Daniel Gómez (ALN).- La corrupción será el gran tema en la Cumbre de las Américas que se celebrará el próximo abril en Lima, capital de uno de los países más afectados por este problema. “Esto da un mayor énfasis a la cumbre. En Perú no se puede obviar el asunto, sino todo lo contrario”, dice a ALnavío María Jaraquemada, promotora de la Red Anticorrupción Latinoamericana.
La Red Anticorrupción Latinoamericana (REAL) quiere ser el cerebro de una revolución. En América Latina el escándalo Odebrecht generó un terremoto político que afectó a 10 países. Por eso, centros de estudios de Chile, Colombia, Perú, México, Ecuador, Paraguay, Guatemala y El Salvador se unieron para atacar la corrupción desde un flanco regional, y no sólo nacional.
Una de las promotoras de REAL es la abogada chilena María Jaraquemada, directora de Incidencia de Espacio Público, centro de estudios con sede en Chile que forma parte de la red anticorrupción.
En una entrevista con el diario ALnavío, explicó que una de las motivaciones de REAL era “detectar las deficiencias contra la corrupción que existen en los países de América Latina para luego hacer propuestas que ayuden a solucionar los problemas”.
REAL, que nació en diciembre de 2017, se ha centrado en estos cuatro primeros meses en compartir información sobre el escándalo de la constructora brasileña Odebrecht. En su página web se pueden ver artículos sobre cómo afectó a cada país, cuáles son los montos involucrados y cómo se tejían los entramados.
Dentro del caso de la constructora, Perú fue uno de los países más afectados. Allí la corrupción es un problema que ha salpicado a todos los expresidentes, e incluso al propio presidente Pedro Pablo Kuczynski. Ninguno se libra. Por eso llama la atención que sea en Lima donde se celebre la VIII Cumbre de las Américas el 13 y 14 de abril. Un evento que sitúa la corrupción en el centro de la agenda de debates.
Sobre ello habló Jaraquemada con este diario.
– ¿Qué espera de la Cumbre de las Américas?
– Es algo difícil de prever. Son eventos marcados por la diplomacia y la política, por lo que es un desafío que se llegue a conclusiones y a propuestas concretas. Sin embargo, vemos como positivo que se aborde la corrupción en vista de lo sucedido con Odebrecht. No podemos tapar eso con una mano. Tenemos que ver que es un tema relevante en la región y que ya ha tomado ribetes transnacionales.
– ¿Cuál será el impacto que tendrá esta cumbre en Perú?
– La verdad es que son pocos los países que se han salvado de esto, por lo que sería difícil que no se celebrara en algún país salpicado por Odebrecht. Precisamente, que la cumbre se celebre en Perú, le da un mayor énfasis. Es un país donde no se puede obviar la corrupción, sino todo lo contrario. Hay expresidentes que han sido investigados, hay uno en prisión preventiva, otro con orden de captura internacional. Eso le otorga incluso más relevancia al tema.
– ¿Que se haya destapado el escándalo Odebrecht es un buen síntoma para la justicia latinoamericana?
– Todavía lo estamos viendo. Que se destapen los casos sin duda es algo positivo. Hay países donde los sistemas judiciales, las fiscalías, los ministerios públicos, son autónomos e independientes. Y también hay otros países en los que hay déficits y en los que creemos que tenemos que poner más énfasis. No queremos quedarnos en la respuesta judicial. Queremos quedarnos en la respuesta de políticas públicas. Aquí hay vacíos a los que toca hacer frente para que los errores no vuelvan a repetirse. En Chile, por ejemplo, entre 2014 y 2015 fallaron casos de financiamiento ilegal a la política y no hubo respuesta judicial porque las leyes que había no lo permitían.
– ¿Qué pide la gente en esta lucha contra la corrupción?
– Vemos que la ciudadanía quiere una respuesta contundente. Hay una sensación de impunidad. Los delitos de cuello y corbata no tienen la misma contundencia que pueden tener los delitos comunes, como un hurto, un robo. La gente quiere respuestas y que los poderosos no se vean impunes. Por otro lado, quieren cambios efectivos. Y esto es algo ya global. Hay un tema de desprestigio y de desconfianza a las instituciones políticas muy grande. El desafío es cómo lograr cambios institucionales que logren disminuir la desconfianza de las instituciones políticas. Lamentablemente es algo que se ve más a largo o mediano plazo. Aquí en REAL tenemos el desafío de ser el puente que muestre aquellos avances que sean buenos para acortar el tiempo de espera de los progresos.
– ¿Cuál es el papel de REAL en todo esto?
– Creemos que como centro de estudios podemos hacer las investigaciones y propuestas que luego impacten en las autoridades. Ellas son las responsables de esos cambios. Por eso nosotros lideramos esta iniciativa. En Chile se llevó a cabo una agenda de probidad bastante ambiciosa luego de los escándalos mencionados. Creemos que eso no ocurrió en otros países de la región. Por ejemplo, no vemos eso en Brasil o en Guatemala. En la mayoría de esos países ha sido más una respuesta judicial que desde la política pública. En estas crisis se nos abren ventanas de oportunidad para empujar a las autoridades que muchas veces pierden el liderazgo por estos casos de corrupción, o muchas veces no les interesa porque estos cambios implican pérdida de poder.
– ¿Algún país de Latinoamérica puede liderar esta lucha contra la corrupción?
– En REAL hemos empezado a compartir experiencias y hay casos en todos los países que pueden servir de ejemplo para otros. El tema es que no es sólo el texto legal. Pasa por ejemplo en México. Uno ve políticas públicas muy buenas en las letras, pero tienen problemas de implantación. Entonces creemos que nos sirve compartir experiencia, y también monitorear cómo se implementan para más tarde ayudar y perfeccionar las respuestas.
– ¿Pueden ustedes convertirse en un verdadero agente de cambio?
– El desafío es constituirnos en un grupo que contribuya y ojalá podamos seguir creciendo ya que hay muchos países que no están en REAL. Creemos que podemos contribuir bastante al debate no sólo teniendo una mirada local, sino regional. Tenemos muchos desafíos en común.
– ¿Y por qué piensan que puede ser efectiva esa visión regional?
– Si bien cada país puede tener su particularidad, sus desafíos propios, creemos que podemos tener una mirada común para compartir experiencias, desafíos, investigaciones, estudios y aportes con una mirada nacional y también regional. Hemos compartido información sobre financiamiento a la política porque creemos que existen deficiencias y contribuyen a la existencia de la corrupción. Nuestra idea es ver cuáles son las causas sistémicas o las causas profundas que puede haber para hacer propuestas y mejorar estas causas, superarlas y hacer incidencia.