Daniel Gómez (ALN).- “La equidistancia cuando se están cometiendo crímenes contra la humanidad es algo aberrante en alguien que ostenta la mayor responsabilidad en el mundo en materia de derechos humanos”, dice al diario ALnavío Beatriz Becerra, eurodiputada y vicepresidenta de la Subcomisión de los Derechos Humanos del Parlamento Europeo.
La expectativa es alta con la llegada de Michelle Bachelet a Caracas. La alta comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas aterriza este miércoles en el país. Allí se verá cara a cara con Nicolás Maduro. Responsable de un régimen que, como dicen los informes elaborados desde su oficina en Ginebra, persigue, reprime y mata.
Lo dicen los documentos redactados por técnicos que han visitado Venezuela, y lo dice la propia Bachelet. El 20 de marzo ofreció un discurso en el que mostró su preocupación por lo que está ocurriendo en el país. Una situación que, llegó a decir, “constituye un inquietante factor de desestabilización regional”.
Es el éxodo. Los cuatro millones de personas que según la ONU han huido de Venezuela. Por la escasez. La falta de alimentos, de medicinas, de democracia, de libertades. Por responsabilidad de Maduro, y también de “una polarización que agrava una situación ya de por sí crítica”, dijo Bachelet en su discurso.
A la alta comisionada se le pidió que además de palabras, fuera y viera lo que ocurre en Venezuela. Con sus propios ojos. Se lo exigieron desde que asumió el cargo en septiembre de 2018. Ella nunca se negó. Al contrario, instó a Maduro a que garantizara las condiciones para poder hacer una visita. Con todas las de la ley. La condición no era otra que tener libertad para hablar con todos. “Sería inútil ir y una vez allí no poder reunirme con cualquiera que necesite reunirme. Creo que sería un fracaso de mi función”, se explicó por Twitter.
Costó, pero ocho meses después, Bachelet, socialista como se dice Maduro, le sacó las condiciones al régimen. La alta comisionada se reunirá con todos y será el viernes, a las nueve y media de la noche, hora venezolana, cuando comparta lo que vio. Las primeras impresiones de lo que vio. Se espera que luego elabore un informe más completo.
La visita, cómo no, despertó reacciones de todo tipo. Leopoldo López Gil, padre del opositor venezolano Leopoldo López y eurodiputado del Partido Popular, invitó a Bachelet a tocar la puerta del embajador español en Venezuela y visitar a su hijo, conocido por ser el preso político más famoso del mundo.
“Si Bachelet quiere ver presos políticos que toque la puerta del embajador de España”, dijo el eurodiputado. Y también dijo que “si alguien puede ser útil hurgando dentro de una dictadura esa es la señora Bachelet”. La también expresidenta de Chile fue prisionera y objeto de torturas en 1975, bajo la dictadura de Augusto Pinochet. “Tiene la experiencia para saber dónde están torturando y encarcelando”.
El diario ALnavío también entrevistó a Beatriz Becerra. La todavía eurodiputada y vicepresidenta de la Subcomisión de los Derechos Humanos del Parlamento Europeo fue preguntada por la visita de Bachelet. Por lo que espera de la visita.
“No quiero pensar que va de paseo, ni que va de mediadora. Tampoco se le puede permitir que sea equidistante. Porque la equidistancia cuando se están cometiendo crímenes contra la humanidad es algo aberrante en alguien que ostenta la mayor responsabilidad en el mundo en materia de derechos humanos”, dijo.
La eurodiputada lo que quiere “es que Bachelet se dé cuenta de lo que representa”. Lo dice porque “no se pueden repetir procedimientos que ya hemos visto en el pasado. Me gustaría pensar que las excarcelaciones [se refiere a la liberación del diputado opositor Gilber Caro este lunes] que estamos viendo no forman parte de la parafernalia que vimos en otras ocasiones y que esto sirva para alargar las cosas en Venezuela”, declaró Becerra.
En este sentido, a la eurodiputada también le gustaría que Bachelet cumpliera y extendiera los informes elaborados por sus técnicos. “No son completos porque no les han permitido verlo todo. A la señora Bachelet no se lo podrán ocultar”.
El caso es que Bachelet cumplió la promesa. Irá a Venezuela. Visitará Venezuela. Se reunirá con todos. Esa era la condición que le exigió a Nicolás Maduro y este le garantizó.
La agenda divulgada por la ONU informa sobre reuniones con Maduro. Con los ministros del régimen. Con altos funcionarios gubernamentales. Con Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia. Con Tarek William Saab, fiscal general. Y con Alfredo Ruiz Angulo, defensor del pueblo.
También conversará con Juan Guaidó. Con los diputados de la Asamblea Nacional. Con parlamentarios de la Asamblea Nacional Constituyente, el Parlamento inventado por el chavismo, así como con otros referentes políticos en Venezuela. Desde delegados de sindicatos hasta líderes religiosos.
Y un último detalle. En las redes sociales de la ONU, cuando hablan sobre la visita insisten en este punto: “Bachelet se reunirá con víctimas de violaciones de derechos humanos y con sus familiares, así como con la sociedad civil”. Quizá esto sea más importante que las propias conversaciones con los políticos.