Leticia Núñez (ALN).- Es franco-venezolana. Se llama Sophie Fustec y está convencida de que “la música puede salvar momentos de desespero”. Como el que vive Venezuela. De ahí sus canciones. Un intento de transformar las emociones en energía y amor para enviárselo a los venezolanos. En febrero publicará su primer disco, titulado ‘Cambio’. ¿Había un nombre más sugerente?
En las canciones de Sophie Fustec hay mucho de Venezuela y mucho de Francia. La Chica, como se le conoce artísticamente, reúne estos dos mundos en su música, un collage de texturas tomadas de su herencia multicultural y mezcladas con influencias modernas para quebrar los códigos establecidos. De Venezuela, de donde procede su madre, sale el hecho de cantar en español, los rituales y el amor por las rítmicas. Y de Francia, el país de su padre, toma el lado urbano.
“Me siento muy ligada con Venezuela. En París tengo la sensación de tener que adaptarme siempre, pero en cambio en Venezuela todo se me hace más natural y siento una libertad que me inspira mucho”, cuenta Fustec en esta entrevista con el diario ALnavío con motivo del lanzamiento de su primer disco, previsto para febrero.
“No puedo creer que un país tan rico pueda haber llegado a unos extremos tan fuertes, tan violentos”
Se llamará Cambio. Un cambio que también quiere para Venezuela, inmersa en una crisis política, económica y social sin precedentes. “Hay un llanto interno que resuena con la situación venezolana. El país necesita muchos cambios, pero para empezar quisiera que la gente tenga al menos acceso a las necesidades básicas, comida y salud, como había antes”, señala.
A diferencia de su primer proyecto solista, que salió a la luz en 2015 con el lanzamiento del vídeo clip Oasis, que ya sobrepasa las 240.000 visitas en YouTube, en este próximo disco hay una escritura más enfocada en la realidad, especialmente en la actualidad venezolana, tal como asegura ella misma.
“Sentí una necesidad de sacar las emociones de manera más física, también de transformar esas emociones en energía y amor y mandárselo a la gente allá”, apunta. Porque Sophie Fustec es una convencida de que “la música puede salvar momentos de desespero”. Y en Venezuela saben mucho de esto.
Ella siente rabia a la par que tristeza. Dice que no llegar a entender “cómo un país tan rico ha llegado a unos extremos tan fuertes, tan violentos”. Aunque acostumbraba pasar entre cinco y seis meses cada año en Venezuela, ya lleva cuatro años sin visitar el país. “La vez pasada las cosas ya habían cambiado mucho, pero a pesar de todo la gente andaba con fe y con fuerza. Esto se acabó ahora”.
Es consciente de que por ahora sólo tiene el reconocimiento de los venezolanos que se han marchado del país pero Sophie Fustec, La Chica, llega con la fuerza necesaria para que el país de su madre, su país, recupere el ánimo.
– ¿De dónde surge el nombre artístico de La Chica? ¿Por qué lo escogió?
– Solía tener un lado varonil cuando era más joven y a un tío mío le gustaba molestarme con cariño llamándome “la chica”, como para recordarme que era mujer. En aquella época de adolescencia rebelde esto me enojaba, pero con el paso de los años se terminó quedando. Además, me gusta proponer un discurso universal de chica que siente, vive, sufre, piensa, llora…
– ¿Cuánto de Venezuela y cuánto de Francia hay en las canciones de Sophie Fustec?
– Mucho de los dos. Hago una música que se parece a mí. Soy una mezcla de culturas, entonces hago un collage de texturas, de sonidos y de influencias musicales muy distintas. De Francia sale el lado urbano, la influencia anglosajona, el street art y el hip-hop. De Venezuela sale el hecho de cantar en español, los rituales, el amor por las rítmicas y todos los samples de tambor y de voces. Propongo asociar elementos que no están hechos para combinarse pero que terminan haciendo un todo con el cual me identifico. Ahí está mi mezcla de Francia y Venezuela.
– ¿Qué relación tiene con Venezuela? ¿Nació allí? ¿Ha vivido allí?
– Nací en París, pero fui de vacaciones a Venezuela durante toda mi infancia. A partir de la adolescencia decidí que quería conocer mejor mi segunda tierra y empecé a viajar por todo el país, ya que tengo familia en casi todas las ciudades. A partir de los 19 años comencé a vivir allá por temporadas, entre cinco y seis meses, y el resto del tiempo en París. Me siento muy ligada con Venezuela. En Francia tengo la sensación de tener que adaptarme siempre, pero en cambio en Venezuela todo se me hace más natural y siento una libertad de ser que me inspira mucho. Hay una energía muy intensa que me llama siempre, la fuerza de la naturaleza, una magia. A pesar de la diáspora, sigo teniendo mucha familia en Venezuela, mi abuela, tíos, tías, primos y amigos que considero como familia.
