María Rodríguez (ALN).- Para Nacho Carretero escribir Fariña era una necesidad desde joven. Lo explica en esta entrevista con ALnavío. Quería contarle al mundo el “fenómeno extraordinario” que se vivía en Galicia con la “omnipresencia de la cocaína” en la región. ¿Habrá más Fariñas? “Míos no”, responde contundente, aunque matiza: “Creo que debería haber más Fariñas”. Su libro lleva secuestrado por orden de un juez casi dos meses.
El periodista gallego Nacho Carretero -nacido en A Coruña en 1981- se ha convertido en uno de los representantes más destacados de la narcoliteratura en España desde que publicó en 2015 Fariña, donde describe la realidad del narcotráfico en Galicia.
En esta entrevista con el diario ALnavío Carretero explica que Fariña -o algo que se le pareciese- era una idea que tenía en la cabeza desde muy joven al crecer rodeado de ajustes de cuentas, planeadoras varadas en la playa y descargas de cocaína. “Comprendía o quería comprender que eso no era normal, que era un fenómeno extraordinario que merecía ser contado”, afirma. Una vez lanzada esa idea en forma de libro “me quedé tranquilo”, describe.
“En España nos ha faltado durante mucho tiempo el atrevimiento de saber explotar narrativamente nuestras miserias”
Las ventas del libro iban por la décima edición cuando un juez de Madrid acordó el secuestro cautelar de la obra. La medida se tomó a petición de un exalcalde gallego, que aparece citado en el libro por supuestos vínculos con el narcotráfico de esa región.
De esta medida judicial ya han pasado casi dos meses, en los que la editorial, Libros del K.O., no ha podido vender ni un ejemplar más. Una situación que si se alarga en el tiempo podría poner en peligro a la propia editorial, según asegura Carretero. En este tiempo también se ha estrenado una serie de televisión inspirada en Fariña que, como el libro, está siendo todo un éxito, con una cuota de pantalla superior a 16% (más de 2,6 millones de espectadores), tal como publica Antena 3, canal que emite la serie.
El juicio sobre Fariña está previsto que se celebre el 21 de junio, tal como publicó este viernes la agencia EFE.
– ¿Está en auge la narcoliteratura en España?
– No sólo en España, en todo el mundo. Es una especie no sé si de moda, pero sí de fascinación por todo lo que tenga que ver con el narcotráfico. Pasó hace unos años con la mafia, que de repente se generaron un montón de películas, series, libros y reportajes. Ahora parece que toma el relevo el narcotráfico. Entiendo que tiene que ver con la parte de fascinación que generan estos fenómenos, que son muy novelescos, muy increíbles -en el sentido más puro de la palabra- y eso genera mucho juego para los narradores, tanto de ficción como periodísticos. El narcotráfico en este momento parece un polo de atracción que no se agota.
– Con toda la realidad del narcotráfico en España y que usted mismo describe en Fariña en el caso de Galicia, ¿cree que aún hay pocos libros sobre esta temática?
– En España sí, muy pocos. Pero no sólo es un tema referido al narcotráfico. En España nos ha faltado durante mucho tiempo el atrevimiento que sí que han tenido en otros países, sobre todo en Latinoamérica, de saber explotar cultural y narrativamente nuestras miserias, nuestros capítulos más oscuros. Y creo que España tiene temas apasionantes que están ahí y que por alguna razón siempre los hemos visto como cotidianos y se han limitado a figurar en las páginas de sucesos de los diarios. Creo que ha faltado un paso más, de explotar esos fenómenos en forma de libros, novelas, series, películas… Desde hace unos años se está haciendo, cada vez con menos complejos y más atrevimiento, y está bien que así sea porque es una manera de registrar nuestra historia moderna.
– ¿Está más explotada desde el punto de vista literario la historia del narcotráfico en Galicia que en el sur de España? Aunque se tenga como referente la novela La reina del Sur de Arturo Pérez-Reverte, no hay muchos más ejemplos.
