Pedro Benítez (ALN).- Es muy probable que no exista ninguna modalidad moderna de corrupción de los recursos públicos que el chavismo-madurismo no haya puesto en práctica en los últimos 20 años. La codicia incontrolada por el dinero ha sido su auténtico mal. Su motivación más íntima. El ansia de saqueo de los recursos de Venezuela por parte de sus jerarcas, funcionarios y asociados no se ha detenido ni siquiera ante el hambre de la población. Por el contrario, en el drástico incremento de la pobreza extrema (61,2% de los hogares en 2017) y en los 8,2 millones de venezolanos que aseguran comer sólo dos o menos veces al día, han encontrado una nueva ocasión para el enriquecimiento personal.
La Procuraduría General de la República de México informó este jueves que abrió un procedimiento legal contra un grupo de “empresas y personas físicas (mexicanas y extranjeras)” que “aprovechándose de la carestía de alimentos que aqueja a Venezuela” se han dedicado a la venta con sobreprecio de alimentos destinados a los denominados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), mecanismo creado por el gobierno de Nicolás Maduro en 2016 para atender la emergencia alimentaria del país.
Alonso Lira Salas, procurador especializado en investigación de delincuencia organizada de México, explicó que las personas involucradas utilizaban tres esquemas: “venta de productos de baja calidad, exportación a Venezuela con sobreprecio y la reventa de los productos a la población venezolana con 112% mayor a su valor real”.
Procuraduría de México informó que fue desmantelada una red de empresas a las que el Gobierno de Maduro compraba alimentos de baja calidad y con sobreprecio. Afirman que los productos se vendían en cajas CLAP a los venezolanos con 112% por encima del costo real. #TVVNoticias pic.twitter.com/6V8VkxzLQG
— TVVenezuela Noticias (@TVVnoticias) 18 de octubre de 2018
Así mismo indicó que se identificaron operadores, uno de los cuales estaría “aparentemente relacionado con autoridades del gobierno de aquel país”.
Hasta aquí la denuncia no vincula a ningún funcionario del gobierno de Nicolás Maduro.
Sin embargo, desde hace un año sobre el mismo caso un grupo de periodistas venezolanos, por medio del portal @Armandoinfo (bloqueado en Venezuela), sí han señalado al gobierno de Maduro como implicado en la trama. Apuntan a lo evidente: es imposible que tal actividad ilícita se desarrollara sin el conocimiento y el sostén desde las altas instancias oficiales de un gobierno que ha considerado los CLAP como fundamentales para su permanencia en el poder.
Documentos prueban que Group Grand Limited, la sociedad relacionada con Alex Saab y Álvaro Pulido Vargas, además de las cajas CLAP también provee medicamentos al Gobierno https://t.co/8PYVQPFUkv #ArmandoHistorias2018 pic.twitter.com/HDpVhUbQEd
— Armando.Info (@ArmandoInfo) 18 de octubre de 2018
Una de las consecuencias de ese trabajo de investigación fue una medida judicial de prohibición de salida del país en contra de los comunicadores.
A continuación el hilo con la historia de #AlexSaab: Alex Nain Saab Morán, asistido en Caracas por su abogado Amir Nassar Tayupe, logró la “prohibición de salida del país” contra cuatro periodistas de @armandoinfo: @Ewalds6 @jopoliszuk @robertodeniz y @alfredomeza
— Roberto Deniz (@robertodeniz) 16 de agosto de 2018
Ahora, la información suministrada por la Procuraduría de México viene a confirmar la denuncia inicial de la citada investigación periodística.
No es la primera vez en los 20 años del régimen chavista que se destapa un escándalo similar. Hace casi una década la legisladora regional Neidy Rosal denunció el hallazgo de 3.600 toneladas de alimentos descompuestos y en abandono importados por la empresa Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (PDVAL), filial de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Pese a que continuaron descubriéndose contenedores de comida importada en la misma condición nunca se llegó a condenar a nadie por esos hechos. Tres gerentes de la empresa fueron detenidos, para luego ser liberados. El oficialismo desestimó (como en tantas otras ocasiones) las denuncias de la oposición.
Las personas involucradas utilizaban tres esquemas: “venta de productos de baja calidad, exportación a Venezuela con sobreprecio y la reventa de los productos a la población venezolana con 112% mayor a su valor real”
Otra historia parecida de fracasos y corrupción se repitió con la red estatal comercializadora de alimentos Abasto Bicentenario. El propio Nicolás Maduro llegó a admitir que ese proyecto “se pudrió”.
Un general en activo, por entonces ministro de Alimentación y de quien dependía la red de distribución, fue reemplazado de su cargo en enero de 2016 pero pasó a ser comandante de la Región Estratégica de Defensa Integral (REDI) del centro del país. De nada sirvieron las denuncias que contra él hicieron desde las propias filas del chavismo e incluso un compañero de armas.
