Pedro Benítez (ALN).- Ocupado en distintas maniobras políticas en un intento por conseguir “legitimidad” luego de los cuestionados comicios del 20 de mayo pasado, el gobierno de Nicolás Maduro parece desentenderse del principal y más dramático problema que hoy afecta a Venezuela: la hiperinflación.
Los padecimientos económicos de los venezolanos parecen no tener límites. Venezuela va directo a romper todos los récords de hiperinflación en América Latina. El caos monetario y el aumento de los precios ya no son comparables con ninguno de los países de la región que padecieron ese proceso en el pasado.
A falta de datos por parte del Banco Central de Venezuela (BCV) o del Ministerio del Poder Popular para la Economía y Finanzas (no aportan cifras oficiales desde 2014) hay estimaciones que simplemente son aterradoras.
Según María Carolina Uzcátegui, presidenta de Consecomercio (la cámara que agrupa al sector comercial y de servicios privados del país), la tasa de inflación en el mes de mayo estuvo por el orden del 100%. Es decir, los precios crecen en cuestión de horas. Cualquier observador puede percatarse de esto en Caracas.
Por ejemplo, medio kilo de café molido superó al momento de redactar esta nota los 2.500.000 bolívares. A fines del año pasado se podía adquirir el mismo producto en menos de 300.000.
Con el billete de más alta denominación (100.000 bolívares) sólo se puede comprar hoy un pan. De acuerdo con el monitoreo semanal que realiza el portal financiero Banca y Negocios este precio se incrementó en 50% sólo en una semana y un kilo de queso pasó de 800.000 a 2.200.000 bolívares en un mes.
Mientras tanto, el salario mínimo integral es de 2.550.500 bolívares. Un poco menos de 2,5 dólares a la tasa de cambio paralela y no oficial.
Otros datos aportados por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) indican que una familia de cinco integrantes necesita 100.174.980,98 al mes de abril sólo para comprar alimentos. Un incremento de 92,5% con respecto al mes previo.
Para el MIT Billion Prices Project, la inflación mensual de Venezuela en mayo fue de 123,25%. En los primeros meses del año esta tasa mensual rondaba el 80%, lo cual indica una imparable aceleración.
Esto ha llevado al profesor de economía de la Universidad John Hopkins, Steve Hanke (que ha venido siguiendo el proceso inflacionario en Venezuela), a concluir que la tasa anualizada es de 27.364%, según publicó en su cuenta de Twitter y en la revista Forbes. Más del doble del pronóstico de inflación del FMI para 2018 en Venezuela.
.@zerohedge breaks from the mold & uses my measurement of Venezuela’s hyperinflation. The problem is, ZH reports a measurement of 16,000%. Hyperinflation in VNZ is moving like a wildfire. Today’s measurement is 27,384%. To stay up to date, follow my daily measurements on Twitter
— Prof. Steve Hanke (@steve_hanke) 31 de mayo de 2018
Por su parte, según los cálculos de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN), el índice inflacionario correspondiente al mes de abril cerró en 80,1%. No han publicado aún la del mes de mayo; sin embargo esa era una inflación acumulada con respecto a diciembre de 897,2% y anualizada de 13.779%. Esta coincidía con la del FMI.
Pero según esa misma fuente, en marzo pasado la inflación anualizada (marzo 2017-marzo 2018) fue de 8.878,1%.
Aunque como vemos no hay coincidencia precisa en estas estimaciones, no obstante todas concuerdan en un aspecto: el ritmo en el crecimiento de los precios en Venezuela se está acelerando de una manera increíble.
Y también nos indican que Venezuela va a romper todos los récords de hiperinflación en América Latina: Brasil, 2.477% en 1993; Argentina, 4.924% en 1989; Bolivia, 8.767% en 1985; Nicaragua, 7.485% en 1990; y Perú, 7.650% en 1990. De seguir así las cosas la inflación en Venezuela sólo podrá compararse a la de Zimbabue en 2009.
Hiperinflación digital
Este crecimiento exponencial de los precios es a su vez consecuencia directa del aumento geométrico de la liquidez monetaria de los últimos meses por parte del BCV, a fin de pagar los incrementos de salarios y bonos decretados por el mandatario Nicolás Maduro de cara a su campaña reeleccionista.
Esto no se ha efectuado por la vía de imprimir dinero físico principalmente, sino pisando una tecla en alguna computadora, con lo cual Venezuela está experimentando la primera hiperinflación digital de la historia.
Este procedimiento es hoy el principal mecanismo de financiamiento del gasto público, muy por encima del Impuesto Sobre La Renta (ISLR) y el IVA.
Las cifras publicadas semanalmente por el BCV indican que la liquidez monetaria pasó de 133.263.960.002.000 de bolívares en enero a 681.062.913.851.000 de bolívares para abril. Es decir, la cantidad de dinero en circulación aumentó 411% (más de cinco veces) en los cuatro primeros meses de 2018. Pero el 18 de mayo alcanzó los 1.015 billones de bolívares (16 cifras).
No obstante, de ese total de bolívares en circulación sólo 18,5 billones (2,72%) son billetes y monedas. Lo que a su vez ha creado un problema de escasez de dinero en efectivo y una fuerte demanda de este. En varias ciudades del interior de Venezuela el dinero en efectivo se compra a por lo menos el doble de su valor nominal en transacciones electrónicas.
Otra consecuencia es la progresiva desaparición de establecimientos comerciales incapaces de cubrir sus costos de reposición ante la insólita subida de los precios. Muchos comerciantes sencillamente no saben a qué precio vender las mercancías.
Agréguese además lo complicado que se hace realizar transacciones en puntos de venta electrónicos por la cantidad de ceros en cada operación.
Pero esto no sólo afecta el sector comercial, también está paralizando el transporte de carga y de pasajeros por falta de repuestos.
En su enésimo intento por aplacar el proceso hiperinflacionario en un sector de la economía, la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) ordenó al principal fabricante de baterías para autos del país rebajar en 70% los precios.
Esta medida ha llevado a la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores (Favenpa) a alertar sobre la inviabilidad financiera de las operaciones de esa empresa, obligada a vender el inventario a precios por debajo de los costos de producción.
El Gobierno actúa como si el problema no existiera
Un aspecto sorprendente (y dramático al mismo tiempo) de esta crisis hiperinflacionaria es la actitud del Gobierno. Sus voceros y responsables económicos simplemente la ignoran. Actúan como si el problema no existiera.
Luego de siete meses de hiperinflación el Gobierno apuesta a que esta realidad no le abrirá un nuevo ciclo de conflictividad social.
El exdiputado y exministro de finanzas de Hugo Chávez, Rodrigo Cabezas, advierte sobre la actitud del régimen ante la hiperinflación, a pesar de haber sido uno de los artífices de la reforma de la Ley del BCV que creó las condiciones de la actual crisis monetaria. Sin embargo, esa es una señal de que aun dentro del chavismo la magnitud de esta situación ya no se puede ignorar.
En Venezuela se dice que “economía no tumba gobiernos”. Maduro pareciera ser una demostración de esta conseja. Pero la historia demuestra que la economía tarde o temprano termina pasando factura.