Leticia Núñez (ALN).- Se llama Verónica Casado, es de Valladolid y acaba de ser nombrada como la mejor doctora de familia de Iberoamérica por la Organización Mundial de Médicos de Familia. Y eso que desde pequeña tenía claro que quería ser profesora. Pero al final, su padre le convenció y ahora asegura al diario ALnavío que si tuviera que elegir no dudaría en ser “un millón de veces médico de familia”.
Retengan este nombre: Verónica Casado. Puede que no sea muy conocido, pero el premio que acaba de recibir en Cali (Colombia) lo dice todo. Es la mejor doctora de familia de toda Iberoamérica. El verano pasado también fue galardonada como la mejor de Europa. Así la distingue la Organización Mundial de Médicos de Familia (Wonca por sus siglas en inglés). Se trata de una prestigiosa entidad que reúne los esfuerzos de universidades, academias y asociaciones de 131 países y que colabora de manera estrecha con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ella, originaria de Valladolid (España), dice al diario ALnavío que no quería ser médica sino profesora. Pero al final se ha dedicado a ambas disciplinas. Lleva casi 30 años trabajando en el mismo centro de salud, es autora de más de 600 trabajos de investigación y da clases en la Facultad de Medicina de su ciudad. Afirma que lo que da fuerza a los sistemas sanitarios es la docencia y la investigación y que “formar muy bien a los futuros médicos es apostar por la salud de la población”.
En su opinión, para ser un médico excelente no sólo se requieren conocimientos y buenas habilidades, sino actitudes. “Y el humanismo y la ética son lo que marcan la diferencia”, asegura Casado.
Aunque ha desarrollado toda su carrera entre Valladolid y Madrid, donde fue subdirectora general de Planificación Sanitaria en el Ministerio de Sanidad, también ha viajado en numerosas ocasiones a Iberoamérica, especialmente a Brasil, Chile, Ecuador y Uruguay, para trabajar tanto con ministerios como con universidades.
Señala que en toda Suramérica se están produciendo avances en el ámbito de la Medicina de Familia y que el principal reto es lograr su universalización. Es decir, “que la asistencia llegue a todos los rincones”. Así lo explica en esta entrevista.
– ¿Qué se siente al recibir un premio así?
– La verdad es que muchísima emoción. Ya estaba acostada y me sonó el móvil, no paraban de entrar mensajes. Pensé que era mi hija, pero me encontré con que eran varios compañeros de Uruguay y Brasil. Pasé la noche en blanco de la emoción. Se siente mucha responsabilidad. Que dos regiones de Wonca, Europa e Iberoamérica, coincidan en el mismo candidato es la primera vez que sucede en la historia y desde luego para mí es un grandísimo honor.
“Resulta que cuando estaba en el último año de carrera todavía no había centros de salud en España”
– ¿Por qué cualidades le premian?
– Básicamente lo que se premia es que seas médico de familia, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, que hayas mantenido una actividad asistencial importante con tus pacientes, con abordajes individuales y familiares, y que hayas hecho más cosas para reforzar la especialidad de Medicina de Familia. Han reconocido toda mi labor en cuanto a formación, fui presidenta de la Comisión Nacional durante 15 años de mi vida y conseguimos cambiar la especialidad, orientarla a competencias… He trabajado mucho con otras personas para conseguir que hoy de 42 universidades de Medicina, en 37 la Medicina Familiar y Comunitaria esté como asignatura obligatoria. He investigado mucho, he publicado mucho y entonces yo creo que ellos de alguna manera lo que reconocen es que hagas todas esas cosas para consolidar tu especialidad sin dejar de ser médico de familia.
– Ha sido reconocida como la mejor doctora de Europa e Iberoamérica, ¿cuál es el secreto de su éxito?
– Yo creo que el secreto es la comunicación, compartir e informar a los demás de las cosas en las que se va avanzando y de las que tenemos que hacer para ser mejores como médicos de familia. He viajado en muchas ocasiones a Iberoamérica, especialmente a Brasil, Chile, Ecuador, Uruguay… para trabajar con ministerios y universidades, y también he estado presente en todas las Cumbres Iberoamericanas de la Confederación Iberoamericana de Medicina de Familia. Hemos compartido experiencias para intentar que la Medicina de Familia y la Atención Primaria sean cada vez más potentes. Esta es una gran apuesta por la salud de las poblaciones.
– ¿Qué relación tiene con Iberoamérica?
– Mucha, tengo mucha relación sobre todo a través de la Confederación Iberoamericana de Medicina de Familia. Allí están representados todos los países, desde México hasta Chile. Una cosa que me hizo especial ilusión es que fui votada por unanimidad. Cuando plantearon mi candidatura no tuvieron duda y eso para mí es un motivo de muchísimo orgullo. He trabajado mucho en Brasil con sociedades científicas y universidades y he ido a muchos foros. Asimismo, he intentado asesorar en distintos procesos y estar en todos los sitios que me pedían. Una de las cosas que digo siempre es que siento que este premio es un reconocimiento a la Atención Primaria y a la Medicina de Familia de toda España. Se ha hecho un recorrido muy importante, y aunque en mí recae este premio, se reconoce que en España se ha hecho un desarrollo muy importante de la Medicina de Familia. Y se está haciendo en otros sitios, es importante lo que sucede en Brasil, en Chile… en todos los países de Suramérica está habiendo cambios muy interesantes.
– ¿Cómo ve la Medicina de Familia en Latinoamérica? ¿Qué retos tiene por delante?
– Tiene muchísimos retos por delante y el más importante es la universalización de la sanidad. Que la asistencia y la atención lleguen a todos los rincones de Iberoamérica. Si tienes dinero puedes tener acceso a una medicina muy buena, pero si no hay graves dificultades. Si consiguen el objetivo de que todas las personas de todos los países tengan un médico de familia será un avance para la equidad, para la justicia social y para la eficiencia del sistema muy importante. El papel que están jugando las Sociedades de Medicina de Familia en este sentido es clave.
– ¿Qué país o países van un poco mejor?
– A la cabeza está Costa Rica. Brasil también ha hecho importantes avances, al igual que Chile. Todos los demás, con mayor o menor fortuna, están intentando hacer cosas. En Uruguay también hay movimientos interesantes.
– Además, da otro paso para alzarse con el galardón mundial.
– Sí, competimos en octubre en Seúl. Hay candidato en Asia y otros dos en Norteamérica. Ya veremos qué es lo que pasa. Ya Europa me parecía espectacular, pero encontrarme con dos regiones que apuestan por mí, imagínate. Ahora pensar en el mundial me parece ciencia ficción. Sólo pensarlo da vértigo. Estoy convencida de que hay miles y miles de médicos de familia extraordinarios.
– ¿Cómo decidió que quería ser médica?
– No quería ser médica, yo realmente quería ser profesora. Lo dije toda la vida. A veces casi por confrontación con mi padre, que desde pequeña me decía que tenía que ser médica. Me llegó a convencer diciéndome que los médicos también enseñan. Fue entonces cuando me decanté por la Medicina. En ese momento en el instituto estudiaba latín, literatura, filosofía… Pero bueno, también las ciencias me gustaban. Si ser médica fue una decisión de última hora, elegir la especialidad de Medicina de Familia fue algo parecido. Resulta que cuando estaba en el último año de carrera todavía no había centros de salud en España. Era una apuesta rara, pero sabía que me iba a gustar por el contacto con la gente. Ahora mismo sería un millón de veces médico de familia. Sabiendo el impacto que tiene no lo dudaría ni un segundo.
– ¿Qué es ser médico de familia? ¿Qué valores destacaría?
– Procedemos de la medicina general, pero la diferencia que hay entre la Medicina de Familia y la general es que se ha definido el cuerpo de competencias. Hemos pasado de ser los que saben de todo pero no saben de nada a definir claramente qué es lo que tienes que saber en cardiovascular, en respiratorio, dermatológico… Los diferentes aspectos que un médico debe saber para resolver más del 90% de los problemas. Se introdujeron también temas muy importantes como atención a la violencia de género, a los discapacitados, a quienes están en exclusión social… Temas muy pegados a la realidad cotidiana. También se definió qué tenemos que saber de abordaje familiar, comunitario, de docencia y de investigación. No todo y nada sino hasta dónde tenemos que llegar y cuál es nuestro perfil de competencias y en ese perfil hemos incluido los valores. Es decir, el compromiso con la persona, con la sociedad. Para ser un médico excelente no sólo debes tener muchos conocimientos y buenas habilidades, sino actitudes. Y el humanismo, la profesionalidad y la ética son lo que hacen a un profesional excelente, lo que marca la diferencia. Es importante que pongamos los valores de la medicina sobre la mesa porque si no nos comen los valores negativos.
“Lo que da la fuerza a los sistemas sanitarios es la docencia y la investigación”
– ¿Cómo es su día a día?
– He trabajado siempre en Valladolid menos cinco años que lo hice en el Ministerio de Sanidad como subdirectora general de Planificación Sanitaria. Empecé en mi centro de salud hace casi 30 años. En un momento determinado me pidieron que fuera gerente de Atención Primaria en Valladolid Este y creé una red de centros. Cuando empecé había un solo centro de salud y cuando acabé había 17. De ahí fui al Ministerio, pero después me dije ‘a ti lo que te gusta es ser médico de familia y estar en tu centro de salud’. Volví y hace más de 20 años que no me muevo porque es donde quiero estar. Arranco siempre a las 8 de la mañana. De 8 a 9 dos días a la semana tengo sesión de resolución de casos con estudiantes. Después empiezo mi agenda y atiendo de 30 a 40 personas diariamente. Y luego aparte de eso la investigación y la docencia en la Facultad de Medicina.
– O sea que sí ha cumplido el sueño de ser profesora.
– Sí, me he dedicado mucho a la docencia. Me encanta enseñar. Lo que da la fuerza a los sistemas sanitarios es la docencia y la investigación. Si tú formas muy bien a los futuros médicos estás apostando por la salud de la población. Es una clave fundamental.
– Al margen de la Medicina, ¿cuáles son sus otras aficiones?
– Me gusta la fotografía, el senderismo, el cine, me gusta muchísimo leer. Me encanta viajar. Y, sobre todo, estar con mi familia, con mi madre, mi hija y mi marido.
– ¿Podría decirse que la sanidad española goza de buena salud?
– La sanidad española ha gozado hasta recientes fechas de una salud absolutamente magnífica. En las comparativas internacionales el sistema sanitario español ocupaba el tercer lugar del mundo. Nos movemos con Reino Unido, Dinamarca y Holanda. Pero lo cierto es que la crisis se ha cebado básicamente en la Atención Primaria. Donde realmente se ha visto que ha disminuido la financiación, el tiempo, los recursos humanos… ha sido en este pilar sanitario y eso es malo. Un sistema sanitario puede llegar a quebrar si la Atención Primaria no funciona como tiene que llegar a funcionar. Tiene un impacto sobre los indicadores de mortalidad de manera muy clara. Animaría a que se haga un cambio y a que se mejore la financiación y se ponga otra vez la visión sobre la Atención Primaria, que para eso lo dice la ley.