Pedro Benítez (ALN).- ¿Qué gana la candidatura oficialista cerrando la venta de empanadas de una carretera con la que un grupo de mujeres trabajadoras, en medio de todas las dificultades que son conocidas, se ganan el sustento diario de sus familias, solo porque allí se paró a desayunar María Corina Machado en su recorrido por el país? ¿Qué se consigue clausurando o multando a hoteles y restaurantes por el mismo motivo, bloqueando el paso por el puente sobre el río Apure e intentando sabotear a cada paso la campaña de la líder opositora?
Es más, miremos hacia atrás, ¿todos los intentos similares, más las campañas de bulos y amenazas (abiertas y encubiertas) lograron detener la primaria efectuada el pasado 22 de octubre? Por el contrario, cada abuso, cada nueva arbitrariedad, amenaza e insulto propalado desde la red de medios oficiales (y paraoficiales), solo sirvieron de acicate a la determinación de la base opositora de manifestar ese día su rechazo al proyecto continuista mediante el voto. Lo mismo está ocurriendo ahora, pero a escala nacional. Si alguien en Apure o en otra parte del país no sabía que María Corina iba para allá, pues se enteró. El grupo oficialista pone de manifiesto, a la vista de todos, su desespero por aferrarse al poder, mientras es incapaz de impedir los cortes de electricidad y las colas para la gasolina que se agudizan sobre el territorio nacional. De manera obtusa el Partido/Estado hace todo lo que puede a fin de perder estas elecciones de la peor manera posible. Como bien reza el conocido adagio: “Así ciega Dios a quien quiere perder”.
Tal como pronosticamos (permítasenos esta auto publicidad) se está repitiendo casi al pie de la letra el escenario Barinas diciembre/enero del 2021 para 2022. En aquellas elecciones regionales el candidato de la MUD derrotó por estrecho margen, pero contra todo pronóstico, al gobernador y aspirante a la reelección Argenis Chávez, con el simbolismo que ese apellido implicaba. La cuestión pudo haber quedado allí, pero desde el alto poder nacional se decidió que no; razón por la cual, al ganador de la justa, Freddy Superlano, insólitamente lo inhabilitaron post evento electoral, luego de que cierta autoridad militar (con deseos de labrase el ascenso) retuviera durante días algunas actas decisivas. A continuación, el inefable TSJ determinó que el proceso debía repetirse para el 9 de enero siguiente.
Barinas fue el único estado en donde no se definió un ganador a la gobernación en aquella ocasión.
Lo inesperado ocurrió cuando, para sorpresa de propios y extraños, Superlano y los dirigentes opositores de esa entidad no llamaron a boicotear la nueva convocatoria comicial (lo que en otro momento se hubiese hecho) sino que, por el contrario, decidieron aferrarse a la ruta electoral. En las siguientes semanas la MUD debió cambiar tres veces de candidato (dos también fueron inhabilitados) hasta que in extremis se consiguió que el nombre del desconocido diputado Sergio Garrido ingresara al sistema de postulaciones.
La ingeniería electoral del oficialismo intentó dividir y confundir a los electores barineses con candidatos “opositores” paralelos que pontificaron en contra de la oposición extremista y hasta se inscribió a otro candidato con el apellido Superlano. Paralelamente todo el Estado venezolano, gobernadores y alcaldes de otras regiones, así como el Gabinete de ministros, se metieron en Barinas para hacer campaña en favor del ex vicepresidente Jorge Arreaza durante las navidades y el fin de año de aquel 2021. Aunque ofrecieron de todo y elevaron el clientelismo a la máxima potencia, nada impidió la aplastante derrota de la maquinaria oficialista. Los más pobres y desasistidos de la Venezuela profunda, todos aquellos a los que la “revolución” prometió redimir, no se dejaran comprar la conciencia.
Si aquella historia se parece a lo que usted ve ahora, no es casualidad; hace rato que al chavismo (des) gobernante se le acabaron los trucos. Aplica por estos días las mismas estratagemas que viene usando desde hace años. Ventajismo, TSJ, inhabilitaciones, amenazas, represión, campañas de difamación y candidaturas “opositoras” paralelas que expresan su angustia por el “extremismo” del cual bebieron hasta ayer. La diferencia consiste en que, por lo visto, del otro lado de la talanquera le han agarrado la caída. De hecho, si lo vemos en perspectiva, Superlano fue el San Juan Bautista de María Corina Machado. Ese inesperado giro que ha llevado al sector más radical de la oposición venezolana a capitalizar el descontento nacional por medio de la lucha electoral y a coincidir con la línea de moderación que representa Edmundo González Urrutia. ¿No querían Unidad? Ahí la tienen.
Hoy no es Barinas, sino toda Venezuela. Esta campaña se ha transformado en una épica ciudadana, con María Corina en el centro de la misma.
A lo largo del 2023 se dijo que ella era la mejor candidata que podría confrontar el chavismo porque o era muy radical, o su perfil calzaba con el discurso de la revancha social alimentado durante un cuarto de siglo. La primaria del 22 de octubre consagró su ascenso como líder popular y esa fue precisamente la razón por la cual la inhabilitaron. Luego se afirmó que su plan no era electoral y que se proponía llevar a la oposición nuevamente a la abstención. Las evidencias indican otra cosa; ella es hoy el motor de la rebelión ciudadana que se expresará en un aluvión de votos el venidero 28 de julio. También se le conminó a que declinara su legítima candidatura presidencial; lo hizo no una, sino dos veces.
Y esas mismas voces le exigen ahora que se ponga a un lado. Que no estorbe. Para fortuna de la causa democrática venezolana no tiene la más mínima intención de hacerles caso.
Ella ha hecho todo lo contrario de lo que se dijo o se esperaba que hiciera. Tal como pasó en Barinas en diciembre de 2021.
Desde la oposición no hay llamados a la abstención o a la insurrección, sino a organizarse para votar y
prepararse para una transición ordenada de Gobierno; “una alternancia en paz en el que todas las fuerzas políticas podrán ejercer sus derechos, en el marco de la Constitución”, González Urrutia dixit. Sun Tzu recomienda en El arte de la guerra hacer lo inesperado a fin de confundir al adversario. Hoy Nicolas Maduro y compañía lucen desorientados a medida que se acerca la fecha de la elección presidencial y el círculo se les cierra ante la rebelión ciudadana; pacífica, electoral y democrática.