Rafael Alba (ALN).- En 2017, los ingresos de Universal, la filial discográfica de Vivendi, sumaron 5.670 millones de euros, una cifra que marca un nuevo récord. La contribución del mercado latino ha sido una de las bases del éxito cosechado.
Pongan el reloj en hora. Hace mucho tiempo que la vieja crisis de la industria discográfica, de la que tanto se habló, es historia. Y esto no es una opinión. Hay hechos “contantes y sonantes” que lo prueban. Por ejemplo, las boyantes cuentas de resultados de los tres imperios globales en los que se integran ahora todas las grandes compañías discográficas que luchaban por su trozo de pastel en el siglo XX. De la ruina de aquel mundo ideal, plagado de sellos y artistas de diverso pelaje, han surgido unos monstruos voraces adaptados a los nuevos formatos que requiere el negocio y a este mundo desigual en el que cada vez son menos los elegidos que se reparten esos beneficios crecientes que han terminado por llegar.
Déjenme que les recuerde los nombres: son Sony, Warner y, sobre todo, Universal. Un caballo ganador en cuyo éxito ha resultado determinante, además, la nueva capacidad multivendedora demostrada por la música latina en general y el Despacito de Luis Fonsi en particular. Y también algunos otros fenómenos de raíz, más o menos, hispánica, como la última y recién terminada edición de ese formato de TV renacido que conocemos con el nombre de Operación Triunfo. OT para las inmensas legiones de fans que han convertido ya en un éxito imparable las carreras aún incipientes de un grupo de millennials a quienes, al menos, media España ha decidido adorar, en estos momentos económicamente precarios y territorialmente turbulentos.
La compañía de aguas fundada por Napoleón III
Hace mucho tiempo que la vieja crisis de la industria discográfica, de la que tanto se habló, es historia. Y esto no es una opinión. Hay hechos “contantes y sonantes” que lo prueban
Hace unos días, las buenas expectativas se convirtieron en realidad, cuando Vivendi, la gran multinacional francesa en cuya estructura corporativa está integrada Universal, presentó resultados y se supo que la filial discográfica había conseguido ingresos de 5.670 millones de euros, más o menos 15,5 millones diarios, un 10% más que lo obtenido en el ejercicio anterior en tipos de cambio constantes, claro. Porque la empresa gana dinero en todo el mundo y en muchas monedas nacionales distintas… euros, dólares, libras, yenes… etc. Una cifra que no está nada mal, que constituye un nuevo récord histórico y que, según todo parece indicar, puede quedar superada en el presente ejercicio si las tendencias crecientes se mantienen y nada se tuerce.
Y la pujanza del negocio es tal que, en estos días, se han multiplicado los rumores sobre una posible salida a Bolsa de la empresa. El momento parece el adecuado y, según los comentarios de algunos actores del mercado que han recogido las webs especializadas, a Vivendi, y más concretamente, a sus actuales propietarios, el magnate galo Vicent Bolloré y la firma financiera estadounidense Black Rock, no les importaría hacer un poco de caja con la filial, colocando una parte de capital sin, por supuesto, ceder el control de las operaciones a nadie.
Suponemos que al fundador de la compañía gala, el mismísimo emperador Napoleón III, le hubiera hecho mucha gracia que la empresa que él imaginó como una simple gestora de las conducciones de agua de la ciudad de Lyon (Francia) iba a terminar dos siglos después convertida en la dueña de una gran discográfica de dimensiones globales, cuya sede social está situada en Santa Mónica, California, una ciudad costera con famosas playas del condado de Los Ángeles. Pero así han sido las cosas. Aunque, en realidad, tampoco puede decirse a estas alturas que Universal sea una disquera, por lo menos, no se parece en nada a lo que estas compañías fueron antes. Ni en la forma de operar ni en la manera en que ahora gana dinero.
Los ingresos por streaming
Y para comprenderlo, nada mejor que echar un vistazo a su cuenta de resultados. La parte del león, un 89,94% de los ingresos totales, corresponde a lo que se denomina genéricamente Ventas de Música Grabada. En total, 4.560 millones de euros, un 11,3% de aumento anual. Y el 43,20% de esta cantidad corresponde directamente al dinero recolectado gracias a las plataformas de streaming, 1.970 millones de euros. Nada menos que un 35% más que lo recaudado por este mismo concepto en el año anterior. Seguro que Bolloré estará muy contento con la gestión de Lucien Grange, el presidente y consejero delegado de Universal que ha sabido dirigir a la compañía entre aguas turbulentas desde que fue fichado hace ocho años. También Napoleón III lo estaría. Aunque no conviene quitarle mérito al español Jesús López, presidente de la división latina de la empresa.
Las buenas expectativas se convirtieron en realidad, cuando Vivendi, la gran multinacional francesa en cuya estructura corporativa está integrada Universal, presentó resultados
Lástima que algunas lenguas viperinas quieran lanzar sombras sobre estos éxitos a base de difundir rumores, sin preocuparse de aportar pruebas. Habladurías sobre la nueva Operación Triunfo, por ejemplo. A muchos les resulta raro que una cadena pública como RTVE, que pagan todos los españoles con sus impuestos, haya regalado un espacio publicitario en prime time durante tantas semanas a una empresa discográfica privada franco-estadounidense que, además, habría tenido algo así como un derecho de ‘pernada’ previo sobre los artistas. Porque, incluso, ha contado con un miembro de su alta dirección en el jurado. Ya saben, Manuel Martos, hijo del gran cantante Raphael y yerno del exministro socialista José Bono.
El programa, en cualquier caso, estaba producido por Gestmusic, una compañía con amplio recorrido televisivo que ya introdujo este formato de éxito hace 20 años, también a través de la tele de todos. Claro que, aquella vez, por lo menos, según se dijo, los artistas pudieron negociar libremente su futuro discográfico y no estaban ligados desde el principio a una empresa concreta. En fin, ya se sabe que los aguafiestas siempre proliferan entre ese grupo de diletantes que no tienen nada mejor que hacer que practicar el deporte del acoso y derribo al triunfador y que la envidia es un pecado capital hispano clásico. Seguro que no hay nada raro en esa relación entre Universal, Gestmusic y la tele pública.
O eso creo yo, que no pienso dar crédito alguno a los maledicentes que exigen un poquito de transparencia sobre las condiciones de estos contratos. Una manía esto de exigir que todo se sepa y todo sea de dominio público que parece no tener fin. Y una petición sin base, desde luego, como demostraría el hecho de que ninguno de los partidos opositores con implantación nacional y con presencia en el Congreso de los Diputados español, se haya interesado por el asunto. Ni Ciudadanos, ni PSOE, ni Unidos Podemos. Así que no debe ser demasiado importante, ya les digo.