– ¿Qué llevó a su madre, venezolana, a dejar Venezuela para instalarse en París?
– Detrás hay una historia de amor. Ella fue a París para acompañar a mi abuela, que presentaba una tesis de antropología. Allí conoció a mi papá y se quedó porque nací.
– Dice que pasa largas temporadas en Venezuela. ¿Cuándo fue la última vez que estuvo? ¿Qué sensaciones se llevó?
– Ya llevo cuatro años sin ir y me hace una falta inmensa. La vez pasada las cosas ya habían cambiado mucho, pero a pesar de todo la gente andaba con fe, con fuerza y con sentido del humor. Esto se acabó ahora.
– En su descripción aseguran que las raíces venezolanas de Sophie son parte esencial en la identidad del proyecto. ¿Cuáles son esas raíces y cómo se manifiestan?
– Esas raíces son mi educación, mis referencias sociales, referencias musicales, mis rituales que se manifiestan a través del baile, el amor por el ron y una cierta forma de pensar.
– ¿Sabe Venezuela que hay una Chica que los representa con mucho orgullo en Francia?
– Cierta gente sí, pero sobre todo tengo reconocimiento de venezolanos que están fuera del país.
– ¿Qué le dicen sus amigos y familiares venezolanos? ¿Qué acogida está teniendo su música en Venezuela?
– La familia y los amigos están muy atentos, me apoyan mucho, pero creo que mi música todavía no ha llegado de verdad al país.
– ¿Le gustaría dar un concierto en Caracas?
– ¡Me encantaría! Sería lo máximo.
– ¿Cómo está viviendo la crisis económica, política y social de Venezuela?
– Muy mal, siento una mezcla de tristeza infinita y rabia. Me siento inútil. No puedo creer que un país tan rico pueda haber llegado a unos extremos tan fuertes, tan violentos. Pienso mucho en mi familia, en la gente, en el pueblo.
– ¿De qué forma se refleja la cruda realidad venezolana en sus canciones?
– Este álbum que acabo de terminar es más incisivo y menos mental que el EP que saqué en el 2017. Sentí una necesidad de sacar las emociones de manera más física, también de transformar esas emociones en energía y amor y mandárselo a la gente allá. La música puede salvar momentos de desespero.
– Dice que su primer álbum, Cambio, refleja sus deseos de transformación y de metamorfosis. ¿También para Venezuela? ¿Qué cambio le gustaría que viviera su país?
– Sí, es un deseo de evolucionar. Una transformación personal completa, pasando por una transición y un despertar. Hay un llanto interno que resuena con la situación en Venezuela, no sé qué puede pasar ahora a nivel político, no creo mucho en lo que estoy viendo en el horizonte, el país necesita muchos cambios, pero para empezar sí quisiera que la gente tenga al menos acceso a las necesidades básicas, comida y salud, como antes.
– ¿Cuándo se publicará Cambio?
– El 8 de febrero de 2019.
– ¿Cómo define su música?
– Electro Art Pop o música híbrida moderna.
– ¿Qué artistas le sirven de inspiración?
– Radiohead, The Beatles, La Fania All Stars, Nina Simone, Patti Smith…
– ¿Hay algún latinoamericano entre ellos?
– Rubén Blades, lo amo.
– ¿Cuánto tiempo lleva en la música?
– Toda mi vida. Empecé a los siete años y no he parado de tocar o cantar. Toqué piano clásico durante 13 años. Luego acompañé a varios artistas muchos años, tocando piano, teclados y experimentando estilos musicales muy diferentes, girando por el mundo entero, hasta que llegó la necesidad de expresarme a través de mi propia música y ahí nació el proyecto de La Chica.
– ¿Cuáles son sus otras aficiones más allá de la música?
– El arte en general. Ahora estoy desarrollando la parte visual de mi proyecto, aprendiendo mucho, cómo componer una imagen, un vídeo, tratando de tener una propuesta personal y original. También me encanta bailar, leer y comer mango.
– ¿Qué tal la gira que está realizando ahora por México?
– Es mi quinta vez en México. Esta gira con Mooi Collective me encanta, la gente me recibe muy bien, los lugares son muy lindos. Me encanta tener la oportunidad de viajar y conocer varias ciudades de esta tierra llena de magia.
– ¿Visitará algún otro país latinoamericano en esta gira?
– ¡Ojalá! Lo estamos planeando. ¡Quiero ir a Colombia!