Daniel Gómez (ALN).- Dice el refranero: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Algo similar ocurre con la inflación. En Latinoamérica, los venezolanos gastan casi todo el sueldo en comprar comida porque el dinero no tiene valor. Mientras, en economías como Panamá y Ecuador, con altas perspectivas de crecimiento, los ciudadanos de lo último que se preocupan es del índice de precios, de apenas 0,5%.
Aumento sostenido de los precios al consumo. Pérdida del valor del dinero. Estas son algunas de las definiciones de inflación, un indicador clave en la vida de los ciudadanos y también en el desempeño de las empresas.
En América Latina, el ejemplo de cómo hacer las cosas mal es Venezuela. Allí la inflación devora salarios. Como dice Ángel Alvarado, diputado de la Asamblea Nacional, hay ciudadanos que tienen que invertir el 80% del sueldo para comprar comida. La inflación también espanta las inversiones. Y es que las multinacionales no pueden definir con exactitud las operaciones ya que sus activos pierden valor casi a diario.
Un caso concreto es el de Telefónica. El mercado venezolano pasó de ser su principal negocio internacional a principios de siglo, a casi desaparecer de los estados financieros por culpa del descontrol de los precios.
En octubre de 2017, según datos del banco de inversión Torino Capital, la inflación en Venezuela se situó en 815%, la más alta del mundo en estos momentos. De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene proyecciones que apuntan a que se situará por encima de 1.000% en 2018.
Tal es la situación que José Vicente Rangel, vicepresidente ejecutivo y ministro de Defensa en tiempos de Hugo Chávez, cargó contra la inflación que, según los expertos, responde a un modelo de socialismo, el que predica el presidente Nicolás Maduro, repudiado por el capital internacional.
Según Rangel: “Los venezolanos estamos contra la pared. Qué justifica que en cuestión de horas se multiplique en el mercado el valor del queso, la carne, el arroz. Lo que sucede en el país no tiene explicación. Y lo confirma el silencio que existe a la hora de ensayar algunas (teorías) cada vez más retorcidas forjadas en el universo de la fábula. Ninguna convence. ¿Qué sorpresa nos deparará el futuro inmediato, si no hay políticas claras que demuestran ser las apropiadas? A estas alturas resulta imposible vivir de ilusiones provenientes de promesas reiteradamente frustradas”.
Estas situaciones tan extremas las definen los economistas como hiperinflación, un monstruo capaz de liquidar todo el tejido productivo de un país, como ocurrió en Alemania después de la Primera Guerra Mundial y en Hungría después de la Segunda.
Otro país que tiene que lidiar con elevados precios al consumo es Argentina. En el mandato de Cristina Fernández de Kirchner superó el 100%. Un regalo envenado con el que el presidente Mauricio Macri lleva luchando desde que llegó al poder hace dos años.
El gobernante se marcó como objetivo dejarla en un dígito. Aún hoy se mantiene en 17,6% con un crecimiento interanual -hasta septiembre- de 5,8%. Así se da la paradoja de que, a pesar de las reformas de Macri, el clima de confianza y la evolución positiva de la economía, los inversores evalúen con prudencia qué negocios hacer en Argentina.
La resistencia mexicana
La tercera economía de América Latina con mayor inflación es México (5,1% en octubre). La incertidumbre provocada por las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el fin del subsidio al precio de los combustibles, así como el impacto de los terremotos y huracanes han puesto a prueba el esquema regulatorio del país latinoamericano.
México: “Vamos a ser el gobierno que menos inflación ha tenido en un sexenio”
Pese al número de impactos que tuvo que resistir la economía, el índice de precios en México ha resistido bien. En los 10 primeros meses del año la inflación aumentó 6%, y terminará 2017 en un porcentaje aún más bajo.
De esta fortaleza hizo gala la viceministra de Hacienda y Crédito Público, Vanessa Rubio Márquez, en su visita a Madrid a principios de noviembre: “Vamos a ser el gobierno que menos inflación ha tenido en un sexenio”.
Lo ha hecho bien México resistiendo la inflación. Y también las pujantes economías de Ecuador y Panamá. Ambos países viven una etapa de expansión económica que se traduce en los niveles de precios más bajos de toda América Latina. En Panamá avanza al 0,5% y en Ecuador al 0,6%.
El 2% es un buen indicador
Los Bancos Centrales de Chile y Brasil también han hecho importantes esfuerzos para contener la inflación. La economía chilena no está atravesando su mejor momento, pero mantiene el índice de precios en 1,9%.
No obstante, este podría verse afectado al alza en noviembre y diciembre de 2017 debido al resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en las que el líder de centro-derecha Sebastián Piñera ganó, pero no con la contundencia proyectada. De ahí que los mercados chilenos hayan perdido cotización y el peso de Chile sea 1,1% más débil frente al dólar.
Brasil, que abandonó en 2016 la mayor crisis económica y política de su historia, camina hacia la recuperación con una economía que avanza a buen ritmo y un índice de precios que se mantiene en 1,8%.
De hecho, estos niveles de Chile y Brasil son los recomendados por la mayoría de los Bancos Centrales: “Siempre la inflación rondando los dos puntos”. Según dicen, es una manera de mantener estimulado el consumo al tiempo que la industria saca partido de unos precios más altos.
En Latinoamérica, tanto Guatemala como Colombia y Nicaragua son países que tienen que poner énfasis en el control de precios para no llegar a casos como el argentino. Todas estas economías han presentado una inflación interanual de 4%, nivel que afecta la cartera de los ciudadanos y el desempeño de las empresas.
Una situación parecida viven Perú y Bolivia, con 3,3% y 3,5%, respectivamente. Ambos países, muy dependientes económicamente del precio de las materias primas, pueden acusar gravemente una brusca caída del precio de las commodities.