Oscar Medina (ALN).- Tras varios años de anuncios y promesas incumplidas el desarrollo de vehículos aéreos ya muestra un perfil más claro y con actores que han concretado los proyectos. Pruebas exitosas y naciones e inversionistas que apuestan con fuerza despejan la ruta y en menos de lo que se piensa algunas de las grandes ciudades del mundo tendrán flotas de taxis surcando los cielos.
A estas alturas del siglo no sorprende que alguien quiera hacerlo: fabricar un automóvil volador y materializar una vieja aspiración humana hasta ahora sólo posible en la ficción. Ya está dejando de ser tal cosa. Lo verdaderamente sorprendente es la cantidad de esfuerzos, cada uno por su lado, lanzados en esta vertiginosa carrera hacia el futuro. No son las dos viejas superpotencias antagónicas enfrentadas por la conquista del espacio: son las marcas, el capital privado, tratando de hallar una nueva opción para la movilidad. Y, claro, para los negocios.
La lista es larga y crece. Tesla quiere ganar la contienda; pero lo mismo buscan las chinas Ehang y Geely; y Airbus, Toyota, Porsche, Lilium y hasta Google o, mejor dicho, su fundador Larry Page. No son los únicos. Pero también hay un foco más o menos común entre los que apuestan con mayor firmeza: los taxis aéreos. Y allí está, por supuesto, Uber.
Uber tiene prisa. En noviembre del año pasado firmó un acuerdo con la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio) para el desarrollo de un modelo de coche aéreo que debería empezar a probarse específicamente en Los Ángeles, California, en 2020 y con la meta puesta en que una flota de los UberAir –así les llaman- esté activa para la fecha de los juegos olímpicos de esa ciudad programados para 2028. El plan incluye a la firma Sanstone Properties, con la que se coordina la construcción de puntos de despegue y aterrizaje en Los Ángeles.
Tesla quiere ganar la contienda; pero lo mismo buscan las chinas Ehang y Geely; y Airbus, Toyota, Porsche, Lilium y hasta Google o, mejor dicho, su fundador Larry Page
Con el fabricante de helicópteros Bell han llegado a un acuerdo similar que se pondría en marcha en Texas a partir del 2023. Uber, consciente de que son muchos los detalles y los retos, reparte las apuestas en varios frentes y ha establecido alianzas con empresas como Aurora Flight Sciences, Pipistrel Aircraft, Embraer, Mooney y ChargePoint, entre otras.
Las líneas maestras del proyecto general llamado UberElevate fueron presentadas en octubre de 2016 y están contenidas en un documento de libre acceso en su sitio web. Este es el anzuelo que lanzan: “Imagine que viaja desde la Marina de San Francisco para trabajar en el centro de San José, un recorrido que normalmente ocuparía cerca de dos horas, en sólo 15 minutos. ¿Qué pasaría si pudiera ahorrar casi cuatro horas de ida y vuelta entre el centro de la ciudad de São Paulo y los suburbios de Campinas? O imagine reducir a apenas seis minutos su viaje de más de 90 minutos para ir y venir de Gurgaon a su oficina en el centro de Nueva Delhi”.
Y este es el argumento: “Del mismo modo que los rascacielos permiten a las ciudades utilizar tierras limitadas de manera más eficiente, el transporte aéreo urbano utilizará el espacio aéreo tridimensional para aliviar la congestión del transporte terrestre. Una red de pequeñas aeronaves eléctricas que despegan y aterrizan verticalmente (llamadas aeronaves VTOL para despegue vertical y aterrizaje, y pronunciado vee-tol), permitirá un transporte rápido y confiable entre suburbios y ciudades y, finalmente, dentro de las ciudades”.
