Leticia Núñez (ALN).- Se le complica la situación legal y política al expresidente ecuatoriano. “Esto era impensable hace un año”, dice un experto consultado por ALnavío. Destaca que la orden de entrada en prisión encona más a los partidarios de Correa, que se opondrán con mayor fuerza al presidente Lenín Moreno.
De sospechoso que podía defenderse en libertad a procesado con orden de prisión preventiva. Así ha cambiado la situación legal y política del expresidente de Ecuador Rafael Correa. Este lunes incumplió la obligación de presentarse ante la Corte Nacional de Justicia y la jueza Daniella Camacho ordenó el martes la privación de libertad. El tribunal ya ha notificado a la Interpol una alerta roja para que proceda con la localización, captura y extradición del exmandatario. Está acusado de ser el autor intelectual del intento de secuestro del diputado opositor Fernando Balda en 2012.
La orden de prisión preventiva marca un antes y un después en la política ecuatoriana. “Sin duda, esto era impensable hace un año”, asegura Luis Espinosa Goded, profesor de economía en la Universidad San Francisco de Quito, en declaraciones al diario ALnavío. Impensable porque apenas han pasado 14 meses desde que Correa dejó el Palacio de Carondelet tras una década en el poder.
E impensable también porque quien le sucedió fue su vicepresidente, Lenín Moreno. Sin embargo, la relación entre ambos pronto se torció. No habían pasado ni 100 días de mandato y el divorcio era prácticamente un hecho. El presidente Moreno se desmarcó del correísmo, terminó con la reelección indefinida a la que aspiraba Correa y dio vía libre para perseguir la corrupción del anterior Ejecutivo.
La orden de prisión preventiva contra Correa “encona mucho más al correísmo, que se opondrá con más fuerza al morenismo”
Ahí está la destitución del exvicepresidente Jorge Glas, condenado a seis años de prisión por haber recibido 13,5 millones de dólares en sobornos para favorecer a la constructora brasileña Odebrecht (Ver más: Lenín Moreno desmantela el legado de Rafael Correa en el primer año de gobierno).
Ante este panorama, Espinosa Goded apunta que la orden de prisión preventiva contra Correa “encona mucho más al correísmo, que se opondrá con más fuerza al morenismo, al que culpan de la acción de la justicia”.
En esta línea también se expresa Alfredo Rodríguez, director del Máster en Políticas Públicas de Seguridad en la Universidad Camilo José Cela (Madrid). Defiende que “el encarcelamiento preventivo del expresidente supondrá el descrédito para su obra, su caudillismo al frente de la jefatura del Estado ecuatoriano”, pero advierte que los seguidores de Correa consideran que todo esto es “una confabulación en su contra y reforzarán su figura, al menos a corto plazo”.
En este sentido, Espinosa Goded vaticina que “el 20-30% de ecuatorianos que aún son correístas, le victimizarán y le endiosarán aún más”.
El propio Correa viene presentándose como víctima de un acoso político en los últimos meses. Este martes insistió en ello. El exmandatario calificó el proceso penal y su vinculación como una “persecución” del Gobierno.
“Buscarán humillarnos y hacernos pasar un mal rato, pero una monstruosidad así jamás prosperará en un Estado de Derecho como Bélgica”, dijo en Twitter. Y agregó: “Agradezco a todos las muestras de solidaridad ante este nuevo y grave atropello a la justicia y mis derechos. Yo estoy bien. No se preocupen”.
Agradezco a tod@s sus muestras de solidaridad ante este nuevo y grave atropello a la justicia y mis derechos.
Yo estoy bien. No se preocupen.
Buscarán humillarnos y hacernos pasar un mal rato, pero una monstruosidad así JAMÁS prosperará en un Estado de Derecho como Bélgica.— Rafael Correa (@MashiRafael) 3 de julio de 2018
En opinión de Rodríguez, la orden de prisión preventiva contra Correa “marca un antes y un después en el legado de Correa”. Porque, a su juicio, el verdadero punto de inflexión fue “la victoria de Lenín Moreno”.
Hasta ahora, Moreno se ha mostrado implacable tanto con la corrupción como con la reelección indefinida, prohibida en la consulta que promovió. En la visita oficial que realizó a Madrid en diciembre del año pasado sentenció: “El poder es una droga que embriaga en exceso a la gente y hace que se vuelvan más autoritarios”. De hecho, el presidente desveló que su relación con Correa se volvió “siniestra” por el deseo de perpetuarse en el poder (Leer más: Lenín Moreno: “El poder es peligroso”).
¿Asilo en Bélgica?
Una vez que el expresidente llegue a Ecuador, según la orden de la jueza de la Corte Nacional de Justicia, deberá ser trasladado a la cárcel 4 de Quito, en la que cumple condena Glas. La decisión de la magistrada rechaza por insuficiente la comparecencia que Correa hizo en el Consulado de Ecuador en Bruselas. Señaló que la delegación consular no está prevista en el Código Penal y que no se puede aplicar extraterritorialmente.
La orden de prisión no está aún en ejecución, dado que la defensa de Correa ha apelado la medida. No obstante, el propio Correa ya sugirió en una entrevista con el periódico español eldiario.es –publicada hace unos días- que aún le quedaría el recurso de solicitar el hábeas corpus y asilo político en el país donde llegara a ser aprehendido (Leer más: ¿Irá a prisión Rafael Correa?).
“Interpol jamás se va a prestar para eso, porque van a quedar en ridículo. Pero, ¿qué permite eso? Si no me puedo presentar al juicio y en ausencia no me pueden juzgar, queda pendiente la causa hasta que prescriba: eso son ocho, diez años, y con eso sacan a Correa del juego político. Lo que buscan es satisfacer sus odios”, dijo el expresidente.
Preguntado por la posible petición de asilo, el director del Máster de Políticas Públicas de Seguridad señala que no le extrañaría. “Y no estoy seguro de que Bélgica se la fuese a negar. Ese país tiene un comportamiento poco común en términos de justicia con respecto a terceros países. La Justicia belga es muy peculiar en ese sentido”, apunta.
A Espinosa Goded tampoco le sorprendería que Correa espere 10 años para que prescriba el expediente y pueda volver a Ecuador. “Siempre se va a victimizar, luchar contra el sistema de justicia desde fuera y esperar a que gane alguien afín”.
Esperar también para evitar que la imagen de la detención de Correa dé la vuelta al mundo. “Él sabe eso y no va a dejar que ocurra. Por eso se quedará en Bélgica”, concluye el profesor.