(EFE).- La elevada mortalidad por el coronavirus en España el pasado año provocó el segundo mayor bajón de esperanza de vida en la OCDE solo por detrás de Estados Unidos, lo que le hizo pasar de la tercera a la octava posición.
La esperanza de vida en España en 2020 se redujo en 1,5 años y quedó en 82,4 años, de forma que se situaron por delante no solo Japón y Suiza, que ya lo estaban en 2019, sino también Noruega, Islandia, Israel, Suecia e Italia.
En su informe sobre sanidad publicado este martes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señala que únicamente Estados Unidos registró una caída todavía más pronunciada, de 1,6 años. Ese país se quedó en un nivel más de un año por debajo del que tenía en 2010.
España, igual que otros países donde hubo retrocesos significativos en 2020 como Polonia (perdió 1,3 años), Italia (1,2) o Bélgica (1,2), ha vuelto a las cifras que tenían una década antes.
En la práctica, de los miembros de la OCDE para los que hay cifras disponibles, los únicos que escaparon al descenso de la esperanza de vida fueron Costa Rica, Japón, Noruega, Dinamarca, Finlandia y Letonia.
LAS MALAS CIFRAS DE ESPAÑA, POR LA PRIMERA OLA
Federico Guanais, uno de los autores del informe, puntualiza a Efe que el fuerte impacto negativo en la esperanza de vida en España en 2020 se debe a la muy elevada mortalidad durante la primera ola, en la primavera de ese año.
La situación después -añade Guanais- ha sido muy diferente, sobre todo a partir del verano de 2021, ya que España se ha convertido en el tercer país con la tasa de cobertura de vacunación más elevada, después de Portugal e Islandia.
En concreto, un 79,8 % de la población tenía completada la pauta de vacunación a fecha del 1 de noviembre, frente al 65 % de media en la OCDE.
Porque Guanais recuerda que aunque las vacunas no consiguen evitar muchos contagios con la variante «delta», como lo pone en evidencia el caso del Reino Unido -que vive un fuerte repunte de contagios- sí que tienen efectos muy netos en la disminución de las hospitalizaciones y de las muertes.
En los 38 países de la organización se han contabilizado hasta mediados de octubre de este año 110 millones de contagios y 2,1 millones de defunciones, lo que se traduce en una media de 1.370 muertos por covid por cada millón de habitantes.
España está claramente por encima de esa media, con alrededor de 1.800 muertos de forma acumulada por cada millón de habitantes, pero también muy por debajo de Hungría, que supera los 3.000, o de Colombia, Bélgica, Italia, México, Estados Unidos o Reino Unido, que sobrepasan el umbral de los 2.000.
LA MORTALIDAD GLOBAL NO HA CRECIDO MÁS EN ESPAÑA
Si se examina la evolución de toda la mortalidad, y no solo la directamente atribuida a la covid -que en ciertos casos está subestimada por los pocos test que se realizan-, en España ha crecido un 13,5 % entre 2020 y la primera mitad de 2021 respecto al periodo de 2015-2019 tomado como referencia. En el conjunto de la OCDE, el incremento ha sido del 16 %.
Los autores del informe subrayan que la epidemia ha perturbado la atención sanitaria pese a que en la mayor parte de los miembros de la OCDE la cobertura es universal.
A modo de ejemplo, la detección del cáncer de mama se redujo en cinco puntos porcentuales en 2020. Los tiempos de espera para operaciones no urgentes se han incrementado en hasta 58 días para una intervención de cadera y de 88 días para otra de rodilla.
Las consultas presenciales cayeron en siete de los ocho Estados para los que hay datos, y en particular en Chile y en España, con bajas de hasta el 30 %. No obstante, eso se ha visto compensado en parte por las consultas a distancia.