Ysrrael Camero (ALN).- En momentos en que la opinión pública mundial se encuentra enfocada en la respuesta de los gobiernos a la pandemia global del coronavirus, William Barr, fiscal general de los Estados Unidos, anuncia la presentación de cargos criminales contra Nicolás Maduro y otros altos personajes del entorno de su régimen, llegando a ofrecer altas recompensas a quienes contribuyan a su aprehensión. ¿Cómo ha de ser leído este paso? ¿Qué consecuencias políticas reales tiene este anuncio en Venezuela? ¿Acerca un cambio político democratizador o contribuye a consolidar el autoritarismo? ¿Obedece esta decisión a factores internos de la política del gobierno de Trump?
Muchos pueden caer en la tentación de aplaudir lo que parece un paso más en una escalada contra Nicolás Maduro. Los deseos legítimos de que una acción, contundente, termine con el régimen autoritario que ha empobrecido a Venezuela, podría mover al entusiasmo, como en muchas ocasiones previas. Pero en política no todo lo que reluce es oro, y es mejor no celebrar antes de tiempo.
La presión internacional contra el régimen autoritario requiere de coordinación y ha de obedecer a una estrategia, que tome en cuenta a los otros aliados, así como la dinámica que desarrollan las fuerzas democráticas internas en su lucha contra la dictadura.
Las sanciones internacionales forman parte de un esfuerzo coordinado de la comunidad internacional para obligar al régimen de Nicolás Maduro a permitir una transición a la democracia. Esto sólo es posible si el bloque de poder que tiraniza Venezuela se divide internamente. La personalización de las sanciones creaba un efecto diferenciador entre los actores, incrementando el costo de salida para los sancionados, reduciendo el costo para aquellos que no lo están.
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¿Qué estaba pasando en Venezuela?
La mezcla de presión internacional y de presión interna ha venido configurando un espacio estrecho de oportunidad para detener y revertir la autocratización, paso necesario para retornar a la democracia. Este margen de maniobra pasa por la realización de unas elecciones competitivas que transiten por algún tipo de acuerdo político. Antes de que se expandiera la crisis global del coronavirus se había venido avanzando en ese sentido.
La respuesta de Nicolás Maduro
“El gobierno de Donald Trump, en una acción extravagante, extremista, vulgar, miserable, lanzó un conjunto de acusaciones espurias, falsas… Así se lo digo: ‘¡Eres un miserable Donald Trump!’. Él actúa no sólo como un cowboy, racista y supremacista, él maneja las relaciones internacionales como un extorsionador”.
Clarín
El coronavirus cambió las prioridades de la política internacional, porque modificó la política interna de todos los países que eran tocados por la pandemia. El tema de Venezuela perdía fuerza en la agenda. Ante la expectativa de que la llegada del Covid-19 empeorará las condiciones de vida de la población venezolana, se abrió paso una nueva etapa del debate que vinculaba la flexibilización de algunas sanciones con un acuerdo entre el régimen de Maduro y los sectores democráticos liderados por Juan Guaidó.
Nicolás Maduro fracasa en su intento de conseguir recursos del FMI sin pasar por la aprobación de la Asamblea Nacional. Michelle Bachelet, tras ratificar la responsabilidad del régimen de Maduro en la depauperación de los venezolanos y en la violación de los DDHH, señaló la necesidad imperiosa de que la población acceda a ayuda humanitaria antes de que el coronavirus se expanda. Coincidió con la Unión Europea en la posibilidad de que se priorice la respuesta a la crisis humanitaria reduciendo la rigidez de las sanciones.
El régimen de Maduro no es capaz de asegurar un confinamiento efectivo de la población, y la caída de los precios del petróleo en el mercado internacional compromete su acceso a recursos. A los tímidos avances en la conformación de una nueva autoridad electoral, paso necesario para llegar a unas elecciones competitivas, siguió una nueva ola represiva contra la disidencia.
En medio de una tensión creciente, la coexistencia de acciones de conciliación y represión podría hablarnos de la presencia de dos agendas en el bloque de poder. Frente a la existencia de sectores, dentro del bloque de poder, proclives a la realización de unas elecciones competitivas en Venezuela para normalizar, de alguna manera, la vida política, se expresan los inmovilistas y radicales. Los primeros actúan ocultos, los segundos vociferan en público.
Este es el contexto venezolano de los anuncios de la Fiscalía de EEUU contra Maduro, que incorporan al general Vladimir Padrino López, cabeza visible del sector militar, y a Diosdado Cabello, presidente de la ilegítima y fantasmal Asamblea Nacional Constituyente.
La brecha que abre Donald Trump
Lamentablemente, el mensaje de la administración de Donald Trump es disonante e inoportuno, ampliando la brecha existente entre la política europea y la voluntad política estadounidense. Esta escalada, en este contexto, cohesiona al bloque de poder en vez de dividirlo, fortalece a los más inmovilistas y anula los esfuerzos de aquellos que podrían facilitar la consecución de unas elecciones competitivas.
Efectivamente, esta acción está siendo aplaudida por los sectores más radicales e intransigentes de ambos bloques. Para los radicales de la oposición señala la inminencia de la caída inevitable del régimen de Maduro, sin necesidad de negociación ni de diálogo. Los intransigentes de Maduro aplauden en silencio, porque consiguen cohesionar a su alrededor a los más díscolos, que tendrán que demostrar su lealtad nuevamente.
Este anuncio de la Fiscalía de los Estados Unidos debilita la cohesión de la alianza internacional contra Maduro, y puede llegar a dinamitar los puentes que, con suma dificultad y esfuerzo, se pudieran haber construido para impulsar las elecciones competitivas que Venezuela necesita.
El factor electoral en los EEUU
¿A qué obedece entonces esta decisión de EEUU?
Primero, la política interna en año electoral, a pesar de que el manejo de la crisis del Covid-19 ha mejorado la imagen de Trump, sigue siendo necesario asegurar los 25 votos electorales de Florida, frente a la posibilidad de que un moderado Joe Biden sea el candidato demócrata a la Presidencia.
Segundo, el ejercicio de un voluntarismo característico de un liderazgo populista, que desprecia el trabajo de los equipos del Departamento de Estado, prefiriendo la grandilocuencia hiperbólica al trabajo de filigrana de la diplomacia.
La oposición dividida sobre si Guaidó debe alcanzar acuerdos con Maduro para combatir al coronavirus en Venezuela
Es más que probable que la respuesta del régimen de Maduro sea incrementar aún más la represión y la persecución contra la disidencia, volando cualquier tipo de puentes establecidos con la oposición. Inmediatamente, la Fiscalía General al servicio del régimen de Maduro, hizo un anuncio espejo, abriendo una investigación contra Juan Guaidó, Presidente encargado de la República, acusándolo de ser parte de un supuesto intento de golpe de Estado promovido desde Colombia.
La autocratización se profundiza, mientras la población se sumerge en el empobrecimiento, y la pandemia de coronavirus toca las puertas de los hogares venezolanos desde Maracaibo hasta Cumaná y desde Caracas a Puerto Ayacucho. Un acuerdo es imprescindible para responder a la crisis humanitaria y para iniciar un proceso de redemocratización del sistema. Mientras más tiempo tardemos, mayor cantidad de víctimas tendremos que contar.