Nelson Rivera (ALN).- En el año 2000 la Organización de Naciones Unidas estableció ocho grandes objetivos de Desarrollo Humano llamados ‘Objetivos del Milenio’. En 2015 la ONU aprobó otros nuevos. Suman 17: no solo fueron incorporados los ocho del 2000, sino que algunos son descritos de forma mucho más específica. Es la ‘Agenda 2030’.
Ocurrió en septiembre del 2000: luego de una década de estudios, diligencias diplomáticas y vaivenes políticos, se produjo en Nueva York la que se llamó la Cumbre del Milenio. Sintetizados en ocho grandes objetivos de Desarrollo Humano, cada uno desagregado en propósitos más detallados, la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció entonces los llamados Objetivos del Milenio, encaminados a alcanzar “un mundo más pacífico, más próspero y más justo”.
Los objetivos pautados para el 2015 se referían a las cuestiones más graves y complejas: hambre y pobreza, estado de los sistemas educativos, igualdad de géneros, reducción de la mortalidad infantil y mejoría de la salud materna, lucha contra enfermedades específicas -VIH/Sida, malaria y otras-, sostenibilidad del medio ambiente, y fomento de alianzas múltiples para favorecer el desarrollo de los países.
A partir de esa fecha, la ONU realizó campañas de comunicación, jornadas técnicas para ayudar a los países a definir sus programas de acción, seminarios para evaluar el avance, país por país. Es probable que, en la historia de esta organización, esta haya sido y sea todavía, una de sus iniciativas más nobles y emblemáticas.
Qué se logró en 15 años
Sorpresivamente, a pesar de las enormes dificultades que ocuparon la atención de los gobiernos del mundo, la evaluación de los resultados presenta avances indiscutibles. El dato más destacado, sin duda, es el que nos informa la reducción significativa de personas que viven en condiciones de pobreza extrema: de 1.900 millones se redujo a 836 millones. Una baja próxima al 50%. Una reducción semejante ha tenido la tasa de mortalidad entre menores de cinco años, que bajó de 12,7 millones en 1990, a seis millones en 2015, a pesar del crecimiento de la población.
La Organización de Naciones Unidas realizó campañas de comunicación, jornadas técnicas para ayudar a los países a definir sus programas de acción
En otro indicador afín, el de la desnutrición, también se produjeron avances: pasó de 23,3% a 12,9%. Este último índice tiene enorme relevancia porque demuestra que los programas de distribución de alimentos pueden funcionar, justo en el momento en que cinco zonas de África Central están al borde de terribles situaciones de hambruna.
La meta de Enseñanza Primaria Universal pasó de 83% a 91%. Un índice semejante se alcanzó en la alfabetización de jóvenes entre 15 y 24 años: subió de 82% a 90%. El número de niñas menores de 15 años que asiste a la escuela es equivalente ya al de los niños. Las muertes de madres, durante las etapas de gestación, parto y post-parto, se han reducido casi en 50%.
En el reverso de estos logros, hay una serie de hechos que cabe señalar como reales retrocesos: dentro de los países, ha crecido la desigualdad entre los más ricos y el resto de la sociedad. La brecha entre los países también ha crecido: los más ricos son cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres.
De forma paralela a este fenómeno está el del crecimiento del desempleo y la precarización del empleo. Estos años, además, han sido de terrorismo, guerras civiles, violencia desatada por delincuencia organizada a gran escala. La consecuencia la conocemos: procesos de migraciones forzadas que han afectado a millones de personas, la llamada crisis de los refugiados, etcétera.
La Agenda 2030
En 2015 las Naciones Unidas aprobaron los nuevos objetivos, que fueron suscritos por 193 países. Suman 17: no solo fueron incorporados los ocho del 2000, sino que algunos son descritos de forma mucho más específica.
El primero dice: “Poner fin a la pobreza en todas sus formas en el mundo”.
El segundo: “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”.
El tercero: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todas las edades”.
El cuarto: “Garantizar una Educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje toda la vida, para todos”. Y así, hasta completar 17.
En esta versión, los objetivos tienen un enfoque más integral: se reconoce que el desarrollo es un conjunto de factores, donde no es real separar unos avances de otros. La Agenda 2030 insiste en cuestiones clave que todavía son asignaturas pendientes de la humanidad. Entre ellas, de forma explícita o entre líneas, está la cuestión de la cooperación y las alianzas. En el fondo, el llamado no se limita a los gobiernos y a los gobernantes. También al conjunto de la sociedad planetaria, en particular a los empresarios, a los dirigentes políticos y sociales, a los legisladores y a las organizaciones sin fines de lucro.