(EFE).- Un refuerzo de tropas en el flanco este de la Alianza Atlántica y el doble de frontera común con la OTAN si se culmina el ingreso de Suecia y Finlandia por el temor al comportamiento de Moscú, son algunas de las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania que el presidente ruso,Vladímir Putin, quería evitar.
“Putin consigue exactamente lo contrario de lo que quiere. Invadió Ucrania porque quería menos OTAN en las fronteras de Rusia. Lo que consigue es más OTAN. Son las acciones agresivas, la retórica amenazante de Rusia, lo que ha hecho que muchas naciones de Europa se decidan a entrar en la OTAN”, declaró el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, a finales de abril en un encuentro con jóvenes.
Es un mensaje que Stoltenberg viene reiterando y es que desde la Alianza hacen hincapié en que la estrategia del Kremlin de invadir un país vecino al considerar que su posible entrada en la OTAN supondría una amenaza para su propia existencia, ha resultado un fiasco.
Ampliación
El pasado 18 de mayo, los embajadores de Suecia y Finlandia ante la OTAN entregaron sus solicitudes de ingreso en la Alianza en la sede de la organización transatlántica, en Bruselas, dejando atrás su histórica neutralidad en el ámbito de la defensa.
La OTAN confía en que el proceso de adhesión pueda ir “muy rápido”, superando las reservas que mantiene Ankara, que considera que ambos países apoyan a movimientos en la órbita del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda de Turquía, considerada terrorista también por la Unión Europea y Estados Unidos.
España, anfitriona de la cumbre aliada de los próximos 29 y 30 de junio en Madrid, aspira a que ambos países puedan participar en ella como candidatos formales, para lo que es preciso que firmen antes su protocolo de adhesión.
Rusia comparte casi 1.400 kilómetros de frontera con Finlandia, lo que implica que si el país entra en la OTAN, se duplicaría la linde con la Alianza; actualmente, toca con los aliados Polonia, Noruega, Estonia, Letonia y Lituania, además de tener 49 kilómetros de frontera marítima con Estados Unidos.
Puertas abiertas
La OTAN considera como uno de sus mayores éxitos su «política de puertas abiertas». El hecho de no negar la posibilidad de que más países quieran formar parte de la protección que ofrece el artículo 5 del Tratado de Washington.
Ese artículo del tratado fundacional de la Alianza, que data de 1949, sentencia que si uno de los aliados es atacado, los demás responderán.
Además, el artículo 10 de ese documento establece que la adhesión a la OTAN está abierta a cualquier «Estado europeo que esté en condiciones de promover los principios del presente Tratado y de contribuir a la seguridad del espacio del Atlántico Norte».
Desde su creación en 1949, los miembros de la OTAN han pasado de 12 a 30 a través de ocho rondas de ampliación, y en la actualidad tres países asociados han declarado su aspiración a la adhesión: Bosnia y Herzegovina, Georgia y Ucrania.
En su cumbre de 2008, en Bucarest, los jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza ya decidieron que Georgia y Ucrania se convertirían en miembros en el futuro.
La perspectiva transatlántica de repúblicas que habían pertenecido a la Unión Soviética incomodaba a Moscú; y de hecho, antes de iniciar la invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero, ya había pedido excluir esa posibilidad en una propuesta para reorganizar la seguridad en Europa.
El refuerzo que no quería Putin
Otra consecuencia de la guerra en Ucrania que Putin no quería es el incremento de tropas aliadas en el este de Europa. Medidas que la OTAN asegura que son preventivas y proporcionadas.
En respuesta a las acciones de Rusia, los aliados han activado los planes de defensa de la organización; han desplegado elementos de la Fuerza de Respuesta de la Alianza y han situado 40.000 soldados en la parte oriental de la Alianza; junto con importantes medios aéreos y navales, bajo el mando directo de la OTAN y con el apoyo de despliegues nacionales.
Además, la OTAN ha decidido crear cuatro nuevos batallones multinacionales en Bulgaria, Hungría, Rumanía y Eslovaquia, que se suman a los ya existentes en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia -impulsados por la anexión ilegal rusa de Crimea en 2014-, de manera que se extenderán a lo largo de todo el flanco oriental de la OTAN, desde el mar Báltico en el norte hasta el mar Negro en el sur.
Los países de la OTAN también han decidido reforzar sus capacidades y defensas cibernéticas y darse apoyo mutuo en caso de ciberataques; ante las actividades malignas en ese ámbito que han detectado procedentes de Rusia.
Igualmente, mejorarán su preparación y disposición ante las amenazas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares.
Pero a largo plazo, la agresión de la Rusia de Putin a Ucrania va a conllevar cambios en la postura de disuasión y defensa de la Alianza; que se prevé incluya importantes incrementos de las fuerzas en tierra, aire, mar, espacio y ciberespacio.