Antonio José Chinchetru (ALN).- El expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, ha sorteado este miércoles el primer obstáculo para volver a ocupar el cargo. La primera victoria ha sido la constitución de una Mesa del Parlamento de mayoría separatista y el nombramiento de un presidente de la Cámara también separatista. Sin embargo, para lograr el objetivo de ser investido, la Mesa debe hacer una interpretación del Reglamento de dudosa legalidad para permitir la intervención del fugado mediante videoconferencia. Esta decisión podría ser anulada por el Tribunal Constitucional.
Carles Puigdemont mantiene su intención de presentarse a la investidura como presidente de la Generalitat de Cataluña, en una sesión que tendría lugar a más tardar el 31 de enero. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) acepta la investidura del fugado en Bruselas, pero oficialmente sigue rechazando que participe en el debate a través de videoconferencia o que sea otro diputado el que le represente. Sin embargo, el nuevo presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent (de ERC), ha abierto la puerta a esta posibilidad durante su primer discurso. De producirse esto, la elección podría terminar en el Tribunal Constitucional.
Gracias a la abstención de Catalunya en Comú-Podem (la coalición electoral y parlamentaria de Podemos), el independentismo ha logrado la Presidencia del Legislativo regional. Además, se ha hecho con la mayoría de la Mesa del Parlamento. De esta manera, los separatistas han sorteado el primer obstáculo para nombrar a Puigdemont jefe del Ejecutivo autonómico. La mesa es la encargada de interpretar el Reglamento de la Cámara en caso de duda, y durante la anterior legislatura lo hizo para permitir la convocatoria del referéndum ilegal y las denominadas ‘Leyes de desconexión’. Estas decisiones fueron tumbadas por el Tribunal Constitucional.
La delegación del voto por parte de los fugados es algo que, a juicio de los letrados del Parlamento catalán, contradice el Reglamento de la institución
Este miércoles, los cinco diputados fugados en Bélgica (Puigdemont y otros cuatro miembros del Gobierno autonómico que fue depuesto al aplicarse el artículo 155 de la Constitución española) no han pedido delegar el voto en otros diputados. Lo han hecho para impedir que la elección del presidente y la Mesa fuera anulada por el Tribunal Constitucional. Sin embargo, una vez superado este trámite, su estrategia para la investidura sí puede pasar por la delegación del voto, según han publicado diversos medios catalanes.
La delegación del voto por parte de los fugados es algo que, a juicio de los letrados del Parlamento catalán, contradice el Reglamento de la institución. Los servicios jurídicos de la Cámara consideran que ninguno de ellos cumple con los requisitos previstos para utilizar esta vía a fin de emitir su sufragio, recogidos en el artículo 93 de la norma. Uno de ellos es una baja por paternidad o maternidad. Otros son “hospitalización, enfermedad grave o incapacidad prolongada debidamente acreditadas”.
Puerta entreabierta a la tele-investidura
Roger Torrent ha entreabierto la puerta a que Puigdemont pueda participar en el debate de investidura mediante videoconfencia. En su discurso, el presidente del Parlamento autonómico ha dicho: “En esta Cámara hay 135 voces y yo debo defender el derecho de expresión de todas, completamente todas. De los que hoy están aquí, pero especialmente de los que no pueden estar”. Estas frases incluso insinúan una voluntad de aceptar el voto delegado del resto de fugados en Bélgica, puesto que los partidos independentistas han defendido en todo momento que cuando sus diputados votaron a favor de la proclamación de la república catalana estaban ejerciendo la libertad de expresión.
En el caso de que Torrent y la Mesa aceptan tanto la intervención de Puigdemont por videoconferencia como la delegación del voto del resto de fugados, la decisión será probablemente recurrida por el Ejecutivo de Mariano Rajoy ante el Tribunal Constitucional. El presidente del Gobierno dijo este martes, en una conversación informal con periodistas recogida por varios medios, que lo haría en el caso de que pidieran delegar el voto en la sesión de este miércoles. Tendría muy difícil cambiar de criterio de cara a la votación para elegir presidente de la Generalitat.
No sólo el voto delegado violaría el Reglamento, también lo haría la intervención de Puigdemont mediante videoconferencia
No sólo el voto delegado violaría el Reglamento. También lo haría la intervención de Puigdemont mediante videoconferencia, como han señalado los letrados del Parlamento. El artículo 83 del Reglamento, donde se regula el funcionamiento de los debates en su conjunto, elimina esta posibilidad. En su punto 3 establece: “El orador puede hablar desde la tribuna o desde el escaño”.
Si finalmente Puigdemont se presenta a la investidura a distancia, y los demás fugados votan a favor de él mediante delegación del sufragio, la elección quedaría con casi toda seguridad en manos del Tribunal Constitucional. En el caso de que este organismo decidiera anularla, probablemente lo haría una vez que el cabeza de lista de Junts Per Catalunya hubiera sido elegido presidente por la Cámara. Se crearía así un serio problema de imagen para España. Los independentistas lanzarían el mensaje de que los magistrados han tumbado una decisión democrática del Parlamento, por mucho que esta hubiera sido ilegal.