Redacción (ALN).- El crudo volvió la semana pasada a los niveles de noviembre, cuando los países productores, junto a otros como Rusia, decidieron recortar la oferta. Aunque la caída es una buena noticia para economías como España, supone un desafío importante para la industria petrolera. El barril de referencia de la OPEP se cotizó el viernes a 46,56 dólares (aproximadamente 42 euros), marcando así su mínimo desde finales de noviembre y ahondando la profunda caída del precio que se prolonga ya tres semanas, tal como informó el grupo energético en Viena. Con esta nueva depreciación, del 1,8%, el crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) marcó su valor más bajo desde el pasado 30 de noviembre, como recoge la agencia EFE.
El petróleo OPEP está así en los niveles que tenía antes de anunciarse que el grupo energético estaba cerrando un acuerdo de recorte de producción con otros grandes productores, entre ellos Rusia. La decisión de reducir la producción diaria en 1,8 millones de barriles fue impulsada por Arabia Saudí, en lo que muchos consideraron un intento de dar un golpe sobre la mesa con el objetivo de reconducir un sector que pasó de ingresar 114 dólares (104 euros) por barril en junio de 2014 a 27 dólares (24,6 euros) en enero del año pasado, según datos del periódico El País.
La aprobación y aplicación, a partir de enero, de ese acuerdo para reducir el exceso de oferta, impulsó en un principio el precio del crudo OPEP hasta los 54 dólares (49,3 euros).
La OPEP celebrará el 25 de mayo una reunión en Viena para decidir si prorroga o no el acuerdo de recorte de producción
Sin embargo, la estrategia solo funcionó a corto plazo. Las dudas sobre la eficacia real de esta estrategia, ante el aumento del bombeo en Estados Unidos, la producción en países como Libia y la incertidumbre sobre si el acuerdo se seguirá aplicando más allá de junio, llevan más de dos meses sometiendo el precio del crudo a fuertes presiones. Todos estos factores han vuelto a arrastrar el barril por debajo de 50 dólares (45,6 euros).
La OPEP celebrará el 25 de mayo una reunión en Viena para decidir si prorroga o no el acuerdo de recorte de producción. Aunque la caída es una buena noticia para países como España, importadora neta de energía, supone un gran desafío para una industria que atraviesa serias dificultades. Los expertos señalan que el consenso de mercado es que el barril no subirá más de 55 o 60 dólares (50 o 54 euros).
Según el Programa de Estabilidad que el Gobierno español acaba de enviar a Bruselas, “un alejamiento del precio del crudo desde los 50 dólares (45 euros) hasta el entorno de los 60 supondría restar tres décimas al PIB este año, cuatro al siguiente y cinco” tanto en 2019 como en 2020, tal como informa el periódico El País. Y es que el encarecimiento del petróleo implicaría menos consumo privado, más deuda pública y menos empleo.