(EFE).- Comparada con el modelo carcelario de Nayib Bukele en El Salvador, una prisión de máxima seguridad se levanta en un inhóspito paraje de la costa de Ecuador frente al rechazo de una comunidad local y como símbolo de la «mano dura» que quiere imponer al crimen organizado el presidente, Daniel Noboa, quien busca su reelección en las elecciones de este domingo.
La prisión, denominada por el Gobierno como la ‘Cárcel del Encuentro’, en referencia al lema usado por la Administración del expresidente Guillermo Lasso (2021 – 2023), al que reemplazó Noboa, es una de las dos que el mandatario pretende construir para hacer frente a la crisis penitenciaria que vive el país, donde entre 2021 y 2024 fueron asesinados más de 500 presos.
«El sistema estaba secuestrado y humillado por organizaciones criminales. Hoy tenemos orden en los centros penitenciarios y estamos haciendo historia. En este centro se pondrá fin a la impunidad y al desorden penitenciario», dijo Noboa en junio del año pasado, cuando puso la primera piedra que dio inicio a la obra.
La construcción está a cargo de la empresa Puentes y Calzadas Infraestructuras, subsidiaria del español Grupo Puentes, que controla la empresa estatal China Road and Bridge Corporation, y tiene un presupuesto de 52 millones de dólares.
Una cárcel para 800 presos
Se prevé que la nueva cárcel tenga capacidad para unos 800 reos, y al estar aislada se tiene pensado que reciba a los líderes de las bandas criminales de Ecuador que hasta la llegada al poder de Noboa tenían el control de las prisiones antiguas, donde contaban con todo tipo de comodidades como internet de alta velocidad y televisores.
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El proyecto se encuentra en una zona rural entre las comunidades de Bajada de Chanduy y Juntas del Pacífico, en la provincia costera de Santa Elena, y al comenzar la obra el Gobierno anunció que estaría lista en 300 días.
Sin embargo, el pasado 25 de diciembre un grupo de hombres armados ingresó a la zona y perpetró un atentado calificado por el Gobierno como «terrorista» que dejó un muerto. El incidente llevó a detener la construcción.
El rechazo a la cárcel de Noboa
Este proyecto no es visto con buenos ojos por los habitantes de las comunidades vecinas, quienes en diciembre solicitaron a la Justicia suspender la obra.
Ellos reclaman que el terreno de 16,2 hectáreas donde se levanta la cárcel pertenece a sus ancestros desde «tiempos inmemoriales», por lo que buscan que se proteja el derecho a la consulta previa, libre e informada, un recurso que se aplica a los proyectos que se hacen en territorios indígenas para obtener el consentimiento y aceptación de sus integrantes.
Además, señalan que la prisión se construye en un ecosistema de bosque seco tropical, donde hay alrededor de 75 especies de aves y vegetación endémica. El Ministerio de Ambiente dijo en julio pasado que la zona no pertenece al Sistema Nacional de Áreas Protegidas ni al patrimonio forestal nacional.