Daniel Gómez (ALN).- Que Venezuela como Estado, de la mano del Banco Central, lance una divisa digital va contra natura. Que además lo haga ignorando la Constitución y su propio discurso en cuestiones como el petróleo, despierta todavía menos confianza. Así arrancó El Petro, la divisa digital con la que el presidente Nicolás Maduro vencerá el “bloqueo financiero”.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se adentra en el mercado de las criptomonedas con el lanzamiento de El Petro, una divisa digital que estará respaldada por las reservas de petróleo, oro, gas y diamantes del país.
“Venezuela va a crear una criptomoneda para avanzar en materia de soberanía monetaria, para hacer sus transacciones financieras para vencer el bloqueo financiero. Esto nos va a permitir avanzar hacia nuevas formas de financiamiento internacional para el desarrollo económico y social del país”, dijo el mandatario en su programa de televisión y radio este domingo.
La propuesta de Maduro va contra la naturaleza de las criptomonedas. Cuando el japonés Satoshi Nakamoto (aún no se sabe si es una persona o el seudónimo de una organización) creó bitcoin, la divisa digital por excelencia, dejó clara la esencia de la moneda: no dependerá de gobiernos ni de bancos centrales y se regulará a través del consenso de los nodos que la gestionan.
Si se indaga hasta el germen de El Petro se detecta todo lo contrario. Ya en octubre el vicepresidente del área económica, Wilmar Castro Soteldo, y el presidente del Comité de Subastas de Divisas del Banco Central de Venezuela (Dicom), Pedro Maldonado, contemplaban la posibilidad de emitir una criptomoneda ante la escasez de bolívares.
“Puede ser una opción que cree una nueva etapa económica y financiera globalmente. Y se podría evitar la crisis que quieren generar regando dinero devaluado que se traduce en inflación”, dijo Castro Soteldo por aquel entonces, según reseñó el diario KonZapata.
Lo cierto es que la tesis que planteó el ministro no es ninguna locura. No al menos para el académico y empresario vinculado al mundo de las criptomonedas al que consultó el diario ALnavío.
“El Petro tiene cierta lógica desde el punto de vista de la utilidad, la rapidez y lo barato que resulta. Venezuela puede montar una blockchain (tecnología que hace funcionar a las criptomonedas) que esté respaldada por el petróleo y otras reservas y que funcione”, apunta la fuente. Aun así, advierte: “Que El Petro aporte garantías de anonimato y descentralización es otra cosa”.
Este punto es importante y viene en relación con su esencia. El bitcoin funciona gracias al blockchain que garantiza el anonimato entre las partes que realizan la transacción. Por así decirlo, no deja rastro.
“En el caso de Venezuela aún no sabemos qué sistema usará. Tal vez ni el propio Maduro lo sepa y lance lo de El Petro como un balón de oxígeno para que se hable de esto y no de otra cosa”. Además, la fuente agrega que “para que la criptomoneda no pierda la esencia debería cumplir los contratos”.
Las contradicciones de El Petro
El mercado de criptomonedas funciona como cualquier ecosistema de divisas, con base en la oferta y la demanda. Por lo que el precio de El Petro dependerá del atractivo que la comunidad blockchain observe en cuanto a factores como adopción, usabilidad, utilidad real, adaptación, seguridad y soporte regulatorio.
En estos momentos, ese atractivo es nulo. Algunos especialistas que consultó KonZapata califican la medida como “shitcoin”, que en jerga económica alude a criptoestafas o movimientos poco transparentes.
Además, a los especialistas les preocupa que se trate de una iniciativa contra natura. El sistema de criptomonedas, en concreto el bitcoin, nació para no depender de Estados ni Bancos Centrales. Todo lo contrario de El Petro, motivado por un ministro y un banquero del BCV.
Además, en el anuncio del presidente Maduro se esconde una contradicción de base y que está reseñada en la propia Constitución venezolana. De ello se dio cuenta el economista José Manuel Rotondaro en KonZapata: “Venezuela puede tener una sola moneda, el Bolívar, y (la Constitución) sólo contempla la opción de una moneda de integración regional”.
La otra contradicción la apreció el diputado de la Asamblea Nacional, José Guerra. Este cuestionó en Twitter: “¿Cómo es eso de una criptomoneda usando las reservas petroleras como garantía si éstas no se pueden enajenar? Arranca mal la petromoneda”.
“La criptomoneda autoritaria”
Cuando Maduro lanzó El Petro, también anunció la creación del Observatorio de Blockchain venezolano para que actúe de “base institucional, política y jurídica” de la divisa digital. No obstante, no dio detalles de cómo funcionará el sistema que lo respalde. Es decir, si será una red pública, anónima o mixta.
Hasta que las autoridades definan el blockchain de El Petro, sólo queda especular. Y por el momento, la única información acerca de una criptomoneda en Venezuela es Onix Coin, una plataforma que lanzó el empresario venezolano Ángel Salazar y que, según informó en su web, se trata de un sistema descentralizado de préstamos enfocado a personas de Latinoamérica con poco historial de créditos.
“El Petro tiene cierta lógica desde el punto de vista de la utilidad, la rapidez y lo barato que resulta”
No obstante, dijo el economista José Manuel Rotondaro en KonZapata que el blockchain que usa Onix Coin se parece al que está detrás del Cripto-Rublo (expresión digital de la moneda oficial rusa), una moneda catalogada como “autoritaria” por Bloomberg.
Ocurre que el Cripto-Rublo, a diferencia del bitcoin, monitoriza e identifica todas las transferencias que se hagan con la divisa a través de una “clave criptográfica rusa”. Un grado de control que, según Rotondaro, indica que “el gobierno de Vladimir Putin tendría la potestad de identificar transacciones y usuarios, pudiendo bloquear ambos y hasta confiscar la tenencia”.
Por tanto, y atendiendo a las características que fijan el precio de una criptomoneda, si al final El Petro opta por una clave criptográfica venezolana, limitaría su adopción entre la comunidad blockchain global. No así en el mercado digital que diseñó Rusia, y al que también aspira China. En ambos se podría transar la moneda que está diseñando Venezuela.