– No es que no haya muchos, es que no hay lo que sería proporcional a una realidad tan importante, ni siquiera en Galicia. Cuando me documenté para Fariña me di cuenta de que los últimos libros escritos eran de principios de los años 90 y desde entonces no había ningún libro publicado sobre un fenómeno que tiene un recorrido periodístico espectacular. En el sur ahora mismo a mí me llama la atención. Comento mucho también con colegas de profesión y con editores que no hay un libro en que se refleje lo que está pasando en el Estrecho [de Gibraltar]. La verdad es que lo que está pasando allí es digno de libros, series y películas. Que unos narcos saquen del hospital a otro, que una muchedumbre consiga echar a la policía para defender a un narco… Estamos hablando de zonas en las que el Estado ha perdido el control y las controla el narcotráfico en un país como España. Eso tiene unas posibilidades narrativas infinitas.
– ¿Por qué escribió Fariña? ¿Qué buscaba con este libro?
– Yo creo que más bien buscaba quedarme tranquilo, en el sentido de que era una idea que siempre tuve en la cabeza desde bastante joven. Crecí rodeado de ese tipo de noticias, de ajustes de cuentas, de planeadoras varadas en la playa, de descargas de cocaína, y también crecí rodeado de la omnipresencia de la cocaína y de la droga en general, que en Galicia es muy abundante. Comprendía o quería comprender que eso no era normal, que era un fenómeno extraordinario que merecía ser contado. Más allá de la prensa gallega, que sí lo ha contado y ha estado siempre a la altura, veía que en otros países se estaba haciendo una explotación cultural: en Italia, Latinoamérica… Y decía: ¡pero si aquí tenemos lo mismo o algo muy parecido! Tenía eso ahí, en la cabeza. No pensaba en un libro directamente, pero sí decía ‘esto merece una película, un documental o una serie de reportajes’. Una necesidad que iba acuñando de hacer algo. Y cuando me encontré la posibilidad de darle forma de libro con la editorial Libros del K.O. y a ellos les gustó la idea pues adelante. Cuando por fin vomité toda esa información, esa idea que yo tenía y que creía que merecía ser contada, me quedé tranquilo. Es lo que buscaba, quedarme tranquilo.
– ¿Antes de empezar Fariña tenía claro que la obra iba a ser más bien una crónica periodística?
– Sí, sí. Yo lo que quería era hacer un reportaje. Al final fue un reportaje amplio, tan amplio que llegó a ser un libro. Pero sí, es un texto periodístico, donde está todo contrastado. Sí tenía claro que quería contarlo de una manera atractiva -o intentarlo, al menos-, con una escritura ágil, sin miedo a contar los lados más humorísticos, anecdóticos o casi fascinantes de ese fenómeno. Creía que lo atractivo de ese tema combinado con una manera de contarlo un poco distinta, que no se ciñera a la crónica periodística pura y dura, podía funcionar.
– Hay partes muy diferenciadas en Fariña: desde los inicios del estraperlo, el contrabando de tabaco, el paso al narcotráfico, contextualizar a los capos y otros narcos de rango inferior, el papel de las madres en la denuncia social de la cruda realidad, las propias redadas, tanto las pequeñas como las macrooperaciones… ¿Qué parte fue la más difícil de contar por localizar y contrastar fuentes?
– Me sorprendió que la mayoría de la gente tuviera resistencia a hablar. Yo pensé que no iba a haber aún ese temor. Mucha gente si accedía a hablar era con la condición del anonimato, algo que periodísticamente siempre debilita el relato, pero no me quedaba más remedio. La gente que más se resistió eran los vecinos, que son quienes tienen que convivir día a día con ese fenómeno. Que los vecinos de la costa gallega tengan una resistencia a hablar demuestra que el narcotráfico en Galicia es una realidad todavía.
¿Puede dar para un libro lo que está pasando con Fariña? “Sí. Sería una metahistoria, sería Metafariña”
– Cuando entregó el manuscrito a la editorial, ¿se esperaba que llegase una reacción judicial como el secuestro cautelar?
– No, creo que eso nadie se lo puede imaginar. Obviamente cuando escribes cualquier reportaje periodístico con nombres reales siempre te cuidas mucho de no faltar a la verdad, contrastar todo y tener todo bien amarrado. Que se querelle alguien puede ocurrir, ahora secuestro no. Te diría que casi ni sabía que eso podía ocurrir viviendo en un país como España. Pero ocurrió.
