Leticia Núñez (ALN).- La politóloga ecuatoriana Angélica Abad explica el alejamiento entre el presidente de Ecuador y su antecesor por la existencia de una opinión pública favorable a la lucha contra la corrupción. “Esto da a Moreno el impulso suficiente para marcar distancias con el núcleo duro correísta”, dice en una entrevista con ALnavío. Sobre Venezuela, la docente considera que Moreno diferencia entre chavismo y madurismo. En su opinión, podría retirar su apoyo a Nicolás Maduro, pero no al proyecto bolivariano de Hugo Chávez.
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, se desmarca día a día de su antecesor, Rafael Correa. Cuando se cumplen 100 días desde que llegó al Palacio de Carondelet, el divorcio es prácticamente un hecho. Casos de corrupción, como la trama de sobornos que tejió la constructora brasileña Odebrecht y en la que está involucrado el vicepresidente Jorge Glas, marcan“el punto de incisión” entre ambos. Así lo defiende la politóloga ecuatoriana Angélica Abad Cisneros, profesora en la Universidad de Cuenca, en una entrevista con el diario ALnavío.
– ¿Está sorprendiendo Lenín Moreno a Ecuador y a América Latina tanto con su actitud como con las medidas que ha anunciado?
– En cierta medida, sí. Para la opinión pública de oposición (a Rafael Correa), la actitud de Lenín Moreno ha significado un respiro. El clima de crispación que existía se ha relajado gracias a la adopción de medidas simbólicas como los diálogos con los líderes de la oposición y la suspensión de las sabatinas (el programa de televisión que emitía Rafael Correa todos los sábados). Se han limitado los espacios de confrontación pública.
Respecto a las políticas públicas, no quedan claros los alcances de la actitud “dialogante” y “transparente” de Moreno. El presidente necesita del apoyo de Alianza País (el partido de Moreno) en la Asamblea Nacional para sacar adelante su programa. De momento no es posible ver hasta dónde podrá estirar la cuerda.
– No es habitual ver a un presidente pidiendo perdón por ciertas políticas públicas…
– Habitual, no. Pero en América Latina sí se ha visto a jefes de Estado excusándose por omisiones o crímenes de gobiernos anteriores. Lo que llama la atención en el caso ecuatoriano es que el presidente pida disculpas por fallos y omisiones de un gobierno anterior del cual él mismo formó parte, sobre obras que fueron defendidas como “emblemáticas” de la llamada Revolución Ciudadana.
Mientras que durante el gobierno de Correa se criminalizaron la denuncia y la protesta, Moreno está dando la razón a las organizaciones de la sociedad civil que fueron perseguidas en años anteriores por denunciar mala praxis.
“Llama la atención que Moreno pida disculpas por fallos de un gobierno del que formó parte”
– ¿Esperaba tal distanciamiento respecto a Rafael Correa? ¿Y tan pronto?
– Se esperaba un distanciamiento. La pregunta, justamente, era cuándo y sobre qué. Se conocían ya las diferencias internas en Alianza País antes de las elecciones que se celebraron en febrero. Ahora el punto de incisión ha sido la postura del presidente frente a los casos de corrupción.
– ¿Qué ha podido suceder para que haya tal ruptura?
– Hay varias explicaciones posibles. La primera es una opinión pública favorable a la lucha contra la corrupción. La proliferación de información que vincula al vicepresidente Jorge Glas con tramas de corrupción, no sólo de Odebrecht, sino también de la Refinería de Esmeraldas y el caso Caminosca, entre otros, da a Moreno el impulso suficiente como para marcar distancias con el núcleo duro correísta (encabezado por el propio Glas).
Otra explicación posible es un movimiento de fuerzas al interior de Alianza País que le permite contar con el respaldo del presidente de la Asamblea y, por tanto, con el apoyo legislativo suficiente como para emprender un camino distinto al trazado por Correa.
La tercera, efectivamente, tiene que ver con la ausencia del líder. Correa ejerció un liderazgo muy personalista y centralizado, Moreno no tiene la capacidad de ejercer la presidencia de la misma manera.
– ¿Qué consideración le merece que el presidente haya decidido bajar un 10% los sueldos de los funcionarios de jerarquía superior?
– Me parece correcto. Las medidas simbólicas de este tipo ayudan a proyectar la imagen de un gobierno realmente preocupado por disminuir el déficit fiscal. Ahora hay que ver qué otras medidas (de peso) se toman al respecto.
– ¿Qué próximos pasos cree que podría dar en materia de política económica?
– No creo que haya mayor variación en la política económica. La mayor parte del gasto público depende del petróleo, con lo cual me parece que continuarán las actividades extractivas. Creo que mejorarán las relaciones entre el Gobierno y el sector productivo, quizás se intente crear algún sistema de incentivos tributarios, pero esto dependerá de las relaciones del presidente con su bancada en el legislativo.
En política fiscal y gasto público, queda por ver hasta dónde se puede recortar sin poner en riesgo el modelo de transferencias condicionadas sobre las que Alianza País ha construido sus bases de apoyo popular.
– En política exterior, Lenín Moreno ha dado por terminadas las funciones de seis embajadores, entre ellos las de países clave como EEUU, Venezuela y Cuba. ¿Qué explicación encuentra a esta decisión?
– El movimiento de embajadores funciona a discreción de los presidentes, por lo que se entiende su relevo en lugares clave como Estados Unidos y Venezuela. Para saber el rumbo de la política exterior es importante mirar a María Fernanda Espinoza, la responsable de Relaciones Exteriores. Espinoza está casada con un nicaragüense (Eduardo Mangas) excolaborador del gobierno de Daniel Ortega y actual secretario de la Presidencia en Ecuador. La canciller ha apoyado los procesos de integración desde el sur (Unasur y ALBA) y es reconocida por su simpatía con los llamados gobiernos progresistas de América Latina.
“Para saber el rumbo de la política exterior es importante mirar a María Fernanda Espinoza”
– Asimismo, Lenín Moreno marcó distancias con Venezuela… ¿Síntoma de que la órbita chavista pierde apoyos?
– Me parece que el Gobierno venezolano está perdiendo apoyos en todo el continente, pero no necesariamente desde Ecuador: al tiempo que Moreno manifestaba su preocupación por la violencia y los presos políticos en Venezuela, su canciller apoyaba el proceso constituyente. Me parece que todavía es pronto para determinar la posición de Ecuador frente a Venezuela. En caso de haber un alejamiento real creo que el Gobierno hará énfasis en que se retira el apoyo a Nicolás Maduro, pero no al proyecto bolivariano de Hugo Chávez.
– Sobre la relación con los medios de comunicación, ¿está cambiando como el propio Lenín Moreno dijo que haría?
– Sí, ha disminuido el clima de autocensura y la persecución a los medios de comunicación por parte del presidente. Sin embargo, miembros importantes de Alianza País (desde el vicepresidente Glas hasta la secretaria ejecutiva del partido Gabriela Rivadeneira) continúan acusando a los medios de servir a intereses particulares e intentar deslegitimar a la Revolución Ciudadana.
– ¿Y el trato con la oposición? ¿Le sorprende el silencio de Guillermo Lasso?
– La relación del presidente ha mejorado, sobre todo con el movimiento indígena. El silencio de Lasso no me sorprende, puesto que nunca ha tenido una presencia política preponderante fuera de las contiendas electorales.