Daniel Gómez (ALN).- La Organización Internacional para las Migraciones sostiene que unas 100 personas cruzan cada día la frontera de Bolivia hacia Chile. Muchos de ellos son venezolanos, que toman rutas clandestinas y a menudo peligrosas. La altura y las temperaturas extremas hacen de esos caminos una trampa mortal. De hecho, dos migrantes fallecieron la semana pasada en un paso fronterizo a 3.600 metros de altura. Mientras, las autoridades chilenas empiezan a aplicar mano dura.
138 migrantes, la mayoría venezolanos, fueron deportados de Chile la semana pasada. Serían personas que no han regularizado su estancia en Chile, además de una minoría señalada por motivos judiciales, como delitos relacionados con narcotráfico. Así lo explicó el ministro del Interior chileno, Rodrigo Delgado.
“Con esto nosotros estamos notificando a las personas que tienen intención de llegar a Chile por pasos no habilitados y de forma clandestina, que se arriesgan a un proceso de expulsión”, apuntó el ministro.
Ahora mismo la frontera de Chile con Bolivia es un punto caliente para el éxodo venezolano. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) sostiene que 100 migrantes cruzan cada día esta frontera.
Ingresan por Colchane, una pequeña comuna del altiplano chileno situada a 3.600 metros sobre el nivel del mar. Si la altura no fuera suficiente desafío, en esta época del año los termómetros caen bajo cero, motivo por el que la semana pasada falleció una pareja de migrantes: un venezolano y una colombiana que perdieron la vida como consecuencia de las bajas temperaturas.
Otro dato importante en Colchane es el censo: 1.700 personas. Esto ha provocado situaciones de desabastecimiento, hasta el punto que ahora mismo hay más migrantes que habitantes en la localidad. Con lo que ello supone.
“Estamos viviendo una de las peores crisis humanitarias. Nos encontramos hoy día con 1.800 inmigrantes. La mayor concentración se encuentra en la localidad capital de Colchane, donde habitan 300 personas”, dijo al portal BBC Mundo el alcalde de la comuna, Javier García.
Cómo lidian con la crisis en Colchane
Con el fin de aliviar la situación, las autoridades chilenas están trasportando a los migrantes hasta Iquique, una ciudad costera al norte del país. Allí cumplen una cuarentena preventiva de 14 días por la pandemia.
Aunque los alojan en residencias, estas se han visto desbordadas. Por eso, como solución, establecieron campamentos en la frontera. Campamentos en los que la filial chilena de la OIM está dando apoyo, especialmente a los más de 230 niños y niñas indocumentados.
En el lado boliviano también están tomando acción. No sólo acogiendo a los migrantes, sino también investigando el origen del problema.
La OIM informó este lunes que en Pisiga, Bolivia, hay “algunos casos de hombres que de manera reiterativa viajan por la misma ruta con mujeres extranjeras jóvenes”. Ante la sospecha de que esto esté relacionado con trata de personas, la Oficina de Migración de Chile y la OIM “establecerán un equipo de monitoreo para identificar los flujos migratorios, condiciones y necesidades humanitarias en la zona”.
Desde 2014, medio millón de venezolanos se afincaron en Chile escapando de la crisis política y económica. Esto la convierte en la colonia extranjera más numerosa del país. La situación, no obstante, se ha agravado este 2021. Sólo en enero ingresaron a Chile de forma ilegal más de 3.600 migrantes. Y el gobierno chileno, a diferencia del de Colombia, que concedió el estatus de protección temporal a todos los migrantes, parece dispuesto a expulsar a los sin papeles, tal como advirtió el ministro del Interior.