Juan Carlos Zapata (ALN).- Karina Sainz Borgo no sólo ha escrito una buena novela sino que sabe lo que ha escrito. Ha hecho del caso Venezuela -sin casi mencionar a Venezuela- un tema universal.
En la librería donde compraba el libro de Karina Sainz Borgo, una mujer me dijo: Lo estoy leyendo, me gusta mucho, no puedo despegarme. Es adictivo.
La mujer es española y madre de dos niñas españolas, me reveló. Y explicó que lo primero en llamarle la atención fue el título, La hija de la española, sin sospechar que la novela era cruda hasta la irrealidad, aunque la tragedia de Venezuela la convocaba a la lectura. Tragedia que no podía creer, tratándose de un país tan rico, que es lo que dicen todos los españoles cuando hablan de Caracas, de Nicolás Maduro, de Juan Guaidó, de la crisis humanitaria.
La novela, en este caso, llega a territorios vedados para el análisis. Un reportaje más sobre Venezuela puede cansar. Una novela abre otra ventana hacia aquella crisis, pues hasta lo que no parece real se transforma en verdad. Una verdad que te despierta. Una verdad que te golpea.
No tengo el teléfono de la madre española para decirle que comencé el libro, que la primera noche lo rechacé, que no lo soporté, que esa cruda realidad me abrió una herida, y esa herida sangró, y la sangre no era un hilo que dejaba un rastro en el pavimento sino un chorro, el chorro de los degollados, de los mutilados, de los malogrados, y que sólo al fin, después de hacer acopio de fuerzas, volví sobre él y entonces sí, pude consumirlo antes que me consumiera, apelando al truco de que leyéndolo, y terminándolo, asumía un acto de autoexorcismo.
Antonio Ecarri ha inaugurado en Madrid los espacios culturales de la Embajada en España de Juan Guaidó. Ecarri lo ha hecho con esta invitada de lujo, Karina Sainz Borgo, y con Ron Santa Teresa y chocolate Mulato. La sala estaba llena, y allí pudimos conocer a la autora de este bestseller de alcance mundial, sin precedentes en la literatura venezolana.
Hay quienes dicen: es un libro doloroso que no es para venezolanos sino para el lector de otros países. No es así. Es un libro escrito para venezolanos. Lo que pasa es que Karina Sainz Borgo logra que se cumpla con su novela lo que los maestros ya han advertido desde tiempos remotos: la literatura tiene ese poder de abordar la realidad y hacerla más cercana, más viva, más de fibra, más sensible. La literatura avanza sobre terrenos impedidos a un ensayo, o a cientos de reportajes. La novela, en este caso, llega a territorios vedados para el análisis. Un reportaje más sobre Venezuela puede cansar. Una novela abre otra ventana hacia aquella crisis, pues hasta lo que no parece real se transforma en verdad. Una verdad que te despierta. Una verdad que te golpea. La verdad que golpeaba a Karina Sainz Borgo y la obligó a escribir, a novelar.
-Me dolía tanto que me sentía obligada a contarlo, dijo la autora en la tertulia.
Karina no sólo ha escrito una buena novela sino que sabe lo que ha escrito. Ha hecho del caso Venezuela -sin casi mencionar a Venezuela- un tema universal. “Una historia para que emocione tiene que ser universal”, señaló. Y los códigos de esta tragedia coinciden con otros, “con la mirada de los otros”, experimentados en autoritarismos y totalitarismos del pasado y el presente. Por ello es que la novela llega a ser familiar en Alemania y en Francia, o en los países que antes pertenecieron a la órbita soviética.
-Para los alemanes puede ser una expresión del holocausto.
Para los venezolanos es un holocausto. La crueldad está allí. El hambre. La represión. La tortura. La muerte. Y en ese escenario, se mueven los personajes que ella define ambivalentes. Que para sobrevivir -le ocurre a la protagonista- son capaces de todo. Porque una tragedia de esta dimensión cambia a la gente. ¿Los convierte en qué? En víctimas, en victimarios, en verdugos. Es una dualidad, señaló Karina, que convive en esta especie de ese socialismo real, el Socialismo del Siglo XXI, como lo definió el chavismo, como lo bautizó Hugo Chávez. La dualidad del hombre soviético. La dualidad del ser cubano.
-Personajes de complejidad moral que hasta se sienten culpables por sobrevivir. Ya que el sistema te induce a la culpa.
Aquí hay una obra que escarba en la violencia, y también en la belleza del país que ella vivió, que vivimos muchos. Y porque lo vivimos es que remite a las preguntas obligadas de cómo es que todo cambió, y cómo es que se produjo, y cómo es que no lo vimos llegar, y si lo vimos, no hubo manera de evitarlo.
-Es el síndrome de Casandra, precisó Karina Sainz Borgo.
Aquí hay una obra que escarba en la violencia, y también en la belleza del país que ella vivió, que vivimos muchos. Y porque lo vivimos es que remite a las preguntas obligadas de cómo es que todo cambió, y cómo es que se produjo, y cómo es que no lo vimos llegar, y si lo vimos, no hubo manera de evitarlo.
De las páginas más bellas del libro, y las que llevan a la reconciliación, es la despedida del personaje principal de su madre muerta, ante la tumba de la madre muerte. Cualquier español que no conoció Venezuela antes de la tragedia chavista, puede mirar hacia lo más profundo y concluir que, en efecto, fue un país rico, pero no sólo de petróleo, sino de sentimientos, de amor, de cotidianidad constructiva, de sueños, de líneas de colores, de aventuras, democracia, y gente ilustre, gente sencilla, gente de paz. Gente, ciudadanos.
Como no soy crítico literario, tomemos este párrafo de un reciente artículo de Fernando Aramburu, titulado Una novela en la fosa séptica: “Juzgo una cobardía atribuir a la autora la invención de unas condiciones sociales de extrema crudeza anteriores a su escritura. Pienso que La hija de la española cumple de forma óptima el cometido de la ficción realista: comunicarnos de forma compleja y coherente cómo, repito, cómo se vivió desde una circunstancia individual en un determinado contexto histórico. O si se prefiere: cómo repercutió en los hombres concretos la historia colectiva. Como artefacto literario, la novela de Karina Sainz Borgo, rebosante de virtudes técnicas, con una prosa de categoría, adecuada a la narración, es sencillamente magistral”.
Karina Sainz Borgo estará firmando su novela en la Feria del Libro de Madrid. Este sábado en la caseta La Central (209) a las 19:00. Y este domingo en la caseta de Rafael Alberti (73) a las 11:00, y en Los Editores (127) a las 19:00.