– Con tantas redes sociales, internet, etcétera, pareciera prácticamente imposible secuestrar un libro.
– La medida no tiene un efecto práctico a priori, pero en realidad sí que es dañino. Tanto la editorial como yo no podemos vender libros desde hace dos meses y con el auge de la serie [basada en la obra y que se adelantó tras el secuestro del libro], que era un momento que llevábamos tiempo esperando, eso está afectando de manera importante las ventas del libro. Es verdad que va circulando por ahí en pdf, pero eso ni a mí ni a la editorial nos beneficia. Al revés, nos perjudica. Entonces no tiene un efecto en cuanto a visibilidad, pero sí que tiene un efecto contra la editorial y contra el autor.
– Libros del K.O. es una editorial humilde.
– Desde luego, si el secuestro se prolongase en el tiempo, durante varios meses, la editorial correría peligro, porque como dices es una editorial humilde, que además basa su economía en este libro, porque es un libro que funciona. Que le impidan venderlo le puede hacer un daño irreversible.
– En una entrevista con el diario ALnavío, el inventor de la narcoliteratura, el escritor mexicano Élmer Mendoza, opinó sobre la medida judicial: “¡Qué suerte! Va a vender muchos ejemplares en cuanto lo liberen, porque lo tienen que liberar”, afirmó. ¿Es el lado positivo -si hay alguno- de que a uno le secuestren un libro?
– Me lo dicen mucho, como que al final me están haciendo el marketing. Pero yo siempre digo que no lo cambio porque es un mal trago. Porque no es agradable pasar por esto. Sobre todas las cosas, la sensación que impera de todo este capítulo es la de frustración y la de impotencia. Y esa sensación no se ve compensada con la posibilidad de vender mucho. Además, el foco de atención sobre mí y sobre la editorial es gigantesco y es una atención no deseada. A mí no me gusta este tipo de situación. Si hay que rescatar algo positivo, ojalá el libro venda mucho cuando se libere, pero a mí me seguirá sin compensar. Hubiera preferido que no hubiera pasado nada de esto, porque el libro estaba funcionando, estábamos vendiendo bastante [décima edición], más de lo que yo esperaba… Yo no aspiro a que el libro sea un best-seller mundial. Estaba contento con lo que estaba pasando y no tenía ninguna necesidad, y la editorial tampoco, de que pasase esto.
– ¿Cómo se sintió cuando recibió la noticia?
– Sobre todo muy sorprendido, extrañado, porque no esperas eso. Y luego cuando se estrena la serie y que la gente tiene un interés muy grande por el libro y que no se puede vender pues sí que sientes impotencia y rabia, claro.
– El respaldo al libro, al autor y a la editorial es brutal. ¿Ayuda a sobrellevar este mal trago?
– Desde luego. Si tengo que sacar algo de esta experiencia es el apoyo casi unánime de todo el mundo. La incomprensión de esta medida o la idea de que es desproporcionada es bastante unánime. La gente no comprende muy bien cómo se ha llegado a esto. Y todas las muestras de apoyo, desde libreros, editores, colegas periodistas, ciudadanos… es con lo que te quedas.
– ¿Cree que se publicarán más Fariñas, suyos o de otros, en el futuro?
– Míos no. No sé si lo habrá, pero no será mío. Yo no soy un periodista especializado en narcotráfico y que quiera dedicarse a eso. Hice algo que tenía muchas ganas de hacer y me sentí realizado y tranquilo al completarlo, pero yo ya tengo la mente en otros trabajos, desde hace años. Lo que pasa es que el ruido del libro es muy grande. Siempre digo que Fariña es casi una introducción. Cada capítulo daría para un libro y ahí hay mucho material para escribir. Incluso a colegas periodistas gallegos que tienen un conocimiento mucho más amplio sobre el tema, porque llevan muchos años, les intento animar a que escriban, porque el fenómeno merece muchos más libros, con otros matices, otros ángulos y otras profundidades. Yo creo que debería haber más Fariñas.
“Si tengo que sacar algo de esta experiencia es el apoyo casi unánime de todo el mundo”
– ¿Puede dar para un libro lo que está pasando con Fariña?
