ocurridos en Charlottesville, Virginia. Para Schwartz, Trump cruzó una línea que no tiene retorno. “El tema de Rusia es muy grande y él no quiere ir a prisión”.
Tony Schwartz tiene razones de sobra para temer un gobierno de Donald Trump: 30 años atrás, fue contratado por el magnate y la editorial para que escribiera su autobiografía, The Art of Deal. No es vano uno de sus jefes en The New York Times, Edward Kosner, lo llama Doctor Frankenstein, por haber creado a la criatura.
Fue un buen acuerdo para el periodista, que obtuvo 250.000 dólares de adelanto. El libro superó el millón de ejemplares en ventas
En una impecable nota, publicada en The New Yorker, Jane Mayer define a Schwartz como hijo de una familia burguesa de Manhattan, que asistió a escuelas privadas de élite. Aunque el entorno era rico, Schwartz siempre fue el vástago de una familia acomodada que lo único que pudo legarle fue buena educación. A partir de ahí, le explicaron que estaba solo y que debía encargarse de su futuro.
Cuando llegó la hora de tomar decisiones, bajo el peso de una alta hipoteca en Manhattan y una mujer embarazada de una segunda hija, Schwartz estableció su precio. Pidió la mitad del adelanto que Random House le había ofrecido a Donald Trump y la mitad de las regalías. Fue un buen acuerdo para el periodista, que obtuvo 250.000 dólares de adelanto. El libro superó el millón de ejemplares en ventas.
Algunas personas habrían reaccionado de una manera fría, con el dinero en el banco, y cierta tranquilidad familiar. Y se olvidarían del Frankenstein que ayudaron a crear. Este no fue el caso de Tony Schwartz, quien estaba en su casa de Riverdale, en Nueva York, cuando escuchó en la radio la voz de Donald Trump, asegurando que sería candidato a la Presidencia de Estados Unidos. Y cerró su postulación con estas palabras: “Necesitamos un líder que haya escrito The Art of Deal”.
Ese día Schwartz escribió un tuit que fue noticia: “Muchas gracias Donald Trump por sugerir que me postule a la Presidencia, basado en el hecho de que escribí The Art of Deal”. Así comenzó a forjarse una larga enemistad.
Jane Mayer conversó largo con Schwartz y pescó frases de este tenor: “Puse lápiz labial en un cerdo. Siento un profundo remordimiento por haber contribuido a presentar a Trump de una manera que le atrajo más atención y lo hizo más atractivo de lo que es. Si Trump gana y obtiene los códigos nucleares, es una posibilidad de que nos conduzca al final de la civilización”.
Historia de una confianza rota
Tony Schwartz hizo un trabajo meticuloso en 1987, cuando se enfrentó a un Donald Trump diferente del que hoy está al frente de la Presidencia de Estados Unidos. Era un magnate egocéntrico y caprichoso, sin duda, pero más joven, tan enamorado de sí mismo que no le importaba qué dijeran los periodistas de él con tal de que hablaran.
De hecho, una nota crítica y negativa en la revista New York de Tony Schwartz -que hubiera alejado a otro tipo de psicología- disparó una admiración en Trump que terminó por sellar la amistad y el ofrecimiento de escritura de su autobiografía.
Lo que ha contado Schwartz del trabajo que tuvo que hacer para construir ese libro es un prodigio de testimonio de una colaboración intelectual que fue compleja y que muchas veces ingresó en calles ciegas.
En algún momento Donald Trump llamó a Tony Schwartz, molesto porque se había enterado de las cosas que decía en los medios
Trump tenía problemas para fijar la atención, no leía libros y no le gustaba que le preguntaran demasiado sobre ningún tema. En el fondo lo único que le interesa en la vida es hacer un negocio. Al final aceptó que Schwartz escuchara todas las llamadas telefónicas que hacía al día, para entender cómo era la naturaleza de su trabajo. Muy en el fondo, esta es la historia de una confianza rota.
En algún momento Donald Trump llamó a Tony Schwartz, molesto porque se había enterado de las cosas que decía en los medios. “Sólo quiero decirte que eres muy desleal. Sin mí, no estarías donde estás ahora. Tuve muchas opciones a la hora de escoger quién escribiera el libro, y te elegí y fui muy generoso contigo. Sé que diste muchos discursos y conferencias usando The Art of Deal. Pude haberte demandado, pero no lo hice… Que tengas una buena vida”.
Ese día las palabras de Trump retumbaron duro en la humanidad de Schwartz. Entendía que estaba molesto y que se sentía traicionado. Pero también sabía que todos los que rodean al magnate son desechables. Y que todos los que votaron por él para que llegara a ser presidente (y los representara) van a aprender tarde o temprano que son prescindibles. Uno podría decir que se dio cuenta tarde de una obviedad.