(EFE).- Un tribunal de Arabia Saudí ha condenado a un hombre, de nacionalidad yemení, a 15 años de prisión por promover a través de las redes sociales la «apostasía, el descreimiento y el ateísmo», denunció este lunes la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
La ONG aseguró en un comunicado que la sentencia contra Ali Abu Luhum, de 38 años, fue emitida el pasado 21 de octubre y «se sustentó en comentarios hechos a través de dos cuentas anónimas en Twitter».
El juicio se despachó entre el 10 y el 26 de octubre, en tres vistas, incluidas la inicial de lectura de cargos y la de la lectura de la sentencia, que ha sido apelada y todavía tiene que ser ratificada por el Tribunal Supremo, sin escuchar a los testigos propuestos por la defensa, según HRW, que citó a una «fuente informada».
En el proceso, los fiscales acusaron a Abu Luhum de varios cargos de apostasía y blasfemia, «incluidos la negación de la existencia de dios; hacerse pasar por, dudar de y burlarse de dios, del islam, del profeta Mahoma y del día del juicio final; promover el ateísmo, y publicar y promover ideas perjudiciales para el orden público, los valores religiosos y la moral pública en redes sociales», añadió.
La acusación, sostuvo la organización, había pedido la pena de muerte en base a la interpretación de la ley islámica en Arabia Suadí, aunque el tribunal la desechó debido a que el acusado se retractó durante el juicio.
Según Human Rights Watch, la culpabilidad de Abu Luhum se determinó a partir del hecho de que las cuentas de Twitter en cuestión estaban registradas con números telefónicos relacionados con él y de una confesión obtenida mediante la amenaza de procesar también a su esposa.
HRW denunció que el Gobierno saudí «no tolera el culto en público de adherentes a religiones distintas del islam» y que incluso «sistemáticamente discrimina a minorías religiosas musulmanas», particularmente los chiíes imaníes e ismailíes.
El vicedirector para Oriente Medio de la ONG, Michael Page, criticó que, aunque Arabia Saudí «no repara en gastos para presentarse como un país tolerante y reformador», su «ortodoxia estatal en cuanto a la religión todavía provoca» este tipo de sentencias.