Zenaida Amador (ALN).- Desde el 23 de enero de 2019 han pesado sobre Juan Guaidó decenas de amenazas y riesgos. Haber asumido la Presidencia Interina dada la usurpación de la presidencia de Venezuela por parte de Nicolás Maduro ha sido razón suficiente para que el régimen tendiera un cerco a su alrededor, detuvieran a miembros de su equipo de trabajo y, en más de una ocasión, lo hayan agredido físicamente. Sin embargo, las autoridades nunca han dado el paso para atreverse a encarcelar a quien es reconocido como el presidente legítimo de Venezuela por más de 50 naciones. Al menos así había sido hasta ahora.
Vale recordar que la inmunidad parlamentaria de Juan Guaidó fue allanada ilegalmente por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en mayo de 2019, luego de los hechos del 30 de abril cuando un grupo de militares se cuadró con el Gobierno interino y exigió la renuncia de Nicolás Maduro.
Era el paso previo para proceder a su encarcelamiento, pero eso no ocurrió. Aun cuando el régimen le impuso prohibición de salida del país, Guaidó salió del territorio en febrero de 2019 y lo hizo nuevamente un año más tarde para emprender una gira internacional en calidad de mandatario reconocido, y aunque fue agredido física y verbalmente, tampoco lo detuvieron al volver a Venezuela. Ahora vuelve la amenaza, que es constante. ¿Amenaza y nada más? Algo podría haber cambiado.
-Guaidó no se salva de esta.
La frase no la dijo Nicolás Maduro, tampoco Diosdado Cabello, quien desde la ANC suele fungir de vocero cuando de acciones represivas e intimidatorias de trata, y suele repetir con Maduro que la justicia un día le llegará a Guaidó. No. La frase fue dicha por Cilia Flores, la esposa de Maduro y denominada por el chavismo como la “primera combatiente” de la revolución bolivariana, quien al referirse a las recientes incursiones marítimas armadas en Venezuela aseguró que “está comprobado plenamente que él (Guaidó) era el que estaba al frente e iban a poner como comandante en jefe-presidente si cumplían con todo lo que estaba pautado”.
Flores, que fue procuradora general de la República, presidenta de la Asamblea Nacional y es pieza clave del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), suele aparecer tomada de la mano de su esposo en actos públicos evitando emitir comentarios. Sonríe y saluda, bien vestida y bien peinada, casi siempre con un peinado diferente, y hasta de un color distinto. Todos saben que Cilia Flores es un poder detrás del poder, así que sus comentarios de este jueves no son palabras al viento. Maduro dice de ella: Es la única primera dama de Venezuela, para zanjar cualquier duda respecto a Fabiana Rosales, esposa de Guaidó.
Asumiendo un inusual rol público activo a través de una transmisión por la televisión estatal, Flores se dedicó a explicar lo relacionado con las evidencias que han recopilado en contra de Juan Guaidó por los hechos de la denominada “Operación Gedeon”, en la cual un grupo de civiles y exmilitares llegaron a costas venezolanas con la meta de acelerar la salida de Maduro del poder.
“Es increíble ver que firmen cómo van a planificar y cometer una invasión y lo dejen plasmado en un contrato con cláusulas para exigir después ante un tribunal su cumplimiento. ¿Ante cuál tribunal pueden ellos exigir el cumplimiento de esto?”, señaló al referirse al contrato suscrito en octubre de 2019 entre miembros del Gobierno interino de Juan Guaidó y la empresa Silvercorp, dirigida por Jordan Goudreau, y en el que aparece la firma del propio Guaidó. El contrato sería la base del plan que dio lugar a la acción armada, que dejó un saldo de ocho fallecidos y un creciente número de detenidos en la medida en que avanzan las pesquisas, así como la base del expediente en contra de Guaidó.
Hablando como abogada dijo que el contrato dejó establecidos los términos de las acciones a ejecutar y las condiciones que fueron fijadas por las partes. Así, según dijo, los mercenarios “iban a cobrar por las riquezas de Venezuela como parte de su recompensa. Y cualquier objeto recuperado será usado por el proveedor para su uso”. Haciendo citas del contrato no dejó de expresar su sorpresa ante un documento redactado en tales términos.
Incluso señaló que dentro de lo planificado estaba contemplado el asesinato de aliados de la oposición y que “el cálculo como daño colateral ya estaba apuntado, previsto y presupuestado”.
Juan José Rendón, quien hasta hace unos días fungía como asesor de Guaidó, es uno de los que ha confirmado la veracidad del contrato y admitió ser uno de sus firmantes, aunque indicó que el plan explorado con Goudreau no recibió luz verde para su ejecución. Guaidó ha dicho desconocer cómo su firma se encuentra en dicho contrato e indicó que esa operación fue infiltrada por el régimen de Maduro para engañar a militares que luego fueron masacrados.
El tema, que ha despertado más dudas que certezas, obligó a las autoridades de Estados Unidos y de Colombia a deslindarse de cualquier acción relacionada con la “Operación Gedeón”, aunque el régimen de Maduro los sigue responsabilizando de darle soporte a Guaidó para coordinar y emprender el plan.
Todo lo ocurrido sirve de excusa para que el chavismo siga adelante con sus estrategias de neutralización de la Asamblea Nacional así como del gobierno interno que preside Guaidó, aprovechando estratégicamente la parálisis general en que está Venezuela a propósito de la cuarentena por el Covid-19, así como la militarización impuesta por esa misma causa.
Flores, de manera lapidaria, aseguró que “Guaidó no se salva de esta”, pues no puede negar que es su firma la que está en el contrato ni puede desconocer una conversación que sostuvo con Goudreau, cuyo audio está en poder de las autoridades. «Hay pruebas grafotécnicas y pruebas de la voz que pueden demostrar que es él el que está hablando”.
A su juicio, lo que estaba en el contrato se terminó convirtiendo en planes ejecutados cuando llegaron las lanchas a costas venezolanas, por lo que “corresponde a los tribunales y la Fiscalía actuar para que haya justicia y toda esta gente pueda ser condenada de acuerdo a la ley”.
Habló Cilia Flores: ¿y eso indica que es el momento de que el régimen se juegue la carta de encarcelar a Juan Guaidó?