Lo que quiere el emir
Aunque todo esto suene muy alentador, Uber debe enfrentar otros asuntos más allá de la tecnología dentro de Estados Unidos: el desarrollo de un marco regulatorio y de protocolos en un país justificadamente obsesionado por la seguridad. Esto no sucede en otra nación, donde ya están muy encaminados en el deseo oficial de contar con una red de taxis surcando los cielos y donde las decisiones ya están tomadas por orden real: Dubái.
En el rico emirato árabe ya están haciendo pruebas en el aire. La primera se dio a conocer en septiembre de 2017: un vehículo llamado Volocopter, con capacidad para dos pasajeros –sin piloto- y movido por 18 rotores, elevó a 200 metros al príncipe heredero, jeque Hamdan bin Mohammed, durante cinco minutos. Todo un éxito. La aspiración del mandatario es que el servicio esté operativo en 2020.
Zhejiang Geely, la empresa propietaria de Volvo y Lotus, adquirió a finales del año pasado la firma estadounidense Terrafugia, que promete un vehículo aéreo para 2019
Volocopter es una compañía alemana fabricante de drones. Del vehículo, una suerte de híbrido entre un dron y un helicóptero, se empezó a conocer en 2013 y tres años más tarde recibían autorización formal para vuelos experimentales. Y en Dubái ya dieron el gran paso.
No estarán solos. El posible competidor en Dubái es el EHang 184, fabricado por una compañía china de drones. En febrero de 2017 la firma anunció que pronto suministrará taxis voladores al emirato, con capacidad para una sola persona y la posibilidad de volar a un máximo de 3.500 metros de altura.
De Google a China y Alemania
Otro que avanza firme por este camino es Larry Page, el cofundador de Google. Según reveló la agencia Bloomberg en 2016 ya había invertido más de 100 millones de dólares en una pequeña firma llamada Zee.Aero que también ha probado con éxito sus prototipos. Page igualmente ha aportado fondos a Kitty Hawk, su propia compañía.
Kitty Hawk ha hecho pruebas en secreto en una pequeña isla de Nueva Zelanda. Y ya tiene su vehículo con forma de avión: el Cora. Dotado con 12 hélices, el Cora tiene una autonomía de vuelo de hasta 100 kilómetros y puede desarrollar una velocidad de 100 kilómetros por hora. Con pleno apoyo del Gobierno neozelandés, estiman que para el 2021 ya esté funcionando la red de taxis voladores autónomos en ese país.
En China las cosas también se mueven a ritmo acelerado. Zhejiang Geely, la empresa propietaria de Volvo y Lotus, adquirió a finales del año pasado la firma estadounidense Terrafugia, que promete un vehículo aéreo para 2019. El proyecto indica que ese primer coche tendrá capacidad para recorrer 800 kilómetros y contará con dos asientos y alas plegables porque se trata de un auto híbrido que podrá rodar por autopistas. Y en 2023 aspiran que un avión de despegue y aterrizaje vertical entre en servicio.
En febrero pasado 40 afortunados pudieron probar por sí mismos el potencial de otro auto volador en China. Esto ocurrió en Guangzhou, al sur del país, donde el dron Ehang 184 realizó pequeños viajes de ida y vuelta de hasta 15 kilómetros y logrando una velocidad máxima de 130 kilómetros por hora.
Lilium Aviation, de Alemania, es otra de las compañías punteras en este campo. Y es una firma singular porque detrás de ella hay fondos de la Agencia Espacial Europea y aportes especializados de la Universidad Técnica de Munich. En abril de 2017 hizo su primer vuelo el Lilium Jet, un auto capaz de recorrer 300 kilómetros y de lograr hasta 300 kilómetros por hora. Este primer modelo sólo puede transportar a dos personas, pero la mira está puesta en el concepto de taxi, por lo que trabajan en otro para cinco pasajeros. Es decir, el verdadero Uber en el aire.
Luego de varios años de anuncios y promesas no siempre cumplidas, ya estos pioneros han demostrado que sí se puede. Y cada día es menos el tiempo que falta para saber la respuesta a la pregunta básica: cuándo.