(EFE).- La lava que mana del volcán de la isla española de La Palma desde hace 63 días alcanzó hoy por tercera vez el mar, está generando un nuevo delta lávico (la denominada «fajana») y ha obligado al confinamiento en sus casas de unas 3.000 personas al menos durante 24 horas.
La colada número 7 llegó al mar a las 12:01 de este lunes (hora local y GMT) en un punto situado más al norte del primer delta lávico que comenzó a formarse la noche del 28 de septiembre, más cerca del puerto de Tazacorte.
Se trata del tercer punto de llegada del magma al océano, tras el de finales de septiembre y el que hace unos días sepultó por completo la playa de Los Guirres.
El Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca) no esperaba que la lava alcanzara tan pronto el mar por esta zona, lo que constituye «una nueva sorpresa» que se atribuye a los nuevos aportes tras los desbordamientos registrados en el cono en días pasados y a que el magma ha discurrido por encima de las coladas previas y por tubos lávicos, sin absorber nuevo material, como ocurre cuando ocupa otro territorio.
Aunque casi toda la energía circula por la colada 7, la lava también avanza por las situadas más al sur, la 1, la 2 y la 9, que ya prácticamente forman una sola.
Un vídeo tomado desde el puerto de Tazacorte muestra el río de roca fundido descolgándose por un acantilado, con una densa nube de gases que provoca la súbita evaporación del agua en contacto con el material incandescente.
Además del vapor de agua por el fuerte choque térmico, la interacción entre la lava y el mar puede provocar emanaciones de gases como ácido clorhídrico.
Ante el riesgo que eso supone para la población, el Gobierno de Canarias ha decretado el confinamiento en localidades y barrios próximos.
Aunque las emisiones de dióxido de azufre han marcado un mínimo desde que comenzó la erupción el 19 de septiembre, entre 900 y 1.300 toneladas diarias, el viento del oeste y el suroeste causa problemas en la calidad del aire también en los municipios al este.
Asimismo, la orientación de la nube de gases y cenizas del volcán hacia el este mantiene inoperativo el aeropuerto de La Palma y las previsiones meteorológicas hacen temer que las incidencias en la actividad aeronáutica continuarán en las próximas 24-48 horas.
Según el Pevolca, es pronto para sacar conclusiones sobre el descenso en la emisión de dióxido de azufre, uno de los indicadores que utilizan los científicos para anticipar la evolución de la erupción, pues este parámetro registra gran variabilidad.
En cuanto a la sismicidad se mantiene como en días anteriores, con un terremoto de magnitud 4.8 a 36 kilómetros de profundidad. También permanecen estables parámetros como la deformación o el tremor.
La superficie total ocupada por la lava asciende ya a 1.060,22 hectáreas, siete hectáreas más que la víspera, y la anchura entre coladas es de 3.300 metros, cien metros más.
Las últimas estimaciones del catastro apuntan a 1.481 edificaciones afectadas, de ellas 1.193 residenciales y 159 agrícolas.
El cálculo del sistema europeo de satélites Copernicus sitúa las edificaciones dañadas en 2.746, de las que 2.651 han sido destruidas.