Leticia Núñez (ALN).- El expresidente de Uruguay de 1985 a 1990 y de 1995 al 2000 considera que la corrupción ha favorecido el populismo en América Latina. “Se instala en la nostalgia de los buenos tiempos”, dice. Y asegura que, si en Latinoamérica este fenómeno “es hijo de la prosperidad”, en Europa es “hijo de la depresión”.
“Vivimos unos tiempos vertiginosos”, advirtió de primeras el expresidente de Uruguay Julio María Sanguinetti. Después, recurrió al escritor británico Charles Dickens para hablar del estado actual de la democracia y señaló: “Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación”. Una desesperación que, en su opinión, se ha traducido en los fenómenos populistas que “hoy están en todo el mundo, no solo en América Latina”.
En una conferencia celebrada en la Casa de América en Madrid, el exmandatario uruguayo, que ocupó la Presidencia en dos quinquenios (1985-1990 y 1995-2000), se refirió al populismo en Latinoamérica como “un hijo bastardo de la prosperidad” de otros tiempos. La corrupción ligada en muchos casos a ese desarrollo económico favoreció, en su opinión, el descrédito de los partidos políticos tradicionales y el populismo. “Éste se agota cuando se agota la bonanza”, continuó Sanguinetti. Después señaló que “ahí el populismo se instala en la nostalgia de los buenos tiempos” y que son los “gobiernos serios” los que más tarde tienen que solucionar la situación.
El fenómeno de la corrupción se ha hecho especialmente presente en Brasil. La semana pasada el expresidente Lula da Silva fue condenado a más de nueve años de prisión por delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero. Tampoco Perú escapa a tal lacra. El exmandatario Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia, se encuentran en prisión preventiva por la presunta recepción de tres millones de dólares (2,6 millones de euros) pagados por Odebrecht para financiar la campaña electoral de 2011. En total, ya son 15 los presidentes y expresidentes de América Latina salpicados por corrupción.
“Las instituciones estadounidenses impiden que un líder populista [Donald Trump] construya un régimen populista”
Según Sanguinetti, a diferencia de Latinoamérica, el populismo en Estados Unidos y Europa “es un hijo de la depresión y del temor al terrorismo, la inmigración, el cambio tecnológico…”. El expresidente uruguayo apuntó que la gran diferencia entre ambas partes del mundo está en que “las instituciones estadounidenses impiden que un líder populista [en referencia a Donald Trump] construya un régimen populista. Un país con Justicia, Congreso y prensa fuertes, evita la transformación del régimen”.
Llegados a este punto, Sanguinetti situó a Venezuela en el lado opuesto. “El país era un paradigma. Contaba con partidos estables y fuertes, pero luego se produjo un debilitamiento. No es Hugo Chávez quien destruye a los partidos, sino que es la consecuencia del debilitamiento”, aseguró.
En este sentido, manifestó que los partidos se han debilitado, entre otras cosas, por el impacto de las redes sociales. “Los ciudadanos se expresan allí y eso nos lleva a un cambio sustancial en las elecciones. Pasan de ser elecciones de partidos a candidatos. Ya no son lo que eran”, dijo. Puso a Francia como ejemplo. “En dos meses nos cambió el humor a todos. Europa vuelve a renacer… y eso que no sabemos quién es (Emmanuel) Macron”, apuntó Sanguinetti para resaltar la importancia actual de la imagen. “Con 39 años y aspecto juvenil se sube a la tarima de la Presidencia francesa. La imagen es espectacular. Es la guerra del estilo”, zanjó.
“Los ricos son otros”
Al margen del populismo, el expresidente de Uruguay también habló de otros factores que contribuyen a generar los “tiempos vertiginosos” que caracterizan la situación actual. Por ejemplo, la riqueza. Por un lado, apuntó que ésta se basa hoy en el conocimiento y en las patentes y que América Latina registró en 2016 la mitad que Corea del Sur. Por el otro, habló de que ahora los ricos son otros. “Es gente como Jeff Bezos, Mark Zuckerberg o Amancio Ortega. Son hijos de la innovación, no son herederos”, agregó al respecto.
También está cambiando la familia. O al menos así lo cree Sanguinetti. “En Latinoamérica es algo dramático. Los sectores de mayor pobreza están donde se encuentra una familia monoparental, una mujer con tres o cuatro hijos de diferentes padres”. Tampoco escapa a los cambios la Iglesia, que “vive dificultades enormes y se autocuestiona constantemente”. Elementos todos ellos que, según el exmandatario de Uruguay, “generan una democracia con fragilidades”.
«La educación es más importante que nunca. Ahí tiene América Latina su gran desafío»
¿Cómo se sale?
Aunque “no hay una receta mágica”, Sanguinetti señaló que se trata de encontrar “ideas movilizadoras”. En su opinión, “se va a salir del mismo modo en que se entró: sobre la base de una reconstrucción institucional”. Él lo tiene claro: “Tenemos que hacer que las instituciones, que van detrás, acompañen ese enorme esfuerzo de progreso que la humanidad ha creado”.
Pero no solo eso. También se necesita una reconstrucción ética. Según Sanguinetti, “el ciudadano no puede reducirse a un consumista activo y un contribuyente enojado. La elección es el mayor acto de gobierno y eso depende de la ética con la que el ciudadano aborda la democracia”. Un último factor: la educación. “Es más importante que nunca, tiene que ser el anclaje. Ahí tiene América Latina su gran desafío”, concluyó.