María Rodríguez (ALN).- Latinoamérica “pierde dinamismo”, asegura Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Se apoya en datos: los flujos de inversión recibidos en 2016 supusieron un 7,9% menos que en 2015 y un 17% menos respecto a su máximo, alcanzado en 2011.
Los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia América Latina supusieron 167.043 millones de dólares (aproximadamente 142.000 millones de euros) en 2016, un 7,9% menos que en 2015 y un -17% respecto a su máximo, alcanzado en 2011. Así lo recoge el informe anual de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre IED, presentado este jueves. El retroceso se debe a los bajos precios de las materias primas y al lento crecimiento regional, tal como apuntó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la institución. La región “pierde dinamismo”, dijo la ejecutiva, lo que se traducirá, según proyecciones de CEPAL, en una nueva caída de la inversión para 2017, que la institución estima en torno al 5%.
En concreto, la CEPAL justifica esta proyección a la baja por la “débil recuperación” de la actividad económica de la región para 2017, que sitúa en el 1,1%. Además, “en algunos sectores clave como las telecomunicaciones, la caída de la rentabilidad de las inversiones puede ocasionar que disminuya el interés de los inversores extranjeros”, apunta.
En 2016, América Latina y el Caribe recibieron el 10% de las inversiones extranjeras directas globales
Asimismo, la institución insiste en que las economías de América del Sur, especializadas en la producción de bienes primarios (en particular petróleo y minerales), se verán afectadas por una tasa de crecimiento de apenas el 0,6% (según sus estimaciones) y por el contexto internacional de precios bajos.
Ya en un estudio de abril, los economistas de BBVA Research revisaron el crecimiento del PIB latinoamericano del 1,1% al 0,8% para 2017 por el impacto de unas exportaciones intrarregionales “desilusionantes” en el primer trimestre de este año y por la corrección a la baja del precio del crudo.
En cuanto a Centroamérica y México, la CEPAL insiste en que “si bien presentan expectativas de crecimiento más favorables, con tasas entre 3,6% y 2,2% [respectivamente], la incertidumbre derivada de la renegociación del NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) puede afectar al flujo de inversiones hacia esos países”.
Por su parte, José Barbero, consultor en el área de Infraestructura de la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, ya se manifestó en marzo sobre los retos en materia de inversión en la región, especialmente en el ámbito de infraestructuras. “Los grandes motores de crecimiento que teníamos han reducido su potencia y hay que inventar otros. Hay un desafío enorme de incrementar inversión en un contexto que no es fácil”, apuntó.
La inversión en infraestructuras en América Latina prometía ser amplia tras más de una década, desde los años 90 hasta 2013, cuando los países apenas le destinaron un 2,2% del PIB, según datos de la CEPAL. Pero, a falta de datos firmes en los últimos tres años, la previsión de la CAF es que el gasto en infraestructuras de 2016 caiga a niveles de 2011, suponiendo poco más de un 2,5% del PIB. De este porcentaje, una mitad pertenecería a inversión pública y la otra a inversión privada.
La CEPAL llama a los países de América Latina a atraer flujos de inversión
Ante los datos que hoy están sobre la mesa, la CEPAL hace un llamamiento a los países de la región para atraer flujos de capital. “La inversión extranjera directa ha sido un factor importante para el desarrollo de actividades exportadoras clave para el crecimiento de América Latina y el Caribe”, recordó Bárcena, “pero las elevadas brechas de productividad que persisten en la región y los nuevos escenarios tecnológicos que plantea la cuarta revolución industrial exigen nuevas políticas para aprovechar los beneficios de la IED en los procesos nacionales de desarrollo sostenible”, planteó la ejecutiva.
En 2016, América Latina y el Caribe recibieron el 10% de las inversiones extranjeras directas globales, un aporte similar al de 2015, pero menor al 14% de media que se había logrado entre 2011 y 2014.