María Rodríguez (ALN).- El Banco Mundial advierte que una contracción más grande de la esperada en Argentina podría afectar a la región. También alerta sobre el impacto económico del éxodo venezolano en los países de destino, como Colombia. Según la institución, el PIB de Latinoamérica crecerá 1,7% en 2019, en lugar del 2,3% estimado hace seis meses.
El Banco Mundial actualizó a la baja las previsiones de crecimiento de la economía de América Latina y el Caribe para 2019. Según las proyecciones el Producto Interior Bruto (PIB) de la región crecerá 1,7% este año, en lugar del 2,3% estimado en junio. Entre los riesgos que más afectan a Latinoamérica, el Banco Mundial menciona la crisis de Argentina y el éxodo venezolano.
En el último informe de perspectivas económicas, el Banco Mundial calcula que la economía argentina se contraerá 1,7% en 2019. Señala que, hasta ahora, la crisis argentina ha tenido “efectos secundarios limitados” en el resto de la región. Pero advierte: “Una contracción más grande de la esperada en Argentina podría extenderse al resto de la región a través de los flujos comerciales y financieros”. Y cita como posibles afectados a Bolivia, Paraguay, Uruguay y Panamá. Todos por la dependencia con el comercio argentino.
No obstante, la institución constata “mejoras” en Argentina. Afirma que el programa de austeridad aprobado por el gobierno de Mauricio Macri “será un reto” pero que con dichas reformas se debería mejorar la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
Banco Mundial constata “mejoras” en Argentina
Otro riesgo para la región que menciona el Banco Mundial está vinculado a la crisis económica, política y social que sufre Venezuela: es el éxodo de venezolanos, el más grave a nivel global. Según la Organización de Naciones Unidas, el número de refugiados y migrantes venezolanos alcanza ya los tres millones. Según Migración Colombia, en la actualidad más de un millón de venezolanos viven en Colombia, 7% más que los datos de octubre.
En este sentido, el Banco Mundial subraya que la emigración continuada desde Venezuela está impactando en las economías de la región. Por ejemplo, “en Colombia, el costo de la provisión pública básica de servicios a los migrantes venezolanos y a los colombianos que residían en Venezuela y hoy vuelven a Colombia se estima en niveles anuales de entre 0,2 y 0,4% del PIB”, recoge el informe.
Esto a corto plazo, porque en el medio y largo plazo, la perspectiva de impacto es más halagüeña. “La migración hacia Colombia podría convertirse en un impulso al crecimiento como resultado de una mayor oferta de mano de obra y un mayor consumo e inversión”, indica la institución.
Por otro lado, el Banco Mundial constata que “el colapso económico en Venezuela se ha profundizado” y que “no hay ningún indicio de que la última redenominación del bolívar (el bolívar soberano) haya tenido un gran impacto en la continua dinámica hiperinflacionaria del país”. Así, estima que el PIB de Venezuela se contraerá 8% en 2019.
Otros riesgos para América Latina
En el informe el Banco Mundial también menciona otros riesgos para la región, como el endurecimiento de las condiciones de financiamiento global. Una particular preocupación para los países con gran déficit fiscal, como Argentina, Bolivia y varios países del Caribe, y para los que cuentan con una considerable deuda en moneda extranjera, como Costa Rica, Honduras y Nicaragua.
Las tensiones comerciales son otro riesgo clave. La institución explica que “las tensiones comerciales globales continuadas pueden amortiguar el crecimiento regional a medio plazo, impactando en la exportación de productos básicos”.
Respecto a posibles riesgos electorales, se espera que estos sean más limitados, puesto que en los dos próximos años los comicios previstos son de economías más modestas (salvo las elecciones presidenciales de Argentina a finales de 2019). Y no se llegará a la incertidumbre generada por las elecciones de Brasil y México en 2018.
Por último, están las catástrofes naturales. El Banco Mundial alerta sobre el significativo riesgo continuo en la región de huracanes, inundaciones, sequías y terremotos, y su impacto perjudicial en el crecimiento económico. Ante tales eventos, la institución insta a los gobiernos a contar con instrumentos financieros que les hagan frente, como bonos y seguros por catástrofes.