Alonso Moleiro (ALN).- La Fiscal General de la República tendrá un importante papel que jugar en los minutos finales planteados a Venezuela antes de la instalación de una hipotética Asamblea Nacional Constituyente. La ruptura con el Gobierno le abre un nuevo frente a Nicolás Maduro. El chavismo disidente termina formando causa común con los factores de la oposición. Las tensiones llegan a cotas máximas en el país.
Si algún desafío se ha hecho notorio en las últimas semanas dentro de los confines de la crisis venezolana, ese ha sido la conducta política y el devenir de la Fiscal General de este país, Luisa Ortega Díaz.
Tradicional ficha del chavismo y confesa admiradora de Hugo Chávez Frías, los desafueros de Nicolás Maduro y el grave deterioro de las circunstancias en el país en este tiempo, terminaron germinando un descontento que ha tocado parte de las filas del propio movimiento bolivariano, y que la tiene a ella como una conspicua representante y vocera esclarecida, declarada ahora enemigo público número uno por la ortodoxia del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Las posturas de Ortega han configurado los perfiles del denominado “chavismo crítico”, movimiento aluvional que no acompaña el proceso constituyente que Maduro se ha empeñado en llevar adelante
En este contexto, Ortega Díaz, que hace poco anunció “el fin del Estado de derecho en Venezuela” y el comienzo del “Estado del terror”, abre otro frente dentro del teatro de pugnas, distinto al de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que controla el Poder Legislativo. Los señalamientos recientes de la Fiscal, especialmente ponzoñosos contra Maduro, producen ecos e inquietud en el mundo militar, agitan aún más la movilización popular y escalan el marco de la crisis.
El pasado 1º de abril, Ortega Díaz denunció “la ruptura del hilo constitucional” en Venezuela, y recientemente, ante la radicalización de Maduro, ha declarado la total vigencia del artículo 350 de la Constitución Nacional, que otorga a la ciudadanía el derecho a desconocer cualquier tentativa que vaya contra la soberanía popular y quebrante la vigencia del texto constitucional.
Llamando, técnicamente, a la desobediencia civil frente a Maduro, la cuenta de Twitter de Luisa Ortega Díaz exhala la agitación política del país. Es un espacio en el cual se respira cierto apuro. Maduro, que controla los hilos del Tribunal Supremo de Justicia, le abre un proceso para destituirla; le quita los escoltas personales y ahora la cuestiona permanentemente. El propio Diosdado Cabello ha declarado que la Asamblea Constituyente que quieren llevar a efecto “va a voltear a la Fiscalía, como si fuera una media” y ha amenazado con juicios penales a la dirigencia de la oposición.
Hace pocos días, acusando recibo de las amenazas recibidas, al filo de la navaja, dentro de una crisis que en ocasiones parece tener cierto sabor a desenlace, Ortega Díaz responsabilizó al Servicio Bolivariano de Inteligencia, Sebin -la policía política del chavismo-, de lo que le pueda ocurrir a ella y a los funcionarios del Ministerio Público:
Responsabilizo al Sebin y a la GNB de cualquier situación irregular que ocurra contra la sede y funcionarios del MP
— Luisa Ortega Díaz (@lortegadiaz) 6 de julio de 2017
Un día antes, dentro del marco del Día de la Independencia de Venezuela, el 5 de julio, Ortega condenó los hechos de violencia promovidos por ‘colectivos’ chavistas en el Palacio Federal Legislativo, y anunció que comisionó a un Fiscal Nacional para investigar lo ocurrido.
Condeno este ataque al parlamento venezolano y hago un llamado para que cese la violencia https://t.co/hjpG9rSHSC
— Luisa Ortega Díaz (@lortegadiaz) 5 de julio de 2017
El 1º de julio, la Fiscal colocó dos mensajes en los cuales acusaba recibo de las muestras de respaldo recibidas en el marco de su ruptura con Maduro. Las posturas de Ortega han configurado los perfiles del denominado “chavismo crítico”, movimiento aluvional que no acompaña el proceso constituyente que Maduro se ha empeñado en llevar adelante. Lo integran, entre otras figuras conocidas, la exdefensora del Pueblo, Gabriela Ramírez; el dirigente de Marea Socialista, Nicmer Evans; los creadores del popular portal chavita aporrea.com; los exministros Jorge Giordani, Ana Elisa Osorio, Gustavo Márquez y Héctor Navarro; y los diputados chavistas Eustoquio Contreras y Germán Ferrer, esposo de Ortega.
1/2 Agradezco el apoyo del pueblo venezolano y las organizaciones internacionales. Su confianza fortalece nuestra lucha institucional #1Jul
— Luisa Ortega Díaz (@lortegadiaz) 1 de julio de 2017
2/2 La defensa de la Constitución es tarea de TODOS y en el @MPvenezolano estamos comprometidos con los DDHH y las libertades democráticas
— Luisa Ortega Díaz (@lortegadiaz) 1 de julio de 2017
Solicité ante la @CIDH medidas cautelares para proteger a todos los funcionarios que trabajamos en el @MPvenezolano #30Jun
— Luisa Ortega Díaz (@lortegadiaz) 30 de junio de 2017
Este otro tuit, de los más recientes, tiene los contenidos de la entrevista concedida al diario chileno La Tercera.
Acá disponible la entrevista que concedí al diario chileno @latercera #8Jul https://t.co/nf4lFQLvFT
— Luisa Ortega Díaz (@lortegadiaz) 9 de julio de 2017
Acorralado, sin masas ni popularidad, Nicolás Maduro ha decidido llevar hasta sus últimas consecuencias el proyecto de Asamblea Constituyente. Las movilizaciones para detenerlo son diarias y multitudinarias. Luisa Ortega Díaz ha creado una especie de yunta implícita con los miembros del Poder Legislativo para detener el golpe promovido por Maduro. Ambos saben que, de llevarse a efecto la hipotética Constituyente, en Venezuela no existirá, literalmente, dónde ir a quejarse.
Tales circunstancias le confieren a su proceder un carácter protagónico en estos agónicos minutos que van camino al 30 de julio.