María Rodríguez (ALN).- Jesús G. Maestro, profesor de Teoría de la Literatura y de Literatura Comparada en la Universidad de Vigo, se muestra crítico con las obras sobre narcotráfico en esta entrevista con ALnavío. Considera que se prestan más “a una seudoliteratura de consumo que a una obra de arte”.
El fenómeno de los libros sobre historias de narcos se expande, no sólo en Colombia y México, también -aunque sea poco a poco- en España. Pero igualmente cosecha críticas. Desde el punto de vista académico, ¿se puede hablar ya de la literatura del narcotráfico como un nuevo género? ¿Qué requisitos serían indispensables para ello?
Jesús G. Maestro, profesor de Teoría de la Literatura y de Literatura Comparada en la Universidad de Vigo y director de la Cátedra de Filosofía Cervantina en Guanajuato (México), analiza estas cuestiones en esta entrevista para el diario ALnavío.
– ¿Queda margen en la literatura en español para que se desarrollen nuevos géneros?
– Sí, por supuesto. La literatura siempre está abierta a las capacidades que puedan ofrecer los autores y a las interpretaciones de los lectores. La literatura se alimenta de la realidad, y mientras haya mundo habrá literatura. Son las personas quienes construyen la realidad. Y son los autores quienes crean y construyen nuevos géneros literarios o transforman los preexistentes. La literatura no tendrá final histórico jamás.
Maestro: “Lo más probable es que no pase de ser un tema disfrazado de literatura. Mejor dicho: de pseudoliteratura”
– Uno de estos nuevos géneros podría ser el de la literatura del narcotráfico. ¿Considera que con la publicación de cada vez más libros sobre esta temática en España se puede hablar ya de un nuevo género, desligado de la novela policíaca?
– No. Porque lo primero que habría que plantearse es si esos libros son libros de literatura o simplemente son libros que cuentan historias sobre narcotráfico, bajo la pretensión de ser obras literarias. Fíjese que habla de “temática”. Un tema no es un género literario. Un tema es una referencia recurrente. Un género literario es el conjunto de características comunes o semejantes que pueden identificarse entre las diferentes partes constitutivas de una totalidad literaria. Hablar de un género literario implica hablar, ante todo, de literatura, más precisamente, de rasgos comunes (relativos al narcotráfico) entre partes diferentes (novelas, cuentos, obras de teatro, poesía…). No todo lo que se escribe, por el hecho de que se escriba, es literatura, del mismo modo que no todo soneto es poesía. Hay que examinar la posible calidad literaria de un libro para determinar si es o no literatura.
– ¿Qué requisitos serían indispensables para hablar de la literatura del narcotráfico como género?
– En primer lugar, tendríamos que estar ante obras literarias, novela, teatro o poesía, cuya calidad literaria quedara explícitamente probada y demostrada. A partir de ahí, en segundo lugar, la presencia del narcotráfico tendría que configurar material y formalmente la hechura literaria, esto es, la forma y la materia de la novela. Lograda esa dimensión, ya podríamos hablar de un nuevo género literario. Pero advierto, de nuevo, que un género literario no es un tema. Veo muy difícil que un tema como el narcotráfico se pueda convertir en un género literario porque lo más probable es que no pase de ser un tema disfrazado de literatura. Mejor dicho: de seudoliteratura. Y que su único objetivo sea el mercantil, es decir, una invención editorial, como lo es la llamada literatura infantil o la inexistente literatura de mujeres.
– En América Latina, especialmente en México y Colombia, se ha extendido el término “narcoliteratura” para agrupar las obras de ficción y no ficción sobre narcotráfico. ¿Cree que este término podría extenderse en España o, por el contrario, la lectura de este tipo de libros es más bien un fenómeno pasajero?
– El término puede extenderse por donde sea, con tal de que haya una estructura mediática (prensa, radio, internet, televisión, etc.) que lo imponga. Usted habla de “no ficción”. Eso ya no es literatura: lo que no es ficticio no forma parte de la literatura. La literatura exige siempre la ficción. En consecuencia, no podemos incluir en un presunto género literario algo que no es literario porque no es ficticio, sino histórico, operatorio, y con consecuencias jurídicas, además. Por otro lado, todo es un fenómeno pasajero: la teoría literaria aristotélica fue un fenómeno también pasajero, que duró unos 2.000 años, pero que ya pasó. La pregunta no es si será pasajero o no: la pregunta es si dará lugar a consecuencias o no. Y eso dependerá de la inteligencia de los autores de ese posible género literario.
“Veo muy difícil que un tema como el narcotráfico se pueda convertir en un género literario”, afirma el profesor Jesús G. Maestro
– ¿Ha leído La reina del Sur, una obra sobre narcotráfico escrita por Arturo Pérez-Reverte? ¿Qué opinión le merece?
– Sinceramente, yo no leo a Arturo Pérez-Reverte. No escribe obras literarias, sino seudoliterarias. Están bien para entretener a la gente, pero no me interesan. No hay ideas en ellas.
– Una de las citas que usted destaca en su página web es: “La literatura puede sobrevivir sin lectores, pero no sin intérpretes. Y las universidades hoy ya no forman intérpretes”. En este sentido, ¿considera que los libros sobre narcos son para leerlos, como simple entretenimiento, o para interpretarlos?
– Cada cual puede usar la literatura para lo que quiera, lo que pueda o lo que sepa. La servidumbre literaria -el para qué sirve la literatura- está siempre en función de las deficiencias de cada lector. Hay gente que usa los libros para tapar huecos en casa, por ejemplo. Hay quien los usa como instrumentos de eudemonismo (felicidad) emocional, para divertirse, etc. Y los hay que los utilizan para pensar, y al fin y al cabo es como si no los hubieran leído nunca porque, aunque piensen, no hacen nada con lo que piensan, de modo que es como si no los hubieran leído. La literatura publicada es el resultado histórico de la inteligencia de sus lectores. Si no se educa a la gente para interpretar literatura, entonces la gente no sabrá distinguir una obra literaria de un código de barras. Personalmente, creo que un tema como el del narcotráfico se presta más a una seudoliteratura de consumo que a una obra de arte. Es más una cuestión mercantil que literaria.