Ernesto Tovar (ALN).- El cobro de la deuda por mantener a Pedro Pablo Kuczynski en la Presidencia de Perú llegó casi de inmediato. Un par de días después de que una división del fujimorismo en el Congreso le salvara de la destitución, PPK devolvió el favor indultando a Alberto Fujimori, quien cumplía una condena de 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad cometidos en su mandato.
La política peruana vive las festividades decembrinas de 2017 de sacudida en sacudida. De la casi destitución del presidente Pedro Pablo Kuczynski por el Congreso de mayoría opositora –salvó su cargo gracias a los votos e influencias de Kenji Fujimori, hijo menor del ahora liberado dictador-, se pasó en un par de días al indulto presidencial del hombre que divide y polariza a la opinión pública peruana: el septuagenario Alberto Fujimori, condenado por crímenes de lesa y humanidad y secuestro, entre otros.
PPK pagó su deuda con el fujimorismo liberando al dictador, pese al costo político que le conllevará -al estilo Lannister en Juego de Tronos-, en lo que luce como un intercambio de favores pactado con Kenji.
La decisión del presidente, que también exime al exdictador de cualquier proceso pendiente con la justicia, de inmediato ocasionó reacciones: hasta el momento de escribirse esta crónica tres congresistas de su mermada bancada –Gino Costa, Alberto de Belaunde y Vicente Zeballos– anunciaron que dejaban las filas de Peruanos Por El Kambio, la plataforma política de Kuczynski.
Además, el mismo día de Navidad ocurrieron manifestaciones y protestas en el centro de Lima y en las inmediaciones de la vivienda de PPK -a favor y en contra de Fujimori-, que fueron reprimidas por la policía usando varas y gases lacrimógenos, y en las que un trabajador de la prensa resultó herido.
La decisión más díficil
Kuczynski, en un mensaje a la Nación la noche del 25 de diciembre, manifestó sobre el indulto que “quizás esta ha sido la decisión más difícil de mi vida. Se trata de la salud y las posibilidades de vida de un expresidente del Perú, que habiendo cometido excesos y errores graves, fue sentenciado y ha cumplido ya 12 años de condena”.
Todavía no ha habido una posición oficial de los vicepresidentes Martín Vizcarra y Mercedes Araoz
Y aunque reconoció que Fujimori “incurrió en trasgresiones significativas a la ley, al respeto por la democracia y a los derechos humanos”, subrayó que “también creo que su gobierno contribuyó al progreso nacional” e hizo un llamamiento a los jóvenes a no caer en el odio y pasar la página.
El propio Alberto Fujimori habló sobre su liberación, aunque sin pedir perdón a las víctimas y sus familiares. En un vídeo divulgado este mismo martes temprano, desde su cama de hospital, manifestó lo siguiente: “Soy consciente que los resultados durante mi Gobierno de una parte fueron bien recibidos. Pero reconozco por otro lado que he defraudado también a otros compatriotas. A ellos les pido perdón de todo corazón”.
Llueven las críticas
Antes y después de las palabras de PPK y Fujimori, las críticas ya se habían acumulado por parte de defensores de derechos humanos, políticos de su partido y periodistas que simbolizan la lucha contra la opresión a las libertades civiles llevada a cabo por Alberto Fujimori en sus 10 años de gobierno entre 1990 y 2000.
El Relator Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH, Edison Lanza, expresó sus lamentos en redes sociales: “Otro indulto a un condenado por delitos de lesa humanidad. No aprendemos más en América. Noche triste”.
En sentido similar se expresó José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch: “Quedará para siempre la idea de que su liberación fue una vulgar negociación política a cambio de la permanencia de PPK en el poder”. Hace varios meses Vivanco ya había indicado que “cualquier indulto u otra liberación política de Fujimori sería una bofetada a las víctimas de atrocidades en Perú”.
Por su parte Juan Sheput, congresista de Peruanos Por El Kambio, dijo que “la bancada no tuvo participación en la decisión”, mientras que Verónika Mendoza, excandidata presidencial del izquierdismo, cuestionó que “la reconciliación no puede hacerse negociando indultos ni impunidades bajo la mesa”.
En cambio, desde el fujimorismo -lógicamente- se aplaudió la decisión. “Después de casi 11 años de una injusta sentencia, fraguada con anticipación al juicio y desde el exterior, hoy se hizo justicia tardía”, afirmó pletórico José Chlimper, secretario general de Fuerza Popular. Por su parte, Kenji agradeció “en nombre de la familia Fujimori el gesto magnánimo”, mientras que Keiko apuntó que “es un día de gran alegría, han sido más de 10 años de espera”.
También desde el periodismo PPK ha recibido duras críticas. El periodista Gustavo Gorriti, secuestrado por orden de Fujimori en 1992 durante su autogolpe, escribió en las páginas de El País de España que “PPK perdió su credibilidad y consiguió el desprecio de la mayoría antifujimorista”.
La crisis política ha debilitado a Kuczynski a mínimos de aprobación tras año y medio en el poder
Y la reconocida periodista Rosa María Palacios, quien hasta el viernes defendió a capa y espada a PPK de los ataques del fujimorismo que pretendía desalojarlo del poder, opinó a través de su cuenta en Twitter que el presidente peruano es “un vulgar mentiroso”.
Especialmente a PPK se le recrimina que califique como “excesos y errores” a los delitos por los que fue condenado Fujimori: homicidio, secuestro y peculado.
Débil y con pocos apoyos
Hay interrogantes en torno a la débil posición de Kuczynski -con apenas 18 puntos de aprobación de su gestión- así como con lo que pueda ocurrir con el fujimorismo y el reacomodo del poder entre Keiko, Kenji y su padre.
Su mensaje anunciando el indulto, un vídeo de cuatro minutos de duración, grabado no en su despacho ni en un escenario navideño, sino en un plano muy cerrado, con una imagen católica de fondo y pésima iluminación, sugiere las urgencias de un presidente que pasó de ganar las elecciones basándose en el antifujimorismo, a refugiarse y aliarse con el propio Kenji, al menos circunstancialmente.
Tras el intento de destitución por su presunta vinculación con la corrupción de Odebrecht, PPK ya había perdido a su ministro de Interior, Carlos Basombrío, quien renunció por las acusaciones contra el Presidente en el caso Lava Jato.
La crisis política que ha debilitado a Kuczynski a mínimos de aprobación tras año y medio en el poder ahora no sólo se limita al escenario parlamentario, sino que también tendrá que enfrentar en las calles el descontento de la masa que rechaza y desprecia al fujimorismo.
Se espera una recomposición del gabinete de Kuczynski, que ya había sufrido varias bajas por la confrontación del fujimorismo. Y aunque todavía no se ha producido una posición oficial de sus vicepresidentes Martín Vizcarra y Mercedes Araoz, está por verse si seguirán adelante con el mandatario tras el perdón a Fujimori.
Por ahora pareciera que uno de los pocos guiños en favor de PPK vino del propio Alberto Fujimori, puesto que en su vídeo dijo que se compromete a “en esta nueva etapa que se abre en mi vida, apoyar decididamente su llamado a la reconciliación”.