Daniel Gómez (ALN).- Vietnam, Nepal, Corea del Norte, Siria, Zimbabue, Timor-Leste, Guinea… Estos son los países por los que se ha paseado la Cancillería de Maduro en las últimas semanas. El régimen le da la vuelta al mundo en busca de dinero, ya sea a través de acuerdos, convenios o financiación, y en busca también de apoyo. Se acerca el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra y la Asamblea General de Naciones Unidas en la ONU. Estas son fechas señaladas en rojo por Maduro.
La agenda de Yuri Pimentel estuvo agitada. Pimentel, vicecanciller para África de Nicolás Maduro, visitó la semana pasada al vicepresidente de Zimbabue, Kembo Mohadi, con quien mantuvo un encuentro “propicio para que las autoridades dialogaran sobre el estatus de sus relaciones y revisaran futuros planes de cooperación”.
La Cancillería no aportó más detalles. Fue diferente la visita de Pimentel a Guinea este martes. Allí se encontró con el ministro de Hidrocarburos, Diakaria Koulibaly, y “repasaron las posibilidades para desarrollar aspectos puntuales del acuerdo marco de cooperación en recursos energéticos”.
También se reunió con el director general adjunto de Organizaciones Internacionales del Ministerio de Asuntos Extranjeros, Mohamed Oury Bah. Este “expresó su agrado por una explicación esclarecedora de las perspectivas de acción de Venezuela en el contexto del periodo de sesiones de Naciones Unidas”.
Yuri Pimentel se reunió con el director general adjunto de Organizaciones Internacionales del Ministerio de Asuntos Extranjeros de Guinea, Mohamed Oury Bah. Este “expresó su agrado por una explicación esclarecedora de las perspectivas de acción de Venezuela en el contexto del periodo de sesiones de Naciones Unidas”. Este último dato es clave.
Este último dato es clave para demostrar que los diplomáticos de Maduro andan de gira en busca de apoyo para afrontar lo que les viene. “Un septiembre negro”, dice al diario ALnavío una fuente de la Cancillería de Maduro en Caracas.
El 9 de septiembre tiene lugar en Ginebra el Consejo de los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Allí la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, leerá su informe sobre Venezuela. Un informe que explica cómo el régimen persigue, tortura y mata.
Este documento servirá de base para que los 47 Estados miembros del consejo voten una resolución respecto a Maduro y el estado de los derechos humanos en Venezuela. Como sabe que de ahí no viene nada bueno, tiene a sus diplomáticos trabajando “a millón” por África y Asia para conseguir algo de apoyo en esta cita. Aunque no sean votos como tales, a Maduro le basta que cualquiera de esos países tome la palabra y alce la voz a su favor.
La otra fecha clave es el 24 de septiembre. Entonces se celebra en Nueva York la Asamblea General de la ONU. Es una fecha señalada en rojo por Maduro. Allí se expondrá el Informe Bachelet. El gobierno de Iván Duque presentará una batería de pruebas para demostrar que el régimen venezolano apoya a las FARC y al ELN. También se espera que Martín Vizcarra, presidente de Perú, y Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, critiquen a Maduro en sus intervenciones.
Junto a Yuri Pimentel, en los esfuerzos por mejorar la imagen del régimen, también anda José Gregorio Biomorgi Muzattiz, embajador de Maduro en Siria. Este jueves, en la Feria Internacional de Damasco, habilitó en el puesto de Venezuela un libro de firmas con la Carta de los Pueblos del Mundo. Un documento que entregarán al secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, para “pedirle solidaridad con el pueblo venezolano ante el bloqueo económico impuesto por Estados Unidos”, explicó la Cancillería en Twitter.
El vicecanciller para Asia, Oriente Medio y Oceanía, Rubén Darío Molina, también tiene la agenda apretada. La semana pasada visitó Timor-Leste para encontrarse con el ministro de Asuntos Exteriores, Dionisio Babo Soares, y el embajador cubano en el país asiático, Oscar Genaro Coet Blackstock.
“Ambas autoridades conversaron sobre el avance de las relaciones bilaterales entre sus países y sobre la posibilidad de emprender acciones conjuntas en el ámbito multilateral”, comentó la Cancillería sobre el asunto.
Molina es un viejo conocido de Maduro. Fue mesonero en una agencia de fiestas, de ahí pasó a la lucha sindical, se formó como diplomático, y por una década ocupó la oficina de Multilaterales.
Este hombre fue el mismo que hace dos semanas estuvo en Pyongyang inaugurando la embajada de Maduro en Corea del Norte y reuniéndose con altos funcionarios de la dictadura para “estrechar relaciones”.
El día en que el hijo de Maduro le vendió el alma a Kim Jong-un
En esas labores también se desempeñó el hijo de Maduro, Nicolasito Maduro Moros. A finales de julio lideró una delegación de las juventudes chavistas por Asia. Primero pararon en Vietnam, luego en Nepal, para finalmente llegar a Corea del Norte y rendirse en alabanzas a Kim Jong-un. De esta gira lo más interesante son los contactos con Nepal, pues es el único país de los visitados por el régimen recientemente que tiene voto en el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU.
En los esfuerzos de la Cancillería también destaca la presencia de una delegación de Maduro en la Exposición Internacional de Turismo en China. El evento se celebró este fin de semana y los enviados de Maduro le concedieron el premio de “Mejor Destino de Ultramar”.
Otra aventura internacional fue la de la vicepresidenta Delcy Rodríguez en Rusia hace dos semanas. Es curioso, porque esta visita fue a la que más difusión se le dio desde el régimen, y al mismo tiempo, fue en la que menos se consiguió. Rodríguez no se trajo ni un acuerdo, ni un convenio, ni una firma de Moscú. Más teniendo en cuenta que la semana anterior el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, estuvo en el Kremlin y firmó un acuerdo de cooperación naval con su amigo y par ruso, Serguéi Shoigú.