– Sí. Sería una metahistoria, sería Metafariña. Desde luego que el secuestro es una historia en sí misma, por lo sorprendente del asunto y la trascendencia que alcanzó. No sé si algún día se contará, pero sería interesante.
– ¿No la contará usted?
– No lo sé… de momento no lo tengo en mente.
– ¿Ayudan los libros sobre historias de narcos en la lucha contra el narcotráfico?
– Estoy seguro de que sí porque como mínimo le dan visibilidad a un fenómeno pernicioso. El periodismo cuando arroja luz sobre un tema siempre ayuda porque genera sensibilidad sobre él y muchas veces provoca reacciones de todo tipo.
– ¿Y las películas, series, etc?
– Eso ya no estoy tan seguro, porque es una ficción. Ayuda a visibilizar, eso sí, y todo lo que ayuda a visibilizar entiendo que genera conocimiento sobre un fenómeno y eso va a favor de la lucha contra ese fenómeno. El narcotráfico vive mucho de la discreción, de la invisibilidad, de que nadie se meta en sus asuntos. Todo lo que sea poner el foco ahí va en su contra y por tanto es positivo. Ahora, hasta qué punto una ficción ayuda… No hay que perder de vista que Fariña, como otras series, son ficción. Es verdad que están basadas en realidad, pero son ficción, con relaciones de personajes ficcionadas.
– ¿Está enganchado a la serie Fariña?
– Sí, claro. Me gusta mucho. Creo que está muy muy bien hecha, muy bien ambientada. Es un gran acierto que esté rodada en Galicia con actores y actrices gallegos, con esa forma de hablar y esa ambientación. Yo creo que es una serie de una calidad altísima.
– En el momento en que estaba escribiendo la obra, ¿se imaginó que pudiese inspirar una serie?
– No. Podía imaginarlo en forma de sueño, de fantasía, no como una posibilidad real. Recuerdo que, firmando el contrato con la editorial, en una parte hablábamos de los derechos audiovisuales y nos daba un poco la risa. ¿Te imaginas que ocurriese? Lo soñábamos. Y ocurrió enseguida. Porque al cabo de dos meses de que saliese publicado el libro ya nos estaban llamando para preguntar por los derechos. No hubo tiempo de soñar mucho. Enseguida se convirtió en una realidad. Te puedes imaginar la alegría y satisfacción que es.
– ¿Lee libros sobre narcotráfico aparte de los que aparecen como fuente en Fariña?
– Últimamente no. Leía muchos y leí muchos antes de escribir Fariña. Pero ahora no, desde hace un tiempo no leo nada sobre el narcotráfico, me agotó un poco.
“En fútbol si no eres amable al escribir vas a generar unas reacciones que ni el narcotráfico”
– Acaba de publicar Nos parece mejor, un libro sobre las gestas del Deportivo de La Coruña. ¿Es un libro para disfrutarlo seas o no del Dépor?
– Lo vas a disfrutar más si eres deportivista, pero desde luego no es el espíritu del libro ni de la colección. Este libro está enmarcado en la colección de “Hooligans ilustrados”. Utilizan el equipo como un hilo conductor para reflexionar sobre la pasión, la amistad, las raíces, la identidad…. En el caso de mi libro la idea es la misma. Yo hablo de recuerdos, de mi ciudad, de cómo cambió la sociedad en Coruña, anécdotas y recuerdos.
– Escribir de un tema más relajado ayuda a despejarse.
– Sí, sin duda. Desde luego, nada que ver. Pero bueno, el fútbol nunca es relajado. Mueve una pasión brutal y genera unas reacciones imprevisibles. Es un libro amable, pero en fútbol si no eres amable al escribir vas a generar unas reacciones que ni el narcotráfico ni nada [bromea].
– ¿Tiene ya una próxima obra en mente?
– Sí. Estoy trabajando sobre la historia de Pablo Ibar, un español que lleva muchos años en el corredor de la muerte en Estados Unidos. En septiembre le van a repetir el juicio y puede salir después de 16 años en el corredor. Es una historia muy interesante, compleja, y ojalá algún día tenga forma de libro.