Por Juan Carlos Zapata (ALN).- ¿Qué mensaje no es político ahora? Es que se insiste en que la visita del Papa es solo pastoral. Pero cómo limitarla a ello. No puede ser. Porque toda Colombia es política. Y también el entorno, el vecino país. Si se habla de paz, se habla de política. Si se habla de diálogo, se habla de política. Si se habla de éxodo, se habla de política. Si se habla de justicia, eso es política. Si se habla de concordia, también es política.
De modo que sí. En el encuentro que sostendrán el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el Papa será inevitable abordar la política. Y las políticas son las FARC, la paz colombiana y la crisis venezolana. Una señal es que el Pontífice recibirá a una delegación de cinco obispos de Venezuela, punto no previsto en la agenda inicial.
Al sobrevolar territorio venezolano este miércoles, el Papa envió un mensaje a Nicolás Maduro en el que insistió: solidaridad, justicia y concordia. Tres palabras clave, que hoy son políticas. Y se puede entender que solidaridad con los que pasan hambre, con los que no tienen medicinas. Justicia con los presos políticos, los perseguidos, los que van al exilio, los que se suman al éxodo. Y concordia que es lo mismo a decir reconciliación, reencuentro, reconocimiento al adversario, elecciones, camino institucional, respeto a la Constitución.
El Papa consideró incluir en la agenda de viaje a Venezuela, de lo cual, Maduro estaría obteniendo algún rédito político
Este ha sido el mensaje coherente del Papa. Porque las tres palabras remiten a otra: diálogo. Pero diálogo sincero, que conduzca a cumplir con los pactos, los acuerdos. Y aquí entra el punto de qué hubiera pasado si los acuerdos de diciembre de 2016 llegan a cumplirse. Ya hubiera habido elecciones regionales. Ya hubiera habido canal humanitario. Ya hubiera cronograma para las elecciones presidenciales, y quizá para las parlamentarias.
Entonces, tal como se adelantó en su momento -porque estuvo en la mesa vaticana en 2016- el papa Francisco consideró incluir en la agenda de viaje a Venezuela, de lo cual, tal vez, Nicolás Maduro estaría obteniendo algún rédito político que le diera impulso a la campaña presidencial que, se supone, estaría en desarrollo ya por estos tiempos.
La visita le interesaba a Maduro. De hecho, el gobierno lo planteó con discreción, y se recordará que Maduro le hizo una visita inesperada al Papa en octubre de 2016, en el Vaticano. En ese encuentro, Maduro empeñó su palabra respecto al diálogo; palabra que luego no cumplió. Tampoco es que la oposición fue muy convencida a la mesa de diálogo coordinada por el expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero y con la mediación vaticana. Ahora el Papa, que no cesa en mantener abierta la puerta de las negociaciones, también ha solicitado “garantías” de cumplimiento.
De tal manera que, así como el Papa iba a Colombia a, en cierto modo recoger lo que se había sembrado con los acuerdos de paz entre la administración Santos y las FARC, podía extender la gira hacia Venezuela solo y si se arribara a acuerdos que condujeran a elecciones libres, liberación de presos políticos, el canal humanitario y la reconciliación nacional. O la concordia, como lo dijo ayer desde el avión. Esta fue una oportunidad perdida para Maduro. El poder chavista tendría sus cálculos.
Lo que ha ocurrido es que la crisis se ha agravado. Se ha instaurado una dictadura en el país. Aumentó el hambre. Las protestas dejaron más de 100 muertos y miles de heridos. Hay más presos políticos. Y no hay luz en el túnel. Y el Vaticano no ha dejado de reclamar acciones concretas que conduzcan a una salida de la crisis. No de otra manera se explica la reunión que sostendrá Francisco en Bogotá con los obispos de Venezuela.
Ya es una realidad lo que se temió hace apenas un año: la crisis de Venezuela no solo es local sino regional
El Papa va a insistir en el diálogo. El Secretario de Estado, Pietro Parolin, hace su trabajo. Y el Papa el suyo. En perfecta concordancia. Contactos con Rusia. Contactos con China. Contactos con La Habana. Contactos con la Casa Blanca. Contactos y mensajes a Caracas. Contactos con Bogotá, que Santos juega un papel crucial ahora, y ya se sabe cuál es la posición del mandatario colombiano. Apunta que Venezuela es una dictadura, y es un discurso que se le hizo cotidiano.
En consecuencia, ¿es posible pensar que el Papa y Santos no abordarán el tema venezolano? No hay que descartar que sea un punto primordial en la agenda. A Santos le incumbe. Porque la crisis del vecino le impacta en Colombia. El éxodo de venezolanos comienza a superar cualquier cálculo económico y social. Y es que ya esta crisis conforma una realidad que sobrepasa lo que se temía hace apenas un año: que la crisis de Venezuela no solo es local sino regional. Por tal razón cobra vigencia lo dicho por Rodríguez Zapatero. El diálogo en Venezuela es el diálogo de toda América Latina. Y de ello, seguro, hablarán el Papa y Santos.