Redacción (ALN).- El rezago productivo de la región es un hecho. Por ello, el presidente de la Corporación Andina de Fomento, Luis Carranza, pide un pacto entre los sectores económicos, políticos y sociales para compartir una visión conjunta y de largo plazo. Justo lo que ha hecho Panamá: “El país crece alrededor de 6% de promedio porque tiene muy clara su vocación. Quiere ser el ‘hub’ logístico y de servicios de América Latina”.
Luis Carranza, presidente ejecutivo de la Corporación Andina de Fomento (CAF-Banco de Desarrollo de América Latina), pide un pacto por la productividad en Latinoamérica. Lo pide por el rezago que sufre la región en asuntos clave como la globalización, la liberalización de los mercados financieros y la transformación tecnológica. “No hemos podido crecer porque no ha habido posibilidad para que las correas de transmisión funcionen”. Es decir, “la economía, la política y la sociedad”.
El desafío que lanza este jueves el presidente de la CAF en la sede de la patronal CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresarias) en Madrid no es otro que el de conseguir una visión conjunta y de largo plazo. “En América Latina no la tenemos. Caso interesante es el de Panamá. Crece alrededor de 6% de promedio porque tiene muy clara su vocación. Quiere ser el hub logístico y de servicios de la región y sus políticas e inversiones están orientadas a ello”.
Como contraparte de lo que ocurre en Panamá, Perú. Allí nació Carranza y allí ejerció como ministro de Economía y Finanzas durante el mandato de Alan García. “En Perú hubo muchas inversiones en minería que se han cancelado por problemas sociales. No hemos aprovechado el sector minero en su total magnitud. Podríamos desarrollar un clúster minero como han hecho Australia y Canadá”.
Esta iniciativa sí la puso en marcha Chile, país vecino de Perú. En los años 90 se funda el Clúster Minero de Antofagasta y echa a andar a comienzos de los 2000. En estas casi dos décadas de existencia ha logrado representar el 60% del Producto Interior Bruto (PIB) regional y generar la mitad de la producción minera en Chile.
Otros logros del clúster de Antofagasta, destaca Carranza, son el aumento de las empresas proveedoras que exportan, la descentralización de estas y los avances en innovación tecnológica. Sin embargo, aún tiene retos por delante, como fortalecer vínculos con otros sectores mineros de América Latina y atraer mano de obra calificada.
Medidas de este tipo, “integradoras”, son las que necesita Perú, una de las economías más pujantes de la región y que ahora tiene el reto de consolidar con políticas de futuro estos buenos factores de crecimiento.
Le ocurre algo similar a Colombia. “El desafío ahora es consolidar el proceso de paz”, sostiene Luis Carranza, muy en la línea de lo que dijo la semana pasada en el Club Diálogos para la Democracia Juan Carlos Mora Uribe, presidente de Bancolombia.
No repetir los errores del pasado
A través de estos ejemplos se observa la tesis de Carranza. Sin una visión compartida, integradora, planificada, se pueden repetir los errores del pasado. “Los 80 fueron una década perdida para la región”, reseña.
El cambio del patrón oro al sistema dólar en 1971 sacudió los cimientos económicos de América Latina. Durante los 70 acumuló una fuerte deuda que hoy continúa pagando. “En los 90, cuando se revitalizó el crecimiento, la pobreza se redujo muy lento y la desigualdad aumentó. Entonces se produjeron acuerdos políticos que ayudaron a rebajar estas trabas”.
Luis Carranza sobre Perú: “No hemos aprovechado el sector minero en su total magnitud”
Los datos están ahí. En los 2000, el gasto público no llegaba a 7% del PIB (Producto Interior Bruto) y en la actualidad se aproxima a 11%. Esto derivó en una reducción de la pobreza de más de 20 puntos. En estos momentos hay 24% de pobreza en América Latina cuando a principios de siglo el dato estaba en 43%. También se produjo un impulso para la clase media, que se incrementó de 21% a 35% en los últimos 17 años.
Aquellos acuerdos trajeron consigo cierta estabilidad macroeconómica que ha servido para reducir la brecha entre ricos y pobres. No obstante, la región sigue siendo la más desigual del planeta. A esto se añaden otros medidores que inquietan. “Preocupa que la clase emergente, el llamado sector vulnerable, hoy signifique 39% y antes supusiera 24%. En la parte económica esto ayuda a generar economías de escala. En el lado político tenemos poblaciones que exigen más eficiencia y transparencia de sus gobiernos. Por eso necesitamos un pacto por la estabilidad y la productividad”.
Mejorar la calidad de las instituciones
Otro de los retos de América Latina es potenciar la calidad institucional. “Las nuevas clases medias van a demandar eficiencia y transparencia. Querrán bienes y servicios públicos de calidad. Mejor salud y mejor educación. Sobre esto tenemos que actuar. Para ello es esencial una burocracia bien capacitada”, subraya el presidente de la CAF.
Los últimos informes de Political Risk Services dicen que la calidad burocrática de Latinoamérica es de las perores del mundo. De ahí la visita de Luis Carranza a España, donde se reunirá con diferentes instituciones públicas y privadas en Madrid y Barcelona. “Buscamos la ayuda de la tecnología para América Latina. Estamos viendo cómo fortalecemos los derechos de propiedad, cómo promovemos la competencia, y cómo tenemos un sistema de justicia y de cumplimiento de contratos eficiente”, subraya.
Otra de las líneas que está tocando el Banco de Desarrollo de América Latina es la de la innovación tecnológica. Por eso ansía cerrar 2017 con 44 patentes por millón de habitantes en Latinoamérica. “Queremos salir del siglo XIX para instalarnos en el XXI”, sentencia.