Todo esto ocurre en un país en el cual entre 2014 y 2017 el porcentaje de hogares pobres aumentó de 48,4% a 87%; y los que están en pobreza extrema (hambre) a 61,2%, según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) elaborada por las universidades nacionales. En 1998 (cuando Hugo Chávez ganó sus primeras elecciones) el número de hogares en pobreza era de 45%, y en pobreza extrema de 21% según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
No obstante, estas aterradoras cifras no han impedido que se suceda un escándalo tras otro en la importación con sobreprecio de alimentos por parte del Gobierno sin que haya responsables. Lo peor es que la estrategia no varía y siempre hay por detrás intereses crematísticos involucrados desde las instancias oficiales.
Ahora una nueva trama es destapada desde el exterior de Venezuela y dada la línea de conducta del Gobierno en estos casos es previsible cuál será su respuesta: negar el asunto y acusar a las autoridades mexicanas de conspirar contra su estabilidad.
#AlexSaab negó su participación en los #Clap y demandó a @ArmandoInfo. Pero declaraciones de hoy de Piedada Cordoba, del Primer Ministro de Antigua y la investigación que hoy revela la fiscalía mexicana confirman su presencia en el negocio y su relación con Maduro
— Roberto Deniz (@robertodeniz) 18 de octubre de 2018
Como en el resto de los países latinoamericanos la corrupción de los funcionarios públicos es un mal que Venezuela arrastra desde que era una colonia del imperio español. Pero con el chavismo en el poder desde enero de 1999 dio un salto de dimensiones desconocidas.
La corrupción se convirtió en parte de los mecanismos del poder luego que se completara la captura de todo el Estado venezolano, verdadero objetivo y propósito del proceso constituyente de 1999, y con ello se eliminaran los contrapesos institucionales al todopoderoso presidencialismo.
Cleptocracia
El “Plan Bolívar 2000”, presentado supuestamente para atender la emergencia social a inicios del gobierno de Chávez fue manejado por los militares, pero el verdadero propósito era comprar (y luego chantajear) a los mandos de las Fuerzas Armadas para comprometerlos con su proyecto de poder personal. Nadie nunca supo, ni se investigó, ni se dejó investigar, cuánto dinero manejado en efectivo por los comandantes de guarniciones, sin auditoría, ni rendición de cuentas, se perdió. Se aplicó el “dejar hacer, dejar pasar”.
A eso siguió la decisión de prohibir constitucionalmente el financiamiento público de los partidos políticos, coartada en la que se ampararon los financistas de los dos partidos políticos fundados por Chávez (el MVR y luego el PSUV) para enriquecerse en nombre de las necesidades de la revolución siempre amenazada.
De allá para acá: compras de plantas eléctricas y equipos militares rusos sin licitación, contratos asignados a dedo a empresas de países aliados (como Odebrecht), total impunidad para los operadores de bonos y divisas, saqueo de alcaldías y gobernaciones, millonarias comisiones en compra-venta de inmuebles por parte de administradores públicos y en las importaciones masivas de alimentos. Esto, entre otros negociados, es con lo que ha engordado la boliburguesía chavista que ha “invertido” parte de sus ganancias en países como España (Leer más: Esto es lo que valen las mansiones, fincas y oficinas de los boliburgueses acusados por España).
En la vida nacional de Venezuela han sido precisamente los gobiernos autoritarios (militares) los más corrompidos por la falta de controles institucionales.
Ha sido y es una constante: a mayor concentración de poder discrecional en una sola persona o grupo, mayor corrupción. En un marco institucional como ese el desfalco de los bienes públicos es inevitable por más honestos que sean los que dirijan el Estado. Aunque obviamente no es el caso.
Es imposible que tal actividad ilícita se desarrollara sin el conocimiento y el sostén desde las altas instancias oficiales de un gobierno que ha considerado los CLAP como fundamentales para su permanencia en el poder
El chavismo-madurismo ha roto todos los precedentes en cuanto a escala e impunidad. No se trata de un negociante o empresario que compró a un político o un funcionario que cobró una comisión. Sino de una camarilla que (valiéndose de la falta de escrúpulos del fundador del régimen) capturó el Estado y pretende beneficiarse de los recursos del país para toda la vida. Tal y como ocurre en Cuba con la familia Castro y sus allegados.
Este es el clásico caso de una cleptocracia, con el coctel completo: desviación y apropiación privada a gran escala de recursos públicos, malversación, nepotismo, peculado, clientelismo masivo e impunidad institucionalizada.
El tipo de régimen político dirigido por una élite extractiva que condena a los países que dominan al fracaso económico de manera irremediable, pues no fomentan sino que más bien castigan el ahorro, la inversión y la innovación.
De modo que en este caso la corrupción no es la consecuencia de un mal diseño institucional o la debilidad ética de un funcionario. La corrupción está en el fundamento mismo del sistema.
Puede que sea este descontrolado ambiente de corrupción lo que inhiba a los gobiernos de China y Rusia a no dar más que gestos de apoyo político al heredero de Hugo Chávez.