Daniel Gómez (ALN).- Al contrario de las asociaciones de derechos humanos, las patronales empresariales, y una figura global como Sergio Ramírez, la ministra de Turismo nicaragüense, Anasha Campbell, dice a ALnavío que la crisis de las protestas “fue un intento de golpe de Estado” y que los empresarios que criticaron al Gobierno “se tomaron la tarea de ser políticos”.
Fue un 2018 para el olvido en Nicaragua. Hace un año, en Madrid, los funcionarios de Daniel Ortega llegaron a la Feria Internacional de Turismo (Fitur) vendiéndose como un paraíso natural entre el océano Pacífico y el mar Caribe, con, además, una proyección económica espectacular. Tal era así que cerrarían el año con récord de visitantes: dos millones.
Este miércoles, otra vez en Madrid, otra vez en Fitur, la ministra de Turismo, Anasha Campbell, admitió al diario ALnavío que no pudieron llegar a esa cifra. No precisaron nada más. El motivo no es otro que las protestas que incendiaron Nicaragua entre abril y septiembre. Lo que ellos llaman “intento de golpe de Estado”.
La versión de las Naciones Unidas, de la Asociación Nicaragüense de los Derechos Humanos, del escritor Sergio Ramírez, y del Consejo Superior de la Empresa Privada, la gran patronal de empresarios nicaragüenses, liderados por el magnate Carlos Pellas Chamorro, es que aquello no fue ningún golpe de Estado. Que fueron protestas pacíficas que dejaron al menos 500 muertos por la extrema violencia de los afines a Ortega.
La versión de estos organismos también habla de un desastre económico. De 400.000 puestos de trabajo perdidos por la crisis, dijo la Fundación Económica para el Desarrollo Económico y Social. De una contracción económica de 4% en 2018, calculó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La ministra admite algunos de estos datos, pero no todos. Ella defiende la versión de Ortega, quien habla de 198 muertos, de intento de golpe de Estado, e insiste en que la prensa internacional “sobredimensionó” el conflicto. De ahí, asegura, que decayera el turismo y la inversión en “una tierra de lagos y volcanes”.
– ¿Cuál es el estado del turismo en Nicaragua en estos momentos?
– Quien quiera promover el turismo en Nicaragua es bienvenido. Estamos buscando, con mesas de trabajo inclusivo, soluciones a los retos de la industria. Nunca hemos dejado de hacer eso. Incluso en abril, en mayo, cuando vivimos momentos difíciles, hemos trabajado con el sector.
– ¿Qué tal es la relación del Gobierno con los empresarios?
– La mayoría de nuestros empresarios siguen creyendo en Nicaragua. Hemos tenido muchas misiones público-privadas fuera del país. En Centroamérica. En Norteamérica. En Europa. Hay que recordar que el 90% de la industria turística en Nicaragua descansa en las micro, pequeñas y medianas empresas, que siguen trabajando, que nunca cerraron las puertas. El turismo para Nicaragua representa un medio que contribuye a la reducción de la pobreza. En ese sentido no hemos tenido ningún problema.
– Hubo grandes empresarios muy críticos con Ortega a causa de las protestas…
– Hay algunos, una cámara en particular, que más bien se han tomado la tarea de ser políticos y de trabajar por el turismo. Nosotros los respetamos también, porque están en su derecho de opinar. Insisto: trabajaremos con quien quiera trabajar. Se ha visto una afectación del turismo, y también una recuperación. Es un sector vulnerable. Pero estamos seguros de que recuperaremos las rutas de desarrollo y dinamismo que hemos tenido en los últimos 10 años en los que el turismo ha crecido más de un 224% en términos de generación de divisas y más de 200% del crecimiento en términos de infraestructura turística. La economía, hasta ahora, creciendo 5% todos estos años…
– Nicaragua venía creciendo muy fuerte, pero también cayó con fuerza en 2018. Sólo hay que ver lo que dice el FMI.
– Es que no se puede comparar. No se pueden comparar años en los que hubo un intento fallido de golpe de Estado al resto de los años. Es lógico que esto afecte a la economía. Después de vivir lo que vivimos, hay un efecto en el turismo. Y las cifras oficiales también lo dicen.
– Qué dicen esas cifras.
– Pasamos de 49.000 turistas que llegaron en junio de 2018, que fue el mes más bajo, a un noviembre que recibimos más de 85.000. En diciembre calculamos que logramos más de 100.000 turistas, pero aún no hemos cerrado el año.
– ¿Cómo ve el futuro en Nicaragua?
– Sabemos que es un sector vulnerable, pero que también se recupera. Hay hombres y mujeres que aman nuestra patria, y que trabajarán para la prosperidad de Nicaragua. Y recuerdo: hay muchos nicaragüenses, no sólo dueños de hoteles, restaurantes y turoperadores, sino el resto. Ese sector donde el dólar que entra a la población le cambia la vida. Y otra cosa que recuerdo: en Nicaragua el Gobierno no maneja nada en la industria. Eso le corresponde al sector privado, en el que unos cuantos, como dije, se han dedicado más a la política que a los negocios.