Daniel Gómez (ALN).- El venezolano Edgar Rodríguez emigró a España en 2006. Comenzó como obrero de la construcción y terminó fundando Arepa Olé. Con siete locales en Madrid, uno en Sevilla y otro en Vigo, esta arepera hace 4.000 arepas cada día. “Me encanta lo que hago. La vida me ha cambiado”, dice a ALnavío.
El venezolano Edgar Rodríguez tuvo tres trabajos al mismo tiempo cuando llegó a España: vendedor de seguros por la mañana, de publicidad por la tarde y repartidor de flyers por la noche. Todo cambió cuando montó Arepa Olé. Entonces, aunque parezca difícil, comenzó a trabajar más que nunca.
“El cambio ha sido para más trabajo, más trabajo, más trabajo y más trabajo”, comenta al diario ALnavío. No es una queja. “Me encanta lo que hago. La vida me ha cambiado. Ha mejorado mi situación social y económica. Lo que pasa es que no me queda tiempo”.
Rodríguez, de 39 años, se encarga de la parte operativa de Arepa Olé. Y eso es mucho decir. Se trata de la arepera más famosa de España. Una cadena nueve restaurantes (siete en Madrid, uno en Sevilla y otro en Vigo) que hace 4.000 arepas cada día y factura tres millones de euros al año.
Tal cantidad de tareas y responsabilidades en ocasiones le retienen hasta 20 horas dentro de la oficina. “Hay días que entro a las siete de la mañana y no salgo hasta las tres de la madrugada del día siguiente”, dice.
La peor parte de todo esto es que Rodríguez no puede pasar todo el tiempo que desea con sus dos hijas (una todavía es un bebé y la otra tiene cinco años). “Es lo que más cuesta”, señala.
El matrimonio del éxito
Rodríguez llegó a España en 2006 en busca de un futuro mejor. No tenía papeles, pero eso no le impidió ponerse a trabajar. Fue obrero de la construcción, repartió pizzas por Madrid e incluso compaginó tres trabajos al mismo tiempo.
En 2010 su vida dio un vuelco de 180 grados. Ese año conoció a Sonsoles García-Redueles, quien hoy es su esposa, la madre de sus dos niñas y en cierto modo, la responsable del éxito de Arepa Olé.
“Sonsoles es la artífice de introducir la arepa entre los españoles. Nos complementamos bien”
“Sonsoles es la artífice de introducir la arepa entre los españoles. Nos complementamos bien. Jamás pude hacer todo esto solo, ni ella hacerlo sola sin mí”, asegura Rodríguez.
García-Redueles es publicista y experta en marketing. Convencida de que la arepa podía calar en España, hizo de Arepa Olé un restaurante venezolano pensado para el público español. En especial, para el cliente de Madrid. Cosmopolita, abierto a nuevos platos, sin tiempo para comer y exigente con la calidad de la comida.
Para que los españoles se sintieran identificados con la arepera, García-Redueles insistió en la imagen. Los colores de la marca, rojo y amarillo, son los mismos que los de la bandera española. Luego está el “olé” del nombre, una expresión muy típica en el flamenco, los toros y en el fútbol.
El otro gran acierto de Arepa Olé fue el producto. La arepa es el plato estrella de la dieta venezolana. Se cocina en unos pocos minutos y es mucho más sano que otros platos clásicos en los restaurantes de comida rápida de Madrid como las hamburguesas, los burritos y los kebabs.
La expansión de Arepa Olé
En estos ocho años de aventura, Arepa Olé no ha parado de crecer. De un primer local en Chueca pasaron a siete en Madrid, uno en Sevilla y otro en Vigo. Y todo eso, con apenas 16.000 euros de inversión inicial.
Ahora están inmersos en un proceso de expansión. El objetivo, detalla el propietario, es abrir “unos cuatro o cinco locales al año”. Un crecimiento “comedido” puesto que “no tienen infraestructura para más”. Además, todo lo que están creciendo es a base de flujo de casa.
La gestión de Arepa Olé no es el único trabajo de Rodríguez. Este venezolano también importa productos venezolanos para luego comercializarlos por Europa. “Distribuimos por Italia, Inglaterra y Francia productos típicos como quesos venezolanos, refrescos, harina y cervezas. Todos los productos que son de la dieta diaria del venezolano”.
Este detalle también le pone triste. Ninguno de estos productos, aunque sean venezolanos, son comprados allá debido a la escasez que vive Venezuela. Un país que no visita desde 2009 y que, como reconoce, tampoco tiene intenciones de visitar. “Al menos no por ahora”, concluye.