(EFE).- Más de ochenta años después del Holocausto, uno de los peores crímenes de la Historia, el realizador alemán Joachim A. Lang recurre a documentos inéditos para indagar en el nazismo y en el papel que jugó Joseph Goebbels, a través de su maquinaria propagandística, para que Adolf Hitler llegara al poder.
Goebbles «usaría las redes sociales, y especialmente TikTok para seducir a la población”, asegura el director de la cinta ‘El ministro de la propaganda’.
Según el cineasta, los bulos, la manipulación y la desinformación no son solo un problema actual y fueron clave en el ascenso del nazismo.
«La forma en que se obtuvo y abusó del poder a través de mecanismos de propaganda todavía tiene un impacto fatal hoy en día en tiempos de desinformación y propaganda. Usaron todas las artimañas habidas y por haber desde el cine, radios, periódicos», agrega.
El director, que estrena en España esta semana, alerta de que la extrema derecha es la que “más puesta está en redes sociales y la que más incide en los jóvenes”.
«Un genio de la demagogia»
Lang hace un llamamiento a la sociedad y defiende que «hay que ser críticos y escépticos» y reflexionar sobre la desinformación. «Los populistas juegan ese juego, y nosotros tenemos que poner distancia”, continúa.
En 1933, Hitler nombró a Goebbels ministro para la Ilustración Pública y Propaganda, un departamento que se mantuvo hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo era organizar la campaña de propaganda nacionalsocialista para convencer al pueblo alemán de sus teorías racistas y de que el nazismo podía hacer de Alemania un gran país.
“La gran diferencia entre Hitler y Goebbels, es que este no se creía lo que decía, de ahí el radicalismo de Hitler frente al oportunismo de su propagandista. Goebbels tenía una mente privilegiada, era un genio de la demagogia, de la manipulación de masas. Él hubiera podido ser un gran director de marketing”, ha destacado.
“Los diarios de Goebbels me sirvieron como fuente»
Lang buscaba que la cinta fuera un relato lo más objetivo posible y recurrió a imágenes, vídeos y sonido de la época.
“Los diarios de Goebbels me sirvieron como fuente de muchas cosas. Las imágenes que hemos visto de la época, por ejemplo las multitudes ondeando banderas, pasaron primero por su mesa, para que fueran distorsionadas antes de ser emitidas y así crear una realidad que a él le convenía. Y las que no se llegaron a emitir las tenía él, pero en mal estado, por lo que me tocó reconstruir a mí el relato que Goebbels se empeñó en ocultar y destruir”, explica.
Lang, director y guionista de la película, contó con la ayuda de dos historiadores alemanes especializados en el nazismo: Peter Longerih y Thomas Weber, para construir paso a paso el relato, y con los testimonios de supervivientes del Holocausto.
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