Nelson Rivera (ALN).- La publicación de ‘Borges esencial’ es un argumento más a favor del especial momento que viven la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española. El volumen, de más de 800 páginas impecablemente organizadas, además de la selección de textos de Borges, contiene 11 ensayos que revisan su obra.
Jorge Luis Borges escribía con letra pequeñísima, de trazo vertical, de pausas perfectas, sobre páginas cuadriculadas. La edición de Borges esencial, homenaje de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española (España, 2017) reproduce las dos páginas manuscritas de “Dos semblanzas de Coleridge”, que el escritor publicaría en la revista El hogar, en febrero de 1939. Allí alcanza a leerse el que fue el primer título, “La esfinge de Coleridge”, tachado.
Solo esas dos páginas -que ilustran el texto de Víctor Aizenman, “Los manuscritos de Borges”- son una fiesta para el observador minucioso: se ven las tachaduras y sus remplazos, notas escritas al margen izquierdo, de abajo hacia arriba, un dibujo de trazos abigarrados, indicaciones, pequeños símbolos: un festín de elementos para gusto de intérpretes y exégetas. Estas dos imágenes bien podrían ser materia de otro ensayo sobre el escritor en lengua española que, posiblemente, sea el más analizado en las últimas tres décadas.
El volumen, más de 800 páginas impecablemente organizadas, además de la selección de textos de Borges, contiene 11 ensayos que revisan su obra desde la inevitable perspectiva de los géneros, pero también sobre otras cuestiones clave de su obra. El primero, escrito por Teodosio Fernández, indaga en los profundos vínculos del autor con su país, rastreable no sólo en su obra escrita, sino también en declaraciones. Argentina, pero muy especialmente Buenos Aires, fueron piezas enteras del alma borgiana.
Escoger “lo esencial” de una obra donde todo es constitutivo y primordial, es un verdadero desafío
Otro texto de interés pertenece a Graciela Tomassini: “Borges: La opción por la brevedad”, donde se analizan los modos en que sus ficciones, reseñas y ensayos críticos lograban decir mucho, incitar en diversos sentidos, siempre apegado a los parámetros de la economía expresiva. Nora Catelli escribe sobre la obra de Borges en colaboración, donde destaca la que fue producto de la amistad con Adolfo Bioy Casares.
Los textos de la selección
Más significativa que los discursos críticos que aquí lo acompañan -compañía de insistentes afanes teóricos-, es la propia selección de los textos, bajo la responsabilidad de José Luis Moure, actual presidente de la Academia Argentina de las Letras. Escoger “lo esencial” de una obra donde todo es constitutivo y primordial, es un verdadero desafío. Aunque Moure haya consultado, la responsabilidad de la selección, a fin de cuentas, no es de un colectivo sino suya.
Este Borges esencial incluye, completos, los relatos de Ficciones y de El Aleph. La sección de ensayos la integran 38 de sus piezas, donde están algunas memorables como “La perpetua carrera de Aquiles y la tortuga”, “Historia de la eternidad”, “El tiempo circular”, “Valéry como símbolo”, “El falso problema de Ugolino” y, maravilla entre maravillas, su conferencia sobre “Emanuel Swedenborg”.
Una de las líneas relevantes de esta iniciativa es la reivindicación que contiene del Borges poeta. Los poemas seleccionados provienen de 11 libros publicados entre 1941 y 1985. Y hacen patente que, a todo lo largo de su producción, su poesía “se aligera de hojarasca” y se “convierte en herramienta de análisis y precisión”, en las palabras de Santiago Sylvester, autor del ensayo “Borges y la poesía”, que también forma parte del volumen.
El magnífico hacer de la RAE y la ASALE
La publicación de este Borges esencial, que está en las librerías a un precio muy bajo si se le compara con cualquier otro volumen de su calidad y extensión, es un argumento más a favor de este especial momento que viven la Real Academia Española -RAE-, dirigida por Darío Villanueva, y la Asociación de Academias de la Lengua Española -ASALE-, a cargo del venezolano Francisco Javier Pérez.
Una rápida revisión a la página web de la RAE permite constatar la incesante y múltiple actividad que la institución mantiene, dentro y fuera de España. Una de ellas, que merece la atención de los lectores, es la edición de volúmenes dedicados a las grandes obras de la literatura en español, que se inició en el 2004, cuando celebró los cuatro siglos de la publicación de la primera parte del Quijote.
A ese libro inicial, le han seguido ediciones sobre Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; La región más transparente, de Carlos Fuentes; la Antología General, de Pablo Neruda; una antología, En verso y prosa, de Gabriela Mistral; La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa; una monumental, en dos volúmenes, dedicada a Don Quijote de la Mancha; otra, una selección de la obra de Rubén Darío; La colmena, de Camilo José Cela; y, este Borges esencial, que viene a sumarse a la ya inmensa bibliografía sobre el gran maestro de la literatura argentina y de